El nuevo (viejo) chico del pueblo

  • Alberto Delgado

Ya pasó la borrachera electoral, la “fiestota de la democracia”, ya casi pasamos la cruda, estamos a punto de despedir a los “gorrones”… ¿y ahora qué?

Ayer le dieron la constancia de mayoría a Miguel Ángel Yunes Linares, lo cual lo acredita como Gobernador Electo. Muchos dicen que no es la primera vez que gobierna, porque ya lo hacía cuando era Secretario de Gobierno, mientras Patricio Chirinos consumía cantidades desbordantes de alcohol y se desentendía de la administración pública, cosa que ha seguido haciendo diligentemente. Uno de los argumentos más fuertes que daban quienes llamaban a no votar por Yunes Linares, era precisamente ese: cuando era Secretario de Gobierno era un perfecto represor, y gracias a él tenemos la estructura de los “orejas” y “espías” e “infiltrados” y todas esas cosas tan bonitas de las que dispone nuestro gobierno estatal para hacerse los interesantes (y para perseguir, amedrentar y esas cosas que hacen)

Así que el muchacho nuevo no es tan nuevo. Es más bien un viejo conocido. Pero ahora llega en unas circunstancias completamente diferentes, lo que lo hace potencialmente interesante y peligroso: “Ese muchacho es loco”, me dijo un amigo que lo conoce bien, y pues tampoco hace falta tener poderes extrasensoriales para darse cuenta de eso. Se ve que es “loco”. Prueba de ello es que estuvo tomándose fotos con todos (literalmente todos) los que quisieron tomarse fotos con él ayer después de su mensaje. Casi me recuerda al populismo de un tal Fidel Herrera. La diferencia, tal vez, es que Fidel cae bien.

Ya quedamos en algo: El nuevo (viejo) chico del pueblo “es loco” y “cae gordo”. Ahora vayamos a lo que lo puede hacer interesante: viene de un proceso electoral en el que si algo quedó claro, es que la ciudadanía ya sabe cómo mandar al diablo a tipos locos (y gordos). Por otro lado, todos sabemos que si todo le sale bien a Yunes Linares, alguno de sus hijos será candidato a gobernador en 2018. Eso va a pasar únicamente si cumple con lo que prometió en su campaña. Y va a estar bien difícil, porque abrió su gran boca muchas veces para prometer cosas que no se ven fáciles de cumplir.

Ayer, después de recibir su constancia de mayoría por parte del OPLE, caminó hacia la Plaza Regina rodeado de lambiscones para dar un mensaje a los ciudadanos y lo primero que dijo, cuando usó el micrófono, fue: “Agua”. Yo diría “¡AGUAS!”,  porque el nuevo (viejo) chico del pueblo es un tipo de cuidado. Aunque también tengo que decir que no seamos pesimistas. Hay que aceptar que el triunfo de la alternancia en un proceso electoral representa un triunfo psicológico, no es poca cosa, corrimos al PRI y de no haberlo hecho en esta ocasión, dudo que hubiéramos podido hacerlo en un futuro cercano.

Lo que le estoy diciendo, para acabar pronto, es que como ciudadanos, afortunadamente, estamos aprendiendo a jugar en esto de la democracia. Ahora sabemos que una parte ineludible de los procesos democráticos tiene que ver con nuestra participación. Y nuestra participación no sólo tiene que ver con expresarnos en las urnas, sino en todos los espacios a los que tenemos acceso. Hoy más que nunca, el gobernante de Veracruz está siendo observado y evaluado todos los días por una sociedad que ya no se cree tan fácil todas las cosas que la clase gobernante le dice. Hasta hace muy poco la gran mayoría de los medios de comunicación le decían “El Perro” a Yunes Linares. Eso ahora va a ser difícil que lo veamos. Mientras tanto, lo que digo es que seamos optimistas, que vayamos a lo nuevo con gusto, pero lo invito, amable lector a  que mantengamos la correa corta y firme, porque este perro sí que nos puede morder y dejarnos hasta sin zapatos.

Lo bueno de: El mensaje del nuevo

Ayer lo más importante del mensaje de Miguel Ángel Yunes no fue nada de lo que llevaba escrito en su discurso. Lo más importante fue el grito de todos los presentes exigiendo “¡Cárcel, cárcel!” para Javier Duarte y su pandilla. Yo le pido, amable lector, que no le quitemos mérito a nuestro actual gobernador. Su enorme y eterna sonrisa, su nulo carisma, su pésimo trabajo, sus deditos gordos tuiteando babosadas, sus bonitos desvíos de recursos, sus pésimos chistes y sus nefastas amistades han logrado lo que ningún gobernador había logrado hasta ahora: ponernos de acuerdo a todos (en su contra). Gracias a él, todos estamos de acuerdo en que lo que más hace falta en Veracruz es algo parecido a la justicia, y será tarea del chico nuevo llevarla a cabo. Ojalá sea capaz.

Y hablando de chicos nuevos (viejos) mi recomendación de esta semana será un verdadero clásico: Una rola de The Eagles, “New Kid in Town”, que viene en el disco Hotel California, del glorioso año 1976.  Disfrute, y escuche el disco completo, no se va a arrepentir:

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