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Calendario en Tierra Blanca marca los días de su desaparición

Aquí, no se pintan cumpleaños ni días festivos; se cuentan los días de sufrimiento, de espera, de extrañar.

Un improvisado calendario de papel bond pende de una pared del Ministerio Público de Tierra Blanca. A modo de título lleva la frase: “Susana, Mario, José, Alfredo, Bernardo: Los seguimos esperando”. A un costado, la foto de los jóvenes. Y abajo, dos meses marcados: enero y febrero.

Es el calendario de los padres de los cinco muchachos desaparecidos en Tierra Blanca, y aquí, no se pintan cumpleaños ni días festivos.  Aquí, se cuentan los días de sufrimiento, de espera,  de extrañar, de impunidad, de no dormir; de abandonar el hogar, el trabajo, al resto de la familia, por buscar a uno de sus integrantes.

Son las 10:30 horas del domingo 21 de febrero, y el calendario marca el día 42 desde la desaparición de los jóvenes.  

A unos metros del calendario, Gloria de la O Santos, madre de José Benítez de la O, uno de los cinco desaparecidos, habla de los días marcados en rojo.

 “Son 42 días de extrañar a mi niño -como yo le digo-, y 42 días de pensar qué cosa fue de ellos. De estar aquí, esperando día y noche,  que en cualquier momento lleguen, o que alguien me diga: allá están, para irlos a buscarlos”.

El paradero de los jóvenes y el móvil de su desaparición se ignoran desde el 11 de enero pasado, cuando fueron abordados por una patrulla de la Policía Estatal.

En un informe emitido el 8 de febrero –día 24 desde la desaparición–, las autoridades hicieron público que en el rancho El Limón, municipio de Tlalixcoyan, fueron encontrados restos de dos de los cinco desaparecidos: Bernardo Benítez Arroniz y Alfredo González Díaz.

La noticia no trajo sosiego a los familiares de los desaparecidos. El padre de Bernardo Benítez ha sometido los restos a una segunda prueba para confirmar los resultados. Y la familia de Alfredo González rechazó determinar la muerte de su hijo a partir de una mancha de sangre.

El resto de los padres que durante mes y medio no han recibido indicios sobre el paradero de sus hijos, no están mejor.

En el campamento establecido en el MP de Tierra Blanca, Dionisia Sánchez Mora, madre de Mario Arturo Orozco Sánchez, contempla el altar religioso dedicado a los desaparecidos. 

 “Yo estoy en las mismas, de mi hijo no hay nada. Nada. Todo igual. El único avance es que se llevaron los restos de Bernardo a Argentina, pero de mi hijo, José y de Susana estamos igual”, dice Dionisia Sánchez, en una pausa a ese continuo mirar y mirar el altar.

Para esta mujer, los 42 días marcados en el calendario han sido una larga espera: “Hay desesperanza, angustia, mucho coraje, impotencia, de todo. De todo, y lo peor es no poder hacer nada, más que esperar”.

Carmen Garibo Maciel, madre de Susana Tapia Garibo, la única mujer y menor de edad entre los desaparecidos, describe las semanas marcadas en el calendario como “días de tortura”.

“La cabeza es un mundo, te imaginas desde una punta hasta la otra. Nunca dejo de pensar en lo que estoy viviendo, así esté rodeada de gente, mi mente siempre está con ellos. Estoy platicando, me río, pero de pronto, pienso: ¿Dónde están?, Cómo estarán?. Yo creo que el único rato que no pienso es dormida, nada más”.

Bernardo Benítez Herrera, padre de Bernardo Benítez Arroniz, dice que a 42 días de la desaparición de los jóvenes, lo más preocupante es que los informes sobre las investigaciones, comienzan a estancarse.

“Yo creo que ya van ocho o diez días, que incluso la propia Gendarmería nos repite lo mismo: seguimos en el caso, seguimos en el rancho, seguimos investigando,  y ya de ahí no salimos”, se queja.

La idea de trazar un calendario y pegarlo en la pared del campamento fue de José Benítez Herrera, padre de José Benítez de la O.

“Es algo para recordarme a mi, a las autoridades y a las personas que nos visitan, que no estamos desde ayer. Son muchos días de sufrimiento, y no tenemos nada”, dice.

El hombre, que cuando no habla con medios o gestiona ante las autoridades, acumula  horas caminando de la puerta del MP al patio central, ahora solo puede pensar en los resultados que les ofrecerán los peritos Argentinos sobre los restos de uno de los desaparecidos.

“Sí a caso se confirma que es mi sobrino, nos podrá peor al resto de los padres porque no tenemos nada, nos pondrá en más incertidumbre, nos pondrá mucho peor”.