Yunes Linares: el saqueo, contado por los prestanombres
- Mussio Cárdenas Arellano
No cimbra, sacude Yunes Linares a Veracruz, describiendo la mecánica del saqueo, el helicóptero con los miles de millones, el rastreo de los cómplices, cara a cara con los socios de Javier Duarte, contada por ellos la historia del robo.
No cimbra a México —se reserva esa carta— ni a los clanes políticos, ni a las mafias en el poder, ni a Peña Nieto ni a los dueños del PRI, encubridores del ex gobernador, hoy prófugo de la justicia, corresponsables de la quiebra de Veracruz.
Remueve, sin embargo, las iras de los veracruzanos que enfrentan la crisis financiera y el baño de sangre, por un gobierno que desde los días de Fidel Herrera Beltrán se erigió en narcogobierno y que al ritmo de la violencia concluyó operando como un cártel, el Cártel de Duarte.
Su discurso sacude el recinto el Congreso, en él Miguel Ángel Yunes Linares, asido a la tribuna mayor, gesticulando con ademán severo, luego de rendir protesta como gobernador de Veracruz.
Su tono trasluce la intransigencia de quien se comprometió a llevar a prisión a Javier Duarte y no lo puede olvidar. “Ni perdón, ni olvido, ni habrá amnistía”, sentencia Yunes azul. “Habrá justicia”.
Ahí desliza que siendo aún gobernador electo, buscó a los prestanombres de Javier Duarte, los encaró, dialogó, reclamó, ironizó, les sacó finalmente la información crucial.
Supo de la trama, el retiro, el traslado, el centro de acopio, los depósitos en cuentas de la pandilla del ex gobernador, la compra de inmuebles en México y fuera del país. Supo del destino en centros de lavado. Quizá no supo que una parte del efectivo yace en bóvedas subterráneas en jardines de las mansiones de la mafia duartista.
Así documentó la mecánica del saqueo a las arcas de Veracruz.
Presume Miyuli que ha recuperado mil 250 millones de pesos, en dinero, en bienes, escrituras en mano, exhibiendo como trofeo el producto del hurto, las viviendas, un avión, ranchos y obras de arte… hasta ahora.
Día histórico para Veracruz. Concluyen 86 años del PRI en el gobierno y llega la oposición al poder, seis años después del fraude duartista, la imposición del delfín de Fidel Herrera, Javier Duarte, de mérito cuestionable, o sin mérito alguno como no ser su condición servil, dócil, manejable, un títere al que suponía su mentor que podría usar para extender su poder por otro sexenio. Y así tuvimos un gobernador loco y peligroso.
Día histórico el 1 de diciembre, cuando Yunes Linares rinde protesta y se compromete a cumplir y hacer cumplir la ley.
Luego se adueña del escenario. Lanza el discurso que rompe la tradición, que abandona la tersura, que riñe con la diplomacia, que se niega al acartonamiento.
Hay panistas a morir. Hay priistas por compromiso, diputados, delegados federales, Pepe Yunes, el senador, Héctor Yunes, su primo y rival, al que le permitieron pasar y luego lo humillaron por no tener donde sentarse.
Toma vuelo el gobernador y embiste a ladrón. Rastreó los bienes, las viviendas, los ranchos, la huella del peculado de Javier Duarte y los recuperó para Veracruz.
Pudrió el gordobés al gobierno. Cundió la corrupción en sus tres niveles, vendiéndose los diputados, vendiéndose jueces y magistrados, vendiéndose la estructura del ejecutivo, convocados Todos a violar la ley.
¿O alguien ignora —expresa Yunes Linares— que aquí, en este mismo Congreso, se negociaban los votos como un mercado para aprobar cualesquiera iniciativa que presentaba el Ejecutivo.
“Sí, aquí donde nacen las leyes, corría el dinero de la corrupción, que llenó las bolsas de quienes vendieron su conciencia y se hicieron cómplices del prófugo.
“¿Alguien ignora que el Poder Judicial sucedía lo mismo?
“¿Alguien ignora que la autonomía de los poderes fue destruida a cañonazos de corrupción?”.
Hace el relato, puntual, preciso, Gabriela Rasgado, brillante reportera en Xalapa, en Presencia:
“Con escrituras en mano, y un cheque por 250 millones de pesos de los 421 millones que recuperó la PGR, comentó que entre los bienes recuperados se encuentra la residencia ‘El Faunito’, ubicado en Fortín; una tercera parte del rancho ‘Las Mesas’ situado en Valle de Bravo.
“Así como otras propiedades que se encuentran en el puerto de Veracruz, Xalapa, Coatepec, Alvarado, Tlacotalpan, entre otras, que fueron incautadas al ex gobernador hoy prófugo de la justicia Javier Duarte de Ochoa, gracias a las averiguaciones que él hizo, en colaboración con la PGR.
“Asimismo, dijo que fueron asegurados varios cuadros de Siqueiros, Botero, Tamayo y puestos a disposición de la Fiscalía del Estado, misma que los analizará y de ser originales, quedarán a su resguardo.
“Informó a la par que se recuperaron dos aeronaves, un avión con valor de 3 millones 700 mil dólares, y un helicóptero de 18 millones de pesos, mismos que ya se encuentran en el hangar del gobierno del Estado.
“Expresó que además se cuenta con poco más de 300 millones de pesos en efectivo, con los que se pagará a los empresarios con los que tengan acuerdos legales, mismos que se hará a través de un fideicomiso que en breve se constituirá.
“También señaló que la madrugada del jueves suscribió un documento para que se inicien los procedimientos legales con el fin de recuperar 60 hectáreas de Coatzacoalcos que fueron indebidamente cedidas por Fidel Herrera Beltrán a Jesús Antonio Macías Yazegey, suegro de Javier Duarte de Ochoa, con un valor de mil millones de pesos (Parque Tecnológico Puerto México en la reserva territorial).
“Expresó que ha instruido a que se presenten las denuncias correspondientes contra el ex mandatario (Fidel Herrera) y todos los implicados en el caso”.
Habla Yunes del rescate financiero, al que se niega el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña. Veracruz, dice el nuevo gobernador, quiere justicia, no pide limosna.
Toca el tema del saqueo. Ofrece que “habrá castigo”. Tilda a Javier Duarte y a su grupo de banda delincuencial, “mafia que se vinculó desde 2004 con la delincuencia organizada, a la que le dio entrada a cambio de cientos de millones de pesos”.
Refiere Yunes azul que acudió a la denuncia penal y a la investigación privada. “Logramos penetrar la corrupción hasta la misma médula”, agrega.
Categoriza: “Gobierno al servicio de la delincuencia organizada y gobierno de delincuentes organizados”.
Cita la guerra de lodo en la campaña a gobernador. Cita los agravios y la calumnia. Cita el riesgo y el peligro al que los expuso el Cártel de Duarte a él, a Yunes Linares, y a su familia.
Detalla el rastreo de la banda y la revelación del saqueo: acudió a la PGR, buscó a los operadores de Javier Duarte, dio a conocer parte de la información —¿lo publicado en Reforma y Animal Político?— “para que supieran lo que teníamos”, caían los funcionarios cómplices, “caían las murallas que protegían el castillo de la corrupción”.
Y a partir de ahí cuenta la delación de dos de los operadores de Javier Duarte.
“Logré poner frente a mí al responsable del diseño de las estructuras financieras que lavaban el dinero que robaban. Me relató cómo le hacían para meter al sistema financiero cientos de millones de pesos que robaban cada mes. Yo sabía el origen del dinero: era dinero de los veracruzanos. Él me detalló el destino.
“Buena parte, no todo, fue a parar a las bolsas de Javier Duarte y su banda. (¿Acaso las cuentas bancarias del grupo peñista, lo que sí cimbraría a México?). ‘Yo era el responsable de la tubería para llevar el dinero de un lado a otro. Pero la tubería estalló porque le metimos demasiado’, me dijo con cinismo.
“Me pidió piedad porque debía llevar a Houston a su hijo enfermo. Le hice sentir que era una vileza que mientras él usaba recursos para llevar a su hijo a curarse al extranjero, niños veracruzanos habían muerto porque éstos habían robado el dinero de sus medicamentos. Hablo de Juan José Janeiro, uno de los cerebros financieros de la banda. Me dio información y me dio bienes, de los cuales daré cuenta y los pondré a disposición del pueblo de Veracruz. Hoy es prófugo de la justicia”.
A Moisés Mansur Cysneiro lo halló en Canadá. Es el truhán del video que exhibió el periodista Carlos Loret de Mola, en su espacio Al Despertar, en Televisa, empresa hoy antiduartista, antes duartista, callada y cómplice, a la que el ex gobernador le pagó mil 171 millones de pesos, dinero de los veracruzanos, en seis años.
Mansur Cysneiro era el prestanombre que pagaba las cuentas de Karime Macías, esposa de Javier Duarte, y adquiría para los ladrones que gobernaron Veracruz ranchos, departamentos, edificios, aviones, coches, caballos, obras de arte, joyas.
Sin escrúpulo, robaron el dinero para los servicios de salud, los medicamentos y para la infraestructura hospitalaria, y para los desastres naturales.
Y habla del “destino final de miles y miles de millones de pesos que se trasladaban en helicópteros oficiales para ser entregados en un edificio que ya tenemos localizado en la zona conurbada de la ciudad de México. La Fiscalía General del Estado profundizará en esta investigación”.
Protesta Yunes Linares y protestan, a su modo, los diputados de Morena. Triste, en silencio, es el reclamo de los diputados pejistas. Uno con una cartulina en que se leía: “Reforma laboral, no educativa. No más sangre para evaluar docentes”, y otro con una bambalina que fue colocada frente a las curules de la fracción morenista, con un pronunciamiento más impersonal: “Exigimos justicia. No a la impunidad. Veracruz ya no aguanta”. Y hasta ahí. Ni una interpelación. Ni un grito.
No se cimbra México. Se sacude Veracruz. Desencanta Yunes Linares a los amantes del morbo político, los que querían ver resuelto el acertijo, a Peña implicado en el saqueo a Veracruz, pistas del dinero desviado en la campaña de Peña Nieto, los amarres en Hacienda, la identidad de los priistas que lucraron con la reestructuración de deuda veracruzana, quizá algún recurso usado en la construcción de la Casa Blanca del presidente y su gaviota.
Su relato, sin embargo, es un esbozo del brutal saqueo a Veracruz, el robo de más de 100 mil millones de pesos, lo que el gran ladrón Javier Duarte, su familia, los Tubilla malos, lo amigos y cómplices, la red de prestanombres le arrebató a las arcas públicas.
Hizo hablar a los cómplices, cara a cara, y los obligó a devolver parte de lo robado.
Sólo falta que caigan Javier Duarte y sus 40 ladrones.
Archivo muerto
Fuerza bruta en el Congreso, irracional, contra invitados y periodistas que cubrían la toma de posesión de Miguel Ángel Yunes Linares, este jueves 1. Arribaba al recinto legislativo, sobre la calle Encanto, en Xalapa, cuando el área de seguridad, cual grupo de choque desplazó a la masa, más damas que varones, algunos en la tercera edad, que sólo pretendían saludar al nuevo gobernador de Veracruz. Traspasó la reja Miyuli y el cerco bloqueó la entrada de todos, de periodistas que cubrían el suceso, fotógrafos y camarógrafos que captaban el caos y la desorganización. Nadie más pasó. Ahí se quedó, incrédulo, el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, quien había dejado su vehículo a cierta distancia y se acercó al Congreso caminando. Una orden del interior del recinto le permitió pasar por una puerta lateral. Y con él el reportero gráfico de mussiocardenas.com. Una periodista de Coatzacoalcos, joven y de carácter, logró asestarle un puntapié a un miembro violento del IPAX que exhibía que se les forma para reprimir. No hubo vallas sobre la calle Encanto, libre el paso peatonal y sólo a cierta distancia se estableció el cerco vehicular. Y ahí estuvo el error. Sobraban, eso sí, los elementos policíacos de civil, con su corte de cabello militar, la rigidez al andar, recargados en paredes, sentados al filo de las banquetas. “No empujen. La gente me va cuidando”, se escuchó decir al gobernador Yunes pero el cuerpo de seguridad ni lo fumó. No tiene en su código el respeto a las personas y a la labor de prensa, algo de lo que habla con precisión la escritora Isabel Arvide en su entrega de ayer. Como si Javier Duarte siguiera ahí. Mal síntoma… Ni con calzador entró Héctor Yunes en el Congreso. Llegó al recinto, buscó su lugar y no halló espacio. Es la versión oficial y oficiosa. Algo, sin embargo, no encaja. Tres filtros se establecieron para acceder al Congreso: uno a pie de banqueta, otro en la explanada central y un tercero en la escalera que permite llegar al salón de plenos. En todos se verificaba el nombre del invitado. Algunos eran identificados como zona gris, nombre, lugar. Si Héctor Yunes Landa, el senador priista que le disputó la gubernatura a su primo Miguel Ángel y lo agravió en campaña —“es un enfermo sexual”, le dijo—, pasó tres filtros, fue verificado nombre, zona y lugar, ¿cómo es que en el interior del recinto su butaca estaba ocupada o le fue asignada a otro invitado? Ninguneado, desairado, terminó por retirarse, y con él el otro senador, Pepe Yunes Zorrilla, quien sí tenía lugar pero que mostró solidaridad por el apestado. Un día antes, fiel a sus frustraciones, Héctor Yunes —“Javier Duarte es mi jefe político”— difundió en un video las razones por las que habría de acudir a la rendición de protesta de Yunes azul. Y volvió a las andadas. Enumeró cuatro escenarios de Veracruz: el rescate de 450 millones de pesos que tenían en su poder prestanombres de Javier Duarte, la Marina continuará en tareas de seguridad en Veracruz, el gobierno de Flavino Ríos cedió de manera anticipada la Sefiplan al nuevo gobierno y la renuncia anticipada del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”, para que Yunes Linares proponga a quien encabece la Fiscalía. Otra rufianada hectorista. Las cuatro acciones son logros de Miyuli, no suyas. Y así pretendía ser tratado como gran señor. Milagro que no le escupieron y lo echaron a patadas… A gritos, con sorna, llamaban la atención de Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación y representante del presidente Enrique Peña Nieto, a las puertas del Congreso de Veracruz. “Aprenda a ler”, “No sabe ler”, ¿Cómo se dice: ler? Abordado por reporteros, Aurelio Nuño evadía todo. Se negaba a hablar, sabedor que el tema de su incultura lo volvería a atrapar… Tres presidenciables del PAN en la toma de posesión del gobernador Yunes Linares: Margarita Zavala de Calderón, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle. Ella, la mejor posicionada pero con el estigma de ser esposa del ex presidente, los muertos, la guerra contra el narco; Anaya, con la mejor cosecha de gubernaturas en una sola elección y con el escándalo promovido por el PRI en el que lo acusan de derroche y corrupción, a lo que ha respondido con pruebas contundentes en descargo, y Moreno Valle, con buena obra en Puebla pero cuestionado por el endeudamiento de más 70 mil millones de pesos, la represión a la oposición y sus demandas contra el periodista de la revista Proceso, Álvaro Delgado… Nada cambia. A diario hay levantones, extorsión, secuestros en el sur. Ahora fue en Acayucan y la víctima, Eunice Méndez Hernández, levantada el miércoles 30 de noviembre cuando se extinguía, supuestamente se extinguía, el duartismo. Y cuando se suponía que la autoridad habría de intervenir, lo único que se escuchó fue la intimidación de un imbécil de apellido Arenas diciendo que era grave divulgar las imágenes en las redes sociales. ¿Cuáles redes si se trató de un grupo cerrado, entre los que alguien, por supuesto, filtró el hecho al funcionariete de marras? Eunice Hernández en la indefensión total, en manos de secuestradores sin alma, pasivos, más preocupado en buscar a quién les descompone la imagen y no a quién priva de su libertad a los inocentes…