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La muerte es vida y una gran fiesta que tenemos que disfrutar: Antropológa

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Para la antropóloga Raquel Torres Cerdán, la muerte no es una cuestión de religión, sino una cosmovisión del mundo que nos pertenece a todos

Xalapa, Ver.- En esta temporada de “Todos Santos” hay que tener presente que la muerte es vida, y una gran fiesta “que tenemos que disfrutar todos porque la vida es de todos, no es asunto de religión, es asunto de cosmovisión del mundo”, expresa la antropóloga Raquel Torres Cerdán.

Ante el regreso con gran fuerza de la temporada de los fieles difuntos, puntualiza que lo más importante es que los jóvenes participen de esta tradición que hasta hace unos diez años parecía que moría ante la invasión de otras expresiones que venían de más allá del norte del país.

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De ello la comida es protagonista importante y vital de los altares de muertos porque es el alimento de los que se fueron y las familias lo saben, independientemente del lugar en donde se encuentren y del tipo de ofrenda de que se trate, que no es lo mismo que un altar.

“El altar es donde se exponen, se exhiben, se muestran y se veneran a los santos y la ofrenda es lo que se pone en la mesa a aquellos que se fueron, normalmente en las casas de las personas que siguen este ritual, lo que hacen es poner la comida que le gustaba a los muertos”.

A diferencia de otros años en que en una ofrenda solo se colocaba mole, arroz, frijoles, bebidas, frutas y tamales, lo que se observa en la actualidad es una profusión de alimentos que se ha ido enriqueciendo, incluso más de lo que el muerto hubiera querido en vida.

“Para México esta festividad ciertamente es la más importante en la gastronomía porque es la expresión de todas las comidas que hay en cada región, en un altar de muertos del norte del país no habrá las comidas que hay aquí, y al revés, entonces hay una festividad en donde se ve toda la riqueza de nuestras comidas en este tiempo y este momento”.

Torres Cerdán puntualiza la importancia de preservar esta tradición en la mente de niños y jóvenes pues como seres humanos la educación primero llega en el hogar y después en la escuela, que es la encargada de reforzar lo aprendido.

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“Uno podrá ver en la casa el altar, pero si en la escuela no me dicen que tiene que ver con mi identidad, que tiene que ver con un continuo de lo que somos en términos de país, entonces no va a pasar nada”.

Además, el que las escuelas ahora hagan una diferencia entre lo que es el Halloween y las fiestas de todos santos y de los fieles difuntos, está produciendo una especie de acoplamiento o acomodamiento de ambas en una misma expresión.

“Estoy observando en un altar que solamente hay negro y naranja y tiene que ver algo que se representa en el Halloween, antes había más profusión de colores, y no solamente dos, que pareciera que nos remiten a otras imágenes, lo entiendo porque son jóvenes, pero no sucedía eso”.

Y aunque ahora la gente gusta de disfrazarse y maquillarse en forma bella y perfecta, y pareciera que eso no tiene que ver con la tradición mexicana, la realidad es que sí: “Algo pasa en estos días que hace conexión con el maquillaje, que tiene que ver con la muerte, que tiene que ver con nuestro pasado”.

Avc

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