La reforma energética se llevó a cabo no sólo por la inconcebible corrupción de los políticos, sino también por la indiferencia de la población, el abandono de principios nacionalistas y la inexistencia de aquello que los activistas de los 60 y 70 llamaban “conciencia de clase”, que ya no existe, desapareció tragada por el espejismo de una sociedad poco ocupada en lo fundamental, y absorta en el mercantilismo que fomenta la televisión.
También se consumó porque los brotes democráticos han sido apagados por la clase gobernante priista y panista, porque cuando han aparecido esos atisbos democratizadores, como en las grandes movilizaciones producidas por Cuauhtémoc Cárdenas en el 88, se les ha socavado mediante el fraude, el pillaje y el cinismo electoral, que han derrotado las esperanzas del pueblo.
Y para no ir más lejos, apenas recientemente, las movilizaciones sociales a favor de Andrés Manuel López Obrador, las inquietudes e inconformidad de los chicos de Yosoy132, las protestas contra la reforma educativa, todo junto ha sido desoído por un régimen que vive para sí mismo, un oligopolio insensible y voraz que saquea los recursos públicos, se alía con los criminales y no representa, no se siente que represente, los intereses de la población.
Por eso es grato que en medio de este alucine en que vivimos, aún aparezcan expresiones que yo pienso que son legítimas, de ciudadanos destacados que cuestionan las decisiones oficiales. En Internet aparece un video donde artistas mexicanos reclamaron el derecho a ser consultados sobre la reforma energética. El video se titula Pregúnteneme#Art35.
Personajes públicos como Julieta Egurrola, Héctor Bonilla, Rebeca Jones, Gael García Bernal, Bárbara Mori, Eugenio Derbez, Edith González y muchos otros, demandan con lo que se supone es un grito desesperado, el derecho constitucional, consagrado en el artículo 35, a ser consultados sobre un tema de trascendencia nacional. Comienza pasando imágenes de los temas que más han atraído la atención en los años recientes, la mayoría por influencia de la televisión, con el apóstrofe “Los mexicanos estamos muy distraídos, pero hay algo que merece toda tu atención”.
Luego se escucha la voz del señor Enrique Peña Nieto diciendo “el Gobierno de la República hoy ha tomado una decisión trascendental para acelerar el desarrollo del país, si llevamos a cabo esta reforma bajará el precio de la luz y del gas, bajará el precio de los fertilizantes…”, palabras que son ilustradas con los rostros de sorpresa de varios artistas, hasta que aparece Gael García Bernal, quien exclama ¡ah chingao!
Sigue el presidente: “… y en consecuencia, nuestro campo producirá más, habrá más alimentos y a mejores precios”, han pasado 53 segundos y prosiguen los rostros de incredulidad. Damián Alcázar irrumpe para señalar: “yo quiero que me pregunten”, lo cual es repetido por muchos más actores y actrices, que hacen muecas y gritos estrafalarios, hasta el tiempo 1:19, cuando aparece el nombre del grupo, que es “El grito más fuerte”, con el logotipo, que es un rostro de perfil con la boca abierta en actitud de gritar.
Luego aparece una mujer que le pregunta al Juan Vargas de “La Ley de Herodes”, ¿le entendiste? Y él hace gesto como de qué onda, y luego la leyenda “Consulta ciudadana sobre la reforma energética”.
Con la reforma energética se rompe con esa columna vertebral del Estado mexicano, que estaba sustentada en los artículos 3, 27 y 123, todos de carácter social, que ya han sido modificados, además del 24, y se pasa a una etapa globalizadora donde serán los grandes intereses de las corporaciones multinacionales los que dictarán las reglas en la vida de la sociedad mexicana.
¿Traerá esto para el pueblo los beneficios que proclama el gobierno? No lo creo. Bastará echar un vistazo al comportamiento y las políticas que siguen las transnacionales petroleras para vislumbrar hacia dónde vamos.