Expresarse libremente… sin tocar al poder

  • Eduardo Barrios

Es un deseable título para la clase política, un sueño, una aspiración, forma idónea para llevar a cabo el ejercicio del poder con la tranquilidad de que no habrá voces que asuman una mirada analítica frente a la serie de barbaridades a las que puede llegar un sujeto político, en el ejercicio del poder, vamos, a los que hacen la política, porque no debemos confundir lo político, con la política.

Recientemente tuve la nada agradable experiencia de una sutil sugerencia de “bajarle un poco” a la presentación de contenidos que pretendo hacer para un canal de televisión en Veracruz.

Quiero decirle que lo de sutil viene a cuento porque no hubo una violencia explícita, en todo caso un uso del lenguaje suave (que no por suave carente de violencia) invitando a no meterse en problemas con la excusa de que es temporada electoral, pese a que aquel contenido, que provocó la sugerencia, nada tenía que ver con la elección, sino al conocido caso del monumento que se levantara para honrar al “maestro”, Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila, quien fuera acusado de malversación de recursos y organización criminal entre otras cosas, en eso sí, es un verdadero maestro.

Quizá la relación que se encuentra es en la promoción del desprestigio al que llevó este actor político al instituto tricolor, o vaya a saber usted qué enredo retorcido se les haya figurado.

No es la primera vez que tengo una experiencia de estas características, ni creo ser el primero ni el último que la vivirá, lo cierto es que puedo decir desde la experiencia personal, que es un signo claro y evidente de que el control de medios es un mal que tardará mucho en borrarse de nuestra vida, la que supuestamente es democrática, pero que rehúye a reconocer libertades.

Es sabido que gran parte de la evaluación de las democracias, se mide en relación a las libertades, ¿hasta dónde llegan sus límites y según quién?, habrá que indagarlo.

Un diagnóstico de lo que hoy sucede en los medios de comunicación en nuestro país, es otra forma de mirar los padecimientos de una sociedad cuya clase política ha tirado por la borda la historia y el progreso hacia un país verdaderamente democrático.

Así pues, el control y la cooptación de medios de comunicación es una constante, otra de las realidades del México que nos toca vivir junto con la criminalización y ataque a los comunicadores que suman, por lo menos en Veracruz, 17 muertos y varios desplazados.

Un enfoque teórico del control de medios

A propósito de este control y de la experiencia que le he compartido, quiero recordar en este texto algunas teorías sobre los medios de comunicación, las que particularmente destacan su control. Le advierto que la revisión es superficial, por lo que le invito a tomar una lectura autónoma si alguna resulta de su interés.

Desde la comunicación, podemos abordar el fenómeno con la teoría política-económica de tales medios y señalar el énfasis, a grandes rasgos, en la estructura económica de aquellos para garantizar ciertos privilegios que refuerzan las tendencias monopólicas de integración vertical. El resultado, entre muchos más: fuentes independientes marginadas.

Con la Escuela de Frankfurt, en donde se sostiene que la cultura de masas es el principal instrumento de control y que asegura la ideología de la clase dominante, vemos un poder tal, que tiene la capacidad de incorporar, incluso, a la más férrea crítica, dotándole un carácter comercial que debilita su fuerza y capacidad analítica.

En la teoría de la sociedad de masas se señala una interdependencia entre aquellas instituciones que ejercen poder, a los medios de comunicación los incluye entre esas instituciones, hay una tendencia aquí, a la producción de mensajes a favor de quienes poseen el poder político y económico.

No hay que perder de vista que los medios de comunicación constituyen una industria, una empresa, son a la vez, mediadores políticos que generan opinión pública.

Mirar a los medios de comunicación como actores políticos, es reconocer que los ciudadanos necesitan información plural, acerca de las diferentes propuestas existentes para formular sus preferencias.

Pero mirar a esos medios en su dimensión de control del poder, es asumir que los medios de comunicación y sus periodistas, tienen un papel fundamental en el terreno de la denuncia y control de las acciones de gobierno.

Cuando hablamos de un medio de comunicación propiedad pública, observamos una distancia notable entre su aspiración e ideal y las circunstancias que se dan en la praxis. Lo ideal es un medio público para la democracia, que no responde a las necesidades y visión política del gobierno en turno, sino que enarbola valores profundamente republicanos. Suena bien el ideal. A pesar de ello, lo cierto es que los contenidos de un medio público, forman parte de las políticas gubernamentales, su libertad editorial es sumamente reducida, incorporar voces con visión analítica, es tan solo una forma de aparentar una supuesta independencia que se desmorona al observar los tiempos otorgados a aquellas.

Alrededor de internet, todos organizan su propia lucha

Hasta ahora nos referimos siempre a los medios de comunicación tradicionales, sin embargo, hablar de los medios en internet, es un fenómeno cuya aparición ha permeado el control estatal y en ese sentido ha potenciado la libertad editorial, sin embargo, hablar de una plena libertad en internet, es falso, así como los profesionales de la información buscan nuevos horizontes en la ardua tarea de informar, el sector político hace lo propio, hoy la comunicación política en digital ha recurrido, como es su costumbre en medios tradicionales, al uso de mecanismos para garantizar la difusión de sus propios mensajes y por tanto, tratar de controlar lo que se conoce como tendencias o temas de actualidad en ciertas redes.

Esto último tiene que ver con la creación de bots o trolls que acompañan mensajes legítimos y libres de los ciudadanos que tienen acceso a internet y han habilitado un perfil en alguna de las redes sociales disponibles, lo que, sin duda, pone en entredicho esa anhelada libertad.

Muchas de esas cuentas, operan con una gran cantidad de seguidores que son ocupados para difundir los mensajes políticos o, por el contrario, el aparato gubernamental identifica ciertas cuentas para ofrecerles dinero a cambio de la propaganda en sus perfiles.

No hay medio que se salve, por eso la labor periodística es de suma importancia en el equilibrio de poderes. Sobre los medios digitales, no hay que desanimarse, todavía no ocurre una regulación como lo ocurrió en su momento con la radio o tv, que amenace ciertas libertades, me refiero a una regulación internacional y con amplia aplicación en terrenos locales. No por nada, las audiencias que disputó a los grandes medios, creando una hiperfragmentación, tienen como principal característica la preferencia por los contenidos on-demand, otra señal evidente de su necesidad de elegir libremente, ahora, lo que quieren o no quieren ver.

Desde un punto de vista jurídico, dice Miguel Carbonell, un destacado experto en derecho, a propósito de la libertad de expresión y el derecho a la información, que en América Latina es perfectamente aplicable la revisión y justificación de los derechos, pese a que Norberto Bobbio sostenía que, en relación a los derechos, no había que preocuparse por justificarlos, sino por procurar su plena aplicación y respeto.

Carbonell sostiene lo anterior al identificar el conservadurismo y el autoritarismo como males de los gobiernos latinoamericanos. Gran relevación de su diagnóstico.

Desde la comunicación política, dice Giovanni Sartori que la opinión pública se genera a partir de públicos bien informados que ejercen su libertad de opinar, decidir, votar y participar, pero el requisito básico, es que los candidatos y partidos puedan expresar libremente sus ideas políticas, la pregunta cabe, ¿cómo expresarse libremente en medios controlados?, si las premisas son ciudadanos ejerciendo su derecho a estar informados, y por ende, se requieren medios con libertad editorial, para poder dar cabida a las ideas políticas; no se entiende entonces, la idea de expresarse libremente sin tocar al poder.

Usted qué piensa, lo invito a que me deje sus comentarios en Twitter por mensaje o DM a mi cuenta @EduardoBarrios_, allá hablamos #DeTodoEnDigital.