Variables para un análisis sobre la violencia en Veracruz

  • José Luis Ortega Vidal

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Cuando sumaban 16 periodistas asesinados durante el nefasto sexenio de Javier Duarte de Ochoa, escribí mi deseo de no convertirme en el número 17.

Hoy suman 19 colegas que han perdido la vida en condiciones de violencia y patentizo mi aspiración de no ser el siguiente, es decir el número 20.

Tal afirmación no se puede realizar sin el contexto del dolor que genera la ausencia de gente dedicada al mismo oficio: más allá de los elementos específicos de cada caso.

Y es que aún restan 2 meses con 26 días para que la actual administración estatal concluya y hasta el 30 de noviembre venidero podríamos vivir tragedias como la de Alto Lucero, jornadas infernales como las de Paso del Macho-Córdoba- La Tinaja-Nogales-Ciudad Mendoza y Orizaba y asesinatos cotidianos en el sur y norte de Veracruz.

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Los tiempos de Toribio Gargallo fueron funestos en la zona centro montañosa de Veracruz.

En sus pozos llenos de muerte oficialmente se encontraron 38 cadáveres aunque las versiones particulares y populares hablaron y hablan de 300.

A diferencia de otros caciques que controlaban asesinos a sueldo, Toribio mataba personalmente y se rodeaba también de sicarios que desaparecían gente como sacrificar gallinas para la comida: por placer mórbido; como respuesta a una psicología descompuesta; enfermos de odio a la humanidad y con el respaldo de un jefe que a la vez era protegido por el Estado.

El antecesor de Gargallo: Tomás Sánchez Ramos, “Tomasín”, fue también un pistolero eficiente que en 1978 acompañado por un grupo de hombres no superior a la decena se enfrentó a cuerpos de seguridad oficial con un saldo de 70 policías muertos en el rancho “El Mirador”.

Una versión distinta plantea que el grupo de unas 200 personas armadas que atacaron “El Mirador” estaba conformado por policías y soldados pero también por pistoleros disfrazados de militares que habrían sido contratados por rancheros enemigos de “Tomasín”, hombre leyenda en la sierra de Tezonapa y alrededores.

Meses más tarde Tomás Sánchez Ramos murió balaceado en el puerto de Veracruz.

Aquí cabe la pregunta: ¿hay una diferencia entre las décadas de los 70s y los 80s cuando –al amparo del Estado y la injusticia- proliferaron estos personajes con la docena trágica actual de Veracruz?

Habría que investigar a fondo las estadísticas pero hay indicativos de que las de hoy son mayores.

Es decir, hoy habría más muertes en la zona centro de Veracruz comparadas con las ocurridas durante la época en que operaron ahí Tomasín y luego Toribio Gargallo.

El mismo comparativo habría que hacer en la zona centro ligada al puerto de Veracruz y Paso de Ovejas con Felipe “El Indio” Lagunes y en la primera época de poder de Cirilo Vázquez Lagunes en Acayucan y la región Sur durante los años 80s.

Va un dato: sólo en agosto del 2016 Veracruz habría sufrido 135 muertes violentas en todo su territorio, mientras que septiembre ha empezado con un ritmo semejante.

Los meses previos, esto es de enero a julio del 2016, la cantidad de muertes en Veracruz resulta espeluznante.

Oficialmente se habla de 80 a 90 en promedio.

Extraoficialmente se afirma que cada mes mueren más de 100 veracruzanos asesinados.

La diferencia estriba entre los casos que se denuncian y los que no.

Y claro, los asesinatos que se investigan y los que se archivan.

Y los casos que son desapariciones forzadas y no se registran como asesinatos.

Etcétera...

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Ahora bien, el tema de las estadísticas es una variable de análisis en torno al fenómeno de la violencia que no es privativo de las zonas Córdoba.Orizaba o la Sierra de Tezonapa; la ciudad de Veracruz y municipios aledaños; el sur veracruzano desde la cuenca del Papaloapan hasta Coatzacoalcos, pasando por Los Tuxtlas, Acayucan y terminando en Las Choapas.

Poza Rica se disputa un día sí y otro también el primer lugar entre las ciudades más violentas de Veracruz.

Papantla, junto a su majestuosa cultura milenaria, se suma al río de sangre; la huasteca veracruzana paga el precio de su vecindad con Tamaulipas: la entidad de Tomás Yarrington el ex gobernador prófugo por sus presuntos nexos con el narcotráfico.

Tamaulipas, el lugar donde nacieron dos cárteles: el del Golfo y los Zetas.

Tamaulipas, el lugar donde nació Juan García Abrego –también acreditó su nacimiento en Estados Unidos, donde purga 11 condenas perpetuas por tráfico de drogas- quien alguna vez tuvo nexos familiares con Playa Vicente, Veracruz.

Tamaulipas y Playa Vicente porque Juan García Abrego fue suegro de Marcelo Arróniz Serrano, presunto narcotraficante asesinado en diciembre del 2005 en plena cabecera municipal playavicentina.

Tamaulipas: la entidad que recibía los cargamentos de cocaína provenientes de Colombia y que pasaban por Coatzacoalcos.

Desde el antiguo Puerto México esta droga era manejada por el equipo de Osiel Cárdenas Guillén -sucesor de García Abrego en el Cártel del Golfo- y se enviaban por aire y tierra, vigiladas por policías federales.

Una vez en Tamaulipas la droga se distribuía en México y su mercado principal: Estados Unidos.

Contralínea.com.mx. Las operaciones secretas del cártel del golfo: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2009/08/30/las-operaciones-secretas-del-cartel-del-golfo/

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Guillermo Aparicio Lara “El Willy” nació en la zona de Córdoba y Omealca, Veracruz.

Miembro de una familia con antecedentes delictivos emigró hacia la zona del Caribe mexicano y se convirtió en el Z-34.

Se casó una mujer de origen brasileño con quien procreó hijos a los que condujeron a su bautizo el 9 de agosto del 2014 en Omealca, ubicada en la sierra de Tezonapa, Veracruz y colindante con Oaxaca.

Esa fue, durante los años 70s y 80s, la zona de refugio y principal área operativa de “Tomasín” y Toribio Gargallo.

Debilitada su fuerza en Cancún y alrededores el Z-34 se refugió en su tierra.

Volvía de la iglesia cuando un comando armado lo atacó en Mata Tenatito, Omealca.

Murieron “El Willy” y una hija de apenas 18 meses de edad; su alma apenas puesta en manos de Dios.

La madre del Z-34 quedó herida y luego se recuperó.

Su esposa se habría ido del estado –se dice que del país- con su hijo sobreviviente, gemelo de la bebé ultimada junto a su padre.

Otras personas de origen brasileño acompañaban a la pareja y se salvaron de morir.

Aquí tenemos otras variables para el análisis del fenómeno violento que vivimos:

a)    El narcotráfico

b)   Los antecedentes históricos de la violencia en zonas donde el abandono social, la lucha dialéctica por el poder y el fracaso de modelos económicos se imponen.

Veamos: la sierra de Tezonapa colinda con Oaxaca vía  la violenta área de Acatlán de Pérez Figueroa.

Oaxaca es más pobre que Veracruz y en esa agreste sierra veracruzana-oaxaqueña la gente ha vivido y vive del cultivo de caña que hace décadas dejó de ser viable como negocio generando desempleo y hambre.

Añadamos los cacicazgos como forma de control político.

Muchos veracruzanos y oaxaqueños apenas sobreviven con una economía de auto consumo y acostumbrados a la muerte y los balazos.

La migración y el envío de remesas es otra forma de sobrevivencia de quienes se quedan.

Sumarse al crimen organizado no es siquiera una opción: la mafia ofrece plata o plomo a niños, jóvenes y hombres que son necesarios en su ejército ilegal pero a la alza.

Esto es la Sierra de Tezonapa.

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Así como la policía federal de caminos es acusada desde años atrás de sus nexos con el narcotráfico, hoy en día sabemos que este fenómeno alcanza todos los niveles de gobierno, a todo el país y a las áreas de trabajo oficial completas.

Nada se salva.

El enriquecimiento ilegal, desproporcionado, de funcionarios estatales durante los últimos 12 años en Veracruz, incluyendo dependencias como la SEV, SEFIPLAN, SSP, SEGOB y la propia gubernatura, son ejemplo de una cuarta variable de análisis: La Corrupción.

Los aviones, las casas en el extranjero de Edgar Spinoso, las empresas fantasmas usadas en el saqueo de las finanzas veracruzanas, los negocios que volvieron millonario a Arturo Bermúdez Zurita, explican en parte esta historia sanguinaria sin perspectiva de conclusión.

La economía, pues, legal o corrupta, constituye una quinta variable para el análisis de referencia.

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En un Claroscuros previo informé que en el transcurso de la semana pasada había sido secuestrado el Presidente del Colegio de Contadores de Coatzacoalcos.

Una disculpa por el error: el secuestrado fue el presidente del Colegio de Abogados de la antigua población de Puerto México, licenciado Miguel Contreras González.

Ayer, lamentablemente, apareció el cadáver de dicho profesional del derecho.

Una víctima más de una sociedad cuya seguridad y tejido social se caen a pedazos.

Nuestro pésame para su familia.