Das Leben Der Anderen

  • Agustín Güiris
La Vida de los Otros recae en un bellísimo drama sobre el amor y la justicia.

La Vida de los Otros

(Florian Henckel Von Donnersmarck, 2006)

Aunque a primera instancia parezca un tanto extraño y hasta contradictorio, La Vida de los Otros, ópera prima de Von Donnersmarck, recae en un bellísimo drama sobre el amor y la justicia. Sus valores extrapolados a bandos opuestos nos hacen detallar las verdaderas razones del perdón y la gratitud; de la seducción del arte y la ternura que imprimen en la amplia soledad de quien acecha entre las sombras. De quien observa bajo mandos e intereses que no le corresponden o interesan y, por qué no, de nuestra latente debilidad ante la poética limitante de nuestras expresiones. Si bien el discurso que circunda el entramado obliga al espectador a tomar un cauce de encierro y tensión, las fauces finales pactan con la esperanza de un honesto obsequio de vida.

Situada en la Alemania Oriental de principios de los 80, nuestros personajes principales conforman un caótico triángulo de emociones encontradas que irán desarrollando, paso a paso, una bomba de presión a base de medias verdades, presiones políticas, crisis creativas y decepciones profundas que les revelarán a cada uno su verdadero ser, su real sentir y sus fronteras personales.

La articulación provista de una desconfianza encubierta genera ese halo de interés que enmarca y justifica la película. Y como en varios matices que se inscriben dentro de las pasiones más humanas, el deseo y el recelo se estropean  y estorban de una forma intrigante que complica la estadía de la paz y la armonía a cada movimiento.

Un alto rango del gobierno alemán mantiene una relación casual con una actriz de la compañía de teatro nacional, esta a su vez es pareja de unos de los dramaturgos más exitosos y fieles al partido. Sin encontrar la forma de hacerle caer, el alto mando contrata de manera privada a un espía de la Stasi (retirado que ahora se dedica a la enseñanza), cuya disciplina y metodología es meticulosa y obsesivamente ordenada como para hallarle o bien desarrollarle elementos al artista que pongan en tela de juicio su nacionalismo. Nadie mejor para el trabajo. Nada mejor que el absoluto control… No obstante, las diversas situaciones que se presentan ante el espejo social se van turnando hoscas para cada uno de los integrantes que coexisten en una vida a plena luz secreta. Los variopintos campos que habrán de erigirse enfrente suyo les ofrecerán nuevas oportunidades nunca antes cedidas o sentidas en el mundo en que se han criado y aprendido a estar.

La mano de Von Donnersmarck se nota fina, elocuente y pormenorizada en momentos clave de la cinta. Su propio guión es redondo y detallista: guía de sus propias acciones, acciones que logra hacer explotar de manera sutil pero con garbo y elegancia. El realizador, pues, nos aprisiona con cautela en su laberíntico juego de emociones acompañado siempre de una cámara invisible, mudo testigo de lo que ocurre en cada uno de los oscuros rincones. A base mayormente de tonalidades frías y colores apagados, la fotografía de Hagen Bogdanski nos genera un universo cuasi apagado, gris y débil en el que, a pesar de todo, un atisbo de esperanza habrá de aparecer hacía el final. Los elementos técnicos se inscriben entonces de manera idónea en la narrativa y dejan respirar el entramado a sus anchas. Tanto el montaje de Patricia Rommel como el diseño de Silke Buhr son prueba de ello, la manera en la que tejen los espacios, las formas y las emociones resulta ser distinguida y refinada.

Ganadora del Óscar a la mejor cinta extranjera en el año de su estreno, La Vida de los Otros enfrenta nuestras capacidades con nuestras aptitudes. Choca los anhelos con los destinos y los cambios no esperados. Nos demuestra que en toda doctrina -así sea la más reacia- puede existir un recoveco donde encontrar un halo de luz, un resquicio de aire y una certeza ante el futuro. Nos dicta que en toda oscuridad hay un respiro y un consuelo. Que a toda acción de ayuda hay un reconocimiento que si bien no puede ser gritado a los cuatro vientos, sí puede ser un honroso llamado bajo las sombras de la vida para poder seguir andando en ella con la frente honrosamente en alto sin importar el pasado.

La Vida de los Otros de Florian Henckel Von Donnersmarck

Calificación: 4 de 5 (Muy Buena)