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“Nuestros hijos se perdieron en algún lugar de México”

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Cuentan una historia en común, la última vez que tuvieron noticias de sus hijas e hijos, fue cuando atravesaban México.

Amatlán de los Reyes, Ver.- Las madres centroamericanas cuentan una historia en común, la última vez que tuvieron noticias de sus hijas e hijos desaparecidos fue cuando atravesaban México en su tránsito rumbo a Estados Unidos.

Es el caso de Kenia Cristina Cruz Gómez, salvadoreña, quien a los 18 años decidió cruzar la frontera, su motivación era una mejor vida, pero también huir de la inseguridad en su país.

Su madre, Rosa, se integró a la XIII caravana de madres migrantes que recorrerá más de cuatro mil kilómetros buscado pistas de sus hijos en 12 estados de México.

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Con la foto de Kenia colgada en el cuello, a Rosa la voz se le quiebra cuando recuerda que su hija quería ser enfermera, y buscando ese sueño desapareció en algún punto del país.

“La última vez que hablé con ella estaba en la frontera cerca de Texas, desapareció el 22 de mayo del 2016, me dijo que ya iba a cruzar, y nunca más tuve comunicación”, cuenta.

Este año 56 madres se integraron a la caravana para buscar a sus hijos, todas llevan la foto al cuello, y buscan algún indicio que le de paz a su incertidumbre.

Las fotos enmicadas coinciden en fechas, muchos tienen entre cinco y tres años desaparecidos, se fueron con un coyote que luego ya no contestó más el teléfono, varios de ellos se comunicaron por última vez cuando atravesaban Tamaulipas, el estado donde en 2010, 72 migrantes fueron asesinados.

Edy Gutiérrez, madre procedente de El Salvador, decidió tomar la caravana migrante por segunda vez, busca a su hijo Tony Armando Martínez, desaparecido desde el 12 de agosto del 2012 cuando salió con un plan: cambiar su vida.

Su última comunicación la hizo días después, le contó a su madre que estaba con un pollero en un rancho en Tamaulipas, cuando ella quiso saber más noticias, fue el pollero quien le contestó el teléfono y le dijo que Tony había escapado del rancho con tres salvadoreños más, de ahí todo ha sido silencio y dudas.

“Tenía 28 años, trabajaba en el campo, decidió irse por la pobreza, quería ayudarme, él iba por tres años, pero el sueño no se le cumplió”, relata.

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El caso de Yensi Omar Carmona es similar, su última ubicación fue Reynosa, Tamaulipas, su madre decidió sumarse a la caravana y pedir auxilio a las autoridades mexicanas para localizar a su hijo que ya cumple casi siete meses desaparecido, unos días después de que salió de Honduras.

La urgencia de localizar a Yensi es porque dejó tres hijas y una esposa, de oficio mecánico, era el único sostén de la familia, pero ahora nadie sabe si está vivo o muerto.

Sandra de Artiga, otra madre en la caravana pide a las autoridades respetar los derechos humanos de los migrantes, y tener humanidad, dice para que al menos los dejen hacer una llamada y avisar a la familia dónde están.

“No son delincuentes, no son secuestradores, solo buscan el sueño americano, porque no hacen investigaciones a fondo, seguramente porque es la misma policía quien los secuestra y los extorsiona”, lamenta.

Su hijo Salvador salió el 29 de julio del 2015, el último contacto fue un mes después cuando estaba en Sonora, desde entonces no sabe nada de él.

Al igual que los hijos de otras madres, quería un mejor futuro, ganar más de solo 85 pesos diarios y huir de la inseguridad que en su pueblo le impedía cruzar de un barrio a otro controlados por las pandillas de la Mara Salvatrucha.

Para estas madres, México es una esperanza, quizá alguien pueda ver la fotografía de sus hijos y dar una pista, un indicio que acabe con la incertidumbre y el dolor que las une para recorrer a bordo de un autobús azul miles de kilómetros por la ruta migratoria.

Avc

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