De lectores que se vuelven videobloggers

  • Eduardo Barrios

Hace un par de semanas nos organizamos con dos grupos de estudiantes de nivel medio superior para realizar un ejercicio que ha despertado interés y expectativas entre ellos mismos y desde luego en quien dirige la actividad.

Como punto de partida establecimos una acción en común para resolver alguna problemática que se nos presenta en la vida cotidiana, esto es, la de utilizar video tutoriales de YouTube.

Es sabido que en la actualidad existen diversos canales de YouTube que orientan sobre diversos tópicos, desde cómo hacer un pastel hasta cómo desarmar una computadora, detectar un problema y solucionarlo. Lo mismo existen videos en ésta plataforma que orientan sobre literatura.

Sobre los últimos, comentamos en clase acerca de los “youtubers” que han dedicado sus canales a recomendar o por el contrario, criticar libros.

Estos grupos de jóvenes tuvieron como consigna desde el inicio del ciclo escolar, leer un libro, cuya avance sería expuesto ante el salón de clases con la sugerencia consensuada de que, quienes terminaran de leerlo, no comentarían el final. La intención es despertar en los demás el interés por las lecturas de sus compañeros.

Al contar el camino y todo lo que ello conlleva, los estudiantes dan pistas en sus relatos sobre la experiencia propia y lo que probablemente podrían pasar los demás de decidir emprender la aventura de leer un nuevo libro.

La estadística actual sobre índice de lectura en México, como siempre, varía de institución  a institución, principalmente por la metodología y la población que considera.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015 del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) , los mexicanos leemos en promedio anualmente 5.3 libros, hasta hace unos años llegábamos al penoso número 1 como promedio anual, algo ha cambiado pero, no lo suficiente.

La estadística de Conaculta coloca a México en el segundo lugar en Latinoamérica debajo de Chile cuyo promedio anual es de 5.4 libros.

A decir del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los mexicanos leemos tan solo 3.8 libros anualmente.

El dato lo arrojó su más reciente Módulo de Lectura (MOLEC), levantado en los primero veinte días de febrero del presente año.

La diferencia radica en que Conaculta incluye a la población de 12 años en adelante, mientras que el INEGI considera a los adultos a partir de 18 años.

La Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura realizada por IBBY México y Banamex en 2015, indicó que 8 de cada 10 mexicanos leen y que 5 de cada 10 leen libros impresos.

Cabe destacar que son relativamente recientes los esfuerzos por medir los índices de lectura en México, lo que en general, ha ocasionado críticas de diversos sectores quienes no dan crédito a las cifras por su elevado optimismo.

Ante el panorama de lectura y los elevados índices de analfabetismo en México (97% de las personas de 18 años en adelante, según INEGI), no queda más que pensar en otras formas que vayan más en una lógica de producir lectores que, eventualmente, escriban, como para dejar de centrar la estrategia en la alfabetización.

La idea de “atreverse a” parece que indica dos posibles resultados: éxito o fracaso, si por el contrario, decimos que es mejor pensar en “vivir la experiencia de”, nos ayudaría a olvidarnos por un momento de aquella dicotomía y comenzar a disfrutar el camino. Suficiente es el hecho de estar sujetos a demostrar competencias todo el tiempo, como para hacer de la lectura, que constituye en sí un acto liberador, una celda opresora y sinónimo de hostilidad.

Por el momento me he divertido mucho con la entrega de los videos de estos estudiantes, que se las han ingeniado para compartir sus experiencias.

Cabe destacar que los videos serán compartidos en una segunda etapa, posterior a la revisión y retroalimentación.

Clave digital

Lo dije en mi cuenta de Twitter y lo reitero, como miembro de la comunidad universitaria de la Universidad Veracruzana y particularmente de la facultad de Comunicación, me indigna profundamente la noticia del asesinato de Génesis Urrutia Ramírez, así como la de Alan Arroyo Padro, Octavio García Baruch y miles de seres humanos desaparecidos y muertos en formas salvajes.

Dejaron sin vida, además de sus cuerpos, cientos de sueños de jóvenes, que como muchos en el país, forman parte, ahora, de la estadística negra de la violencia que no deja de azotarnos y recordarnos que seguimos por un camino equivocado como sociedad.

Nada justifica un asesinato, quien diga lo contrario entonces que proponga suprimir las leyes como forma de dirimir nuestros conflictos, por más siniestros que estos sean.

Todos los sectores trastocados por la muerte que llega como asesinato. Con todo esto, sociedades que marchan para quitar derechos a otros y no exigir respeto a los que se empeñan en quitarnos. El retrato de la irracionalidad y contradicción, seres humanos, que exceden los límites de su propia equivocación.

Así las cosas. Lo invito a que me deje sus comentarios en mi cuenta de Twitter @EduardoBarrios_, allá hablamos #DeTodoEnDigital.