Veracruz y lo que viene: un inevitable tufo al blofeo y sus consecuencias
- José Luis Ortega Vidal
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Faltan menos de dos meses para que Javier Duarte de Ochoa entregue su sexto y último informe de gobierno: el 15 de noviembre.
Lo hará ante la LXIV Legislatura: dividida en tres grupos, con una minoría priísta, ya sin Juan Nicolás Callejas como domador y sin el aplauso y apapacho político garantizados.
Por ello es probable que Duarte de Ochoa ni siquiera vaya al Congreso y envíe a Flavino Ríos Alvarado a entregar el texto que -dicen- está listo.
La bancada de MORENA con el diputado coatzacoalquense Amado Cruz Malpica al frente podrá -6to Informe en mano- desglosarlo y compartir a los ciudadanos qué se hizo en el último año de un sexenio que termina con muertos y desaparecidos por doquier, con desempleo generalizado y en medio de una guerra mediática más que política entre la fuerza que se va y la que entra.
¿Qué acciones institucionales se realizaron…? Si es que algo se llevó a cabo.
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En términos de prioridad si me preguntan como ciudadano y padre de familia -amén de periodista- qué deseo del cercano relevo de poder en Veracruz lo resumiría así:
a) Cese de las muertes en general producto de una descomposición social e institucional por la guerra del narco que opera en complicidad con el aparato de gobierno
b) Alto a los secuestros
c) No más desapariciones, forzadas o no
Todo lo anterior se circunscribe en un primer concepto: Seguridad.
Cuando se hacen comparativos nacionales sobre el tema se utilizan variables equivocadas, manipuladas o no convergentes.
En su reporte de junio 2016 el Observatorio Nacional estableció:
“Colima, Guerrero, Morelos, Sinaloa y Chihuahua que lideran las tasas de homicidio doloso apuntando a una debilidad en las políticas de reducción de este fenómeno pese a que hemos tratado de enfrentar esta problemática por más de una década en México.” http://onc.org.mx/
En contraste -relativo porque no se trata de números sobre asesinatos sino sobre percepciones de jóvenes- el INEGI publicó en su boletín del 6 de julio del 2016:
“A partir de junio de 2016 la ENSU brinda, por primera ocasión, estimadores representativos de 42 ciudades de interés, más la Ciudad de México dividida en cuatro regiones (Norte, Sur, Oriente y Poniente). Un total de 43 ciudades de interés. En junio de 2016, las ciudades con mayor porcentaje de personas de 18 años y más que consideraron que vivir en su ciudad es inseguro, fueron: Villahermosa, Coatzacoalcos, Acapulco de Juárez, la región Oriente22 de la Ciudad de México y Chilpancingo de los Bravo con 95, 94, 93.5, 91.2 y 88.6%, respectivamente. Mientras que las ciudades cuya percepción de inseguridad es menor, fueron: Mérida, Tepic, San Francisco de Campeche, Saltillo y Durango con 30, 30.4, 36, 43.8 y 46.4%, respectivamente.”
http://www.inegi.org.mx/…/boletin…/2016/ensu/ensu2016_07.pdf
La prensa veracruzana realizó sus propios conteos en fechas más cercanas y aunque éstos variaron de medios digitales a impresos hubo una constante:
Sólo en agosto nuestra entidad presentó más de 100 asesinatos -la agencia Imagen del Golfo registró 135- lo que ubica al octavo mes del 2016 como el más violento del año en Veracruz:http://imagendelgolfo.mx/movil/resumen.php?id=41148192.
Por su parte, la reportera Maythe Morales -de Notisur- ha efectuado un reportaje sobre muertes violentas y se topó con más de 50 ejecuciones en la primera quincena del septiembre veracruzano. Notisur/18 de septiembre.
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¿Seguirá Veracruz por debajo de los índices de crímenes dolosos de Colima, Guerrero, Morelos, Sinaloa y Chihuahua?
¿Y Michoacán?
¿Y Tamaulipas?
¿Y Tabasco?
Estamos obligados a la aplicación de los métodos deductivo e inductivo para analizar, atender y entender el fenómeno de la violencia en México que con Enrique Peña Nieto, en concreto, ha crecido pero con Felipe Calderón Hinojosa nació y entró en una vorágine errónea y salvaje.
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Volvamos al caso de Veracruz: por momentos Poza Rica es más violento que Coatzacoalcos.
Hay días en que la zona Orizaba-Córdoba y sus nexos con la sierra de Tezonapa rebasan al norte y al sur.
Insisto todo es relativo y esto incluye las estadísticas.
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Un cuestionamiento clave: ¿cuál es el nexo de la demagogia con este panorama de muertos y desaparecidos?
Si partimos de la hipótesis de que el tema político es el origen de la problemática deducimos la protección de intereses económicos de alto nivel a cambio de la muerte de inocentes.
Más aún: se cubre esta realidad con el manto de la mentira trasladada y reproducida por medios de comunicación y la gran red digital.
Por tanto tenemos un futuro oscuro.
Dicho de otro modo: el pasado reciente de México -en lo económico- obligó a las élites a provocar una guerra inútil y de distracción contra el narcotráfico.
Se protegieron intereses financieros con un circo sangriento que ha pasado de un sexenio a otro.
El saldo es lo que conocemos: una guerra brutal, sin sentido y donde la gente más pobre es la más afectada: con desempleo, desapariciones, captación de jóvenes por parte del crimen organizado y muerte.
En el presente las Reformas Estructurales -fueron la meta de la oligarquía mexicana desde los sexenios de José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado hasta hoy- no funcionan porque siempre se supo que no funcionarían.
Se les diseñó para el mediano y largo plazo no para el corto.
Se dijo que su beneficio sería inmediato porque la clase política así actúa: con la mentira.
Se colocó a un Presidente títere para cumplir el protocolo y estar preparados para un sexenio de transición que a partir del 2018 podría devolver el poder al PAN.
Veracruz sería un paso con Miguel Angel Yunes Linares…o no.
Depende del comportamiento nativo.
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¿Qué viene? ¿Qué sigue?
En Veracruz puede ocurrir que a Javier Duarte de Ochoa no se le detenga nunca.
Habríamos estado, en tal caso, ante un show.
Simplemente un circo.
Podría no capturarse a nadie, ni siquiera a los más débiles entre sus cómplices y si cayeran algunos seguiría siendo un mero espectáculo como la escena donde el actual gobernador se detuvo en un puesto de revisión de la SSP para que “lo checaran y comprobasen que todo estaba en orden”.
A ese grado de ridiculez ha llegado la disputa mediática entre Javier Duarte y Miguel Angel Yunes.
La captura de Javier prometida por Miguel Angel no depende de él, sino del gobierno federal y de la coyuntura política de dos años que será sumamente difícil.
Es decir, las cosas pueden empeorar en lugar de mejorar.
Yunes Linares y el PAN/PRD ganaron la elección del 5 de junio del 2016 pero no han ganado guerra alguna porque en el fondo no habría ninguna guerra entre el PAN y el PRI.
Son lo mismo. Piensan igual. Defienden los mismos intereses elitistas y lejanos a los afanes populares, masivos.
Podríamos estar ante un gatopardismo: la derrota del PRI en Veracruz y el triunfo opositor servirían para que todo siga igual.
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Las respuestas concretas están en el segundo y tercer deseo: el mejoramiento económico y la estabilidad social y política del país y entidades sumamente dañadas como Veracruz.
Sólo que estas condiciones no se obtienen en dos años ni con declaraciones, periodicazos o arreglos de mesa del poder.
Añadamos el deseo de Justicia.
¿Cuáles son las cartas de Miguel Angel Yunes Linares?
La UV no está representando ninguna porque no es la Universidad Veracruzana la que está armando el Plan de Gobierno 2016-2018.
Son grupos de poder ligados a la UV y proyectos de protagonismo los que se han aliado a Yunes Linares, lo cual es distinto.
Es Francisco Monfort Guillén.
Sara Ladrón de Guevara ha puesto la autonomía de la Universidad Veracruzana en en la mesa.
El Congreso estará fuera de su control.
Enrique Peña Nieto está jugando con Tirios y Troyanos.
Hay, pues, un lamentable tufo a blofeo.
Como nunca: deseo profundamente estar equivocado…