Anahí Yopihua /

Cada miércoles por la noche, nuestro colectivo ciclista sale a rodar por las calles de Xalapa, probablemente ya te has topado con el contingente en alguna calle; si es así, ¿qué hacías en ese momento?, ¿caminabas, ibas en el transporte urbano, en un taxi o manejabas tu automóvil?

La mayoría de las personas en México hemos crecido pensando que caminar, tomar el transporte urbano, o manejar un automóvil propio, son las únicas formas de realizar nuestros traslados en la ciudad, y probablemente todos en algún momento de nuestras vidas hemos aspirado o deseado poder movernos de preferencia solo en automóvil. Algunos argumentarán que es por practicidad, porque su ritmo de vida no les permite viajar en transporte público o caminar, otros argumentarán que es una cuestión de estatus, ¿viajar en transporte público? Eso es para gente que no puede adquirir un auto.

A pesar de que el automóvil está posicionado en el imaginario colectivo como el medio de transporte ideal, hay que reconocer que nos ha causado ya varias problemáticas de espacio, de tiempo, de salud, de contaminación, entre otras. Si acostumbras moverte principalmente en coche y no estás de acuerdo con esto, piensa cuantas veces no has deseado encontrar, sin mucho éxito, un lugar de estacionamiento gratuito; o las veces que te quejas de no poder llegar a tiempo porque estás atrapado en un embotellamiento.

Frente a estas opciones que elegimos regularmente para desplazarnos, existe otra opción más saludable y económica que hasta hace poco no considerábamos: la bicicleta. Normalmente la bicicleta ha representado solo un instrumento de recreación o deporte; aunque siempre ha habido un segmento de la población que elige la bici para sus traslados, más por necesidad económica, que por hobby o moda. Si a esto aunamos que la mayoría de las ciudades no están diseñadas para garantizar el tránsito seguro de ciclistas, se torna difícil posicionarla como opción de transporte.

Sin embargo, hasta hace unos años apenas, se filtró en México el interés por el movimiento ciclista, con la intención de adoptarla y promocionarla como medio de transporte, sin distinción de género o condición socioeconómica. Bicitekas, uno de los colectivos ciclistas con más trayectoria y experiencia en el país, se propuso empezar a luchar por estos objetivos desde 1998; no obstante, este tipo de movimientos tienen ya un largo historial a nivel internacional, siendo Le Monde à Bicyclette uno de los pioneros durante los años 70.

Este movimiento ciclista, tenía ya desde entonces, el objetivo de sensibilizar, promover y reivindicar el uso de la bicicleta en Canadá; por lo tanto, aunque en Xalapa se puede considerar como un movimiento incipiente, a nivel internacional el trabajo de colectivos ciclistas tiene alrededor de cuarenta años, lapso en el que se ha consolidado como un verdadero movimiento social urbano.

El origen de estas prácticas sociales es inmemorial, y siempre habrá quienes no comulguen con la idiosincrasia de ellas en el momento en que surgen y toman fuerza; muy por el contrario, podrán pensar que se trata de un grupo de rebeldes o desordenados sin motivo, tal vez ignorando que el objeto de éstas está absolutamente respaldado por el legítimo derecho que tenemos todos a expresar y exigir las condiciones urbanas necesarias para el desarrollo humano pleno; se trata del derecho a la ciudad que todos, sin excepción, tenemos.

Este derecho, surgido a raíz de los movimientos sociales de mediados de los años 60 en varios países europeos, es un concepto acuñado por el francés H. Lefebvre, y desde entonces se han desprendido a partir de él, una serie de convenciones y tratados a favor de los derechos urbanos y humanos, impulsados por organismos e instituciones internacionales como ONU-HABITAT, HIC-AL, CTS EMBARQ, ITDP, entre otros; éstos, comparten publicaciones de estudios realizados por expertos en tales temas, y mantienen constantes convocatorias a cursos o eventos para apoyar, capacitar y en general fortalecer a individuos o grupos interesados en incidir en sus ciudades para lograr este cambio. Así que cuando veas nuestro contingente ciclista manifestándose en las calles, no nos desapruebes sin conocer nuestros fundamentos; tenemos una historia, derechos y personas preparadas que nos apoyan.

Si nuestras manifestaciones te han ocasionado algún inconveniente, no ha sido en tu perjuicio; nuestra lucha está orientada a exigir el buen gobierno, es un reclamo a ser considerados a través de esta expresión lúdica-mediática, porque queremos mejores modelos de convivencia espacial en beneficio de todos; no es solo una lucha para fomentar el uso racional del automóvil, no es el simple reclamo de infraestructura integral donde ciclistas y peatones estemos también contemplados; trata de la calidad de vida; es una apuesta por cambiar las actuales prioridades humanas, por regenerar las maneras de coexistir e interactuar con nuestro entorno; exigimos espacios urbanos donde todos tengamos cabida: autos, ciclistas y desde luego, peatones.

Luchamos en dos ruedas por la democratización del espacio, no rechaces o minimices nuestras acciones; respétanos, aliéntanos, o mejor aún, ¡únete a nuestra causa!

Estamos  logrando que los gobernantes se tomen en serio nuestra petición de invertir en ciudades que permitan una relación más armónica entre todos; día a día el movimiento ciclista crece y se fortalece, no te quedes sin descubrir esta experiencia. Atrévete a experimentar la ciudad desde otra perspectiva, disfrutando las ventajas de moverte sin necesidad de combustible, solo al ritmo de tus piernas: caminando o en bicicleta.