Noé Zavaleta: huyendo de la muerte

  • Mussio Cárdenas Arellano

Del mundo sórdido, Noé Zavaleta huye. No quiere ser el periodista número 20 asesinado en Veracruz, amenazado e intimidado, increpado por el desenfreno mental de José Abella, y el asedio del aparato duartista, las Ginas, los Vicente, los Remigio, la escoria que embiste a los críticos del gobernador.

Por la vía legal los enfrenta, describiendo en su denuncia la violencia verbal del dueño del periódico El Buen Tono, lenguaje de pandillero, que reta e insulta, que exhibe graves limitaciones y pobreza intelectual, y los exabruptos vertidos en correos electrónicos usados por duartismo para descalificar, en tiempos electorales o fuera de ellos, a quienes exhiben el desgobierno de Javier Duarte.

Autor del libro “El Infierno de Javier Duarte. Crónicas de un gobierno fatídico”, Noé Zavaleta consigna el nombre de José Abella y refiere que su medio, El Buen Tono, recibió “jugosos tratos publicitarios” del gobierno de Veracruz. Y así es. Lo certifica la lista de medios acreedores que establece un adeudo con el rotativo de más de 600 mil pesos.

Ese fue el detonante. De “corrupto y coludido” no lo bajó Abella. “Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso, que chingue a su madre”, escribió en su muro de Facebook.

Y agrega:

“En su libro dice que yo recibí millonarios pagos del gobierno, que los presente, y sino que rechingue a su madre otra vez por hocicón ¡Ha de ser pariente del Mariposón”. La referencia es al abogado Jorge Reyes Peralta.

Lugo dice:

“Este tipo de periodistas, no traen nada bueno, para mí son repugnantes. Además, no ando buscando eso y menos en escritos de pendejos”.

De familia es el mal tono. Su hermana Paulina Abella lanza un exabrupto menos florido, igual de rasposo: “Ese periodista es corrupto! Fuchi”.

Paulina Abella es esposa de Carlos Guaraid, apodado LordCajuela desde que un video, difundido por el periódico El Mundo de Córdoba, lo evidenció huyendo de la escena de un incidente de tránsito en la cajuela de un automóvil.

Del viernes 5 al domingo 7, Noé Zavaleta enfrentó las andanadas de José Abella, su repertorio en Facebook, descalificación y amenaza, y el asedio de los bots duartistas.

“Por qué no me dices donde nos vemos, pinche idiota, valientito atrás de tu computadora, vete a rechinar a la puta que te parió”, retó el dueño de El Buen Tono.

Luego expresó:

“Espero me pases esas ‘millonarias’ transferencias en las que te refieres en tu pinche libro”.

Noé Zavaleta quiso razonar lo publicado, acreditar que de acuerdo con la lista de acreedores a quienes se les liquidarán adeudos con los nuevos fideicomisos creados por el gobernador Javier Duarte y avalados por el Congreso de Veracruz, El Buen Tono aparece con un pendiente de 696 mil pesos.

¿Qué fue lo que puso loco al panista José Abella? Un párrafo en el libro de Noé Zavaleta, consignado en la página 58:

“El diario El Buen Tono, propiedad del empresario panista José Abella —y con jugosos tratos publicitarios con el gobierno del priista Javier Duarte—, había sido atacado por una célula de Los Zetas en noviembre de 201. Esa noche de domingo, 15 sicarios llegaron a las instalaciones del rotativo en varios vehículos, los cuales rociaron con gasolina y les prendieron fuego”.

Abella no sabe leer. O de plano no leyó el texto del corresponsal de Proceso. Ahí no habla de millonarios contratos de publicidad sino de “jugosos tratos publicitarios”.

Siguió la andanada. Noé Zavaleta finalmente replicó:

“José Abella, el dueño del periodiquito ‘El Buen Tono’, aquel que se puso camisa del PAN, luego de Duarte y mañana probablemente la del PAN-Yunista, harto de no tener reflectores y sumido en la indiferencia mediática y política, ahora le dio por comprar pleito ranchero conmigo… No pienso sobajarme, ni ponerme de verdulero con este sicario mediático”.

Imposible centrar a José Abella. Sus exabruptos lo exhiben:

“Argüenderos, chismosos, pendejos, periodistas caducos!

“Hablan de mi y ponen un correo de mi hermano Salvador... y se dicen periodistas! a él lo bautizaron Salvador y a mi José, porque somos cada quien diferentes personas. Bobos.

“Y acúsenme también con articulo 20 y 21 y 22 y con la mamá de Fidel (se refiere a la organización defensora del ejercicio periodístico Artículo 19).

“Su corresponsal puede insultar, lo reto a golpes y sale corriendo que tiene miedo... que pregunte si Bermúdez dejó alguno o sino, que se compre un perro!.

“Zavaleta centavero! textoservidor”.

Otra:

“Retarlo a madrazos es amenazarlo y correr riesgo de muerte... pus como sino tuviera manos el pendejo reportero que piensa que puede insultar sin recibir retos. Si tiene miedo que se compre un perro. pinche inútil ese ni lo conozco!”.

“Así o más argüenderos y espanta pendejos?esa plataforma nacional de vinculación de periodistas, ha de ser igual al ‘colegio nacional de abogados penalistas’ del mariposon, cuyos miembros nada más son el mariposon y su Mamá!...

“Que me acusen también con Obama!

“Pinches su quehacer espanta bobos.

“Además al final de su escrito, ‘exigen garantías para la libre expresión’...

“Pues que entonces yo no puedo tener esa misma libertad de expresión de retar a golpes a un periodista por argüendero que me difamó?

“Entonces, Que alguien me explique!!!”.

Una más:

“Estos pinche bocones como el Noé Zavaleta de Proceso se la pasa escribiendo historias sobre la inseguridad y la muerte de periodistas, hasta un libro hizo el muy cínico y mírenlo en esta fotografía qué práctica tiene para empuñar las armas de fuego, por eso acaban como acaban (…) Quien miente?? Pinches reporteros hócritas (sic) y coludidos con el crimen”.

Lo de menos son los insultos. Lo grave es la amenaza. José Abella implica a periodistas con el crimen organizado, la criminalización oficial y no oficial, el sello del régimen. Dice:

“Y por último díganle a su corresponsal educado que dice que respondió con un buenas tardes, que les muestre completo el escrito para que les quede claro quien miente. Y respecto a los periodistas asesinados que refieren en la nota, que bajo su corto criterio, no pueden haber periodistas delincuentes? ese par eran delincuentes, y a esos ni muertos los respeto y mucho menos si eran periodistas coludidos con el crimen organizado”.

Es lo que bulle en la mente del propietario de El Buen Tono, sus alcances, su estilo de enfrentar la crítica, innegable sus vínculos con Javier Duarte, luego que acusara a su gobierno de no mover un dedo tras el atentado en que un comando le prendió fuego al rotativo y después lo exculpara.

Más siniestros son los Ginos, los Vicente, los Remigios. Abella es volado sin seso, los bots duartistas son perversos y mortales.

Sábado 6. Una lluvia de amenazas llegan vía correo electrónico desde cuentas ligadas al duartismo. En ellos relacionan a Noé Zavaleta con el crimen organizado, concretamente con la banda delincuencial de Los Zetas.

Acude el corresponsal de Proceso a la Fiscalía General de Veracruz y denuncia. Revela que  “Culín”, alias el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, pretende encapsular el conflicto con Abella como una bronca personal. Lo refuta Noé Zavaleta. Los agravios son de la autoría de beneficiarios de las prebendas de Javier Duarte. A Abella lo usan como esquirol, dice.

Hay una cuenta agresora: Noticias desde Veracruz. De ahí provienen las presuntas difamaciones. Usan también otra máscara. “Otras veces se ha hecho llamar Tribuna en Red, obra y gracia de Paco Vicente, ex jefe de prensa de Miguel Ángel Yunes Márquez y hoy asesor de Javier Duarte”. “El Chuletas”, como le apodan, terminó a la greña con el alcalde de Boca del Río, pirateándole información, señalado de vendido, entregado a la mafia duartista.

En la carpeta de denuncia 086/2016-pc también se cita a Laura Valencia y Georgina Domínguez, ex coordinadora de Comunicación Social del gobierno del Estado. Así lo consigna La Jornada Veracruz.

“Estas personas ya habían implantado campañas en mi contra desde el inicio del duartismo; asegurando que era gay, consumidor de drogas y después hasta que organizaba orgías”, dice Noé Zavaleta.

Gina Domínguez, la inefable vocera duartista, ha sido señalada en diversas informaciones periodísticas de auspiciar ataques a través de cuentas de correo sin que se identifique al autor de los señalamientos. Su relevo en la CCS, Alberto Silva, alias el Pato de Tuxpan, ofreció acabar con esa práctica pero el desenfreno siguió.

Cita el corresponsal de Proceso uno de los correos con tufo a intimidación:

“@zavaleta_noe dices que te amenazan solo para darte publicidad, pinche escritor fracasado... ya se donde vives”.

Lo envía, vía Twitter, un usuario que se identifica como @guarro_69. Su foto de perfil es un sujeto armado. Lo mostró Noé Zavaleta en su teléfono celular.

El “ya sé donde vives” es típico del asedio oficial, la táctica del miedo, sentirse vigilado, en los umbrales de la agresión, el levantón o el crimen.

Otro de los señalados es Remigio Ortiz Olivares, ex subsecretario de Seguridad Pública, brazo ejecutor del defenestrado Arturo Bermúdez Zurita.

“Anduvo preguntando cómo y dónde vivía. Además, quiere saber si algún político financió mi libro El Infierno de Javier Duarte, crónicas de un gobierno fatídico”, dice el corresponsal de Proceso.

“Que te vinculen con Los Zetas —agrega Noé Zavaleta— en un estado donde vivimos en anarquía total, donde no hay ley, donde incluso predomina el Cártel Jalisco Nueva Generación, sí te pone a temblar”.

Tilda la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas a José Abella como “una persona que tiene intereses políticos y económicos, además un problema mental psíquico”.

Pero a la CEAPP no acudió Noé Zavaleta por recomendación de Proceso. Es la CEAPP la máscara de Javier Duarte para simular que protege a los periodistas veracruzanos. Salvo Jorge Morales, el resto de los comisionados son convidados de piedra, anodinos y hasta aplaudidores del gordobés.

“Ya sé donde vives”, es el mensaje clave tras dejar que José Abella calentara el ambiente contra Noé Zavaleta. Si lo matan, el propietario de El Buen Tono carga con la culpa.

Así comenzó la tragedia de Rubén Espinosa, fotoperiodista, colaborador de Proceso, Cuartoscuro y AVC. Primero la intimidación, luego el exilio, finalmente su muerte, asesinado en el departamento 401 del edificio marcado con el número 1909 de la calle Luz Saviñón, en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México.

Con Rubén mataron a la activista Nadia Vera Pérez, quien también había huido de Veracruz; a la modelo colombiana Mile Virginia Martín, a quien la policía capitalina le imputa que detentaba un cargamento de drogas, sin habérselo demostrado en juicio, y que por robárselo había sido ultimada por tres sicarios; a la maquillista Yesenia Quiroz Alfaro, y a Alejandra Negrete Avilés, quien realizaba el trabajo doméstico.

Identificaron dónde vivía. Lo seguían. Lo encaraban, provocándolo, hablándole cara a cara. Un escolta de Javier Duarte lo tomó un día por el cuello y le espetó, directo, que dejara de tomar fotografías en una protesta o le ocurriría lo mismo que a Regina Martínez, también corresponsal de Proceso, asesinada en su hogar, el 28 de abril de 2012.

Rubén Espinosa se exilió. Sintió la muerte el 7 de junio de 2015. Tres días después se fue. En el DF —o ex DF— contaba su historia, daba entrevistas, describía el asedio de Javier Duarte a la prensa crítica. Un día, en un restaurant, un tipo lo reconoció. Le dijo que era el periodista que se había ido de Veracruz. Semanas después, el 31 de julio, fue asesinado.

Noé Zavaleta no quiere ser, como admite, el periodista número 20 asesinado en el Veracruz de Javier Duarte.

De ahí que huya de la muerte.

Archivo muerto

Mitómano o cínico, Javier Duarte lo mismo niega que admite, engaña o acepta. Sostenía que era ajeno a las propiedades del “falso general” Arturo Bermúdez Zurita en Woodlands, Texas. “No tenía conocimiento, como no tengo conocimiento del patrimonio de caca quien en lo personal. Ese no es mi trabajo y mi responsabilidad”, expresaba el jueves 4, tras revelar la periodista Carmen Aristegui que el entonces secretario de Seguridad de Veracruz poseía cinco mansiones en Estados Unidos. Cuenta ahora a Ciro Gómez Leyva, en Radio Fórmula, que sí, que sabía de las viviendas de Bermúdez Zurita. “Sí sabía de las propiedades —refiere Javier Duarte—. De hecho me comentó ' yo tengo estas propiedades que he venido adquiriendo por parte de actividades que tengo al margen de mi función como secretario de Seguridad Pública’. Cuando esto se da a la luz pública, él (Bermúdez) viene a mí y me solicita la renuncia”. Dos discursos, un mitómano, un cínico, el engaño que sale a flote, que exhibe al gobernador de Veracruz sin rumbo, chimoltrufio que un día dice una cosa y otro día dice otra, deslizándose en el tobogán de su tragedia. Sabía y sabe lo que detenta y ostenta Arturo Bermúdez, como sabe que en Woodlands hay desenfreno por adquirir mansiones, las de Edgar Espinoso, las de Mónica Macías Tubilla, su cuñada; la de su suegra, Yazmín Tubilla Letayf; las de los Mansur, las de José Antonio Bandín Ruiz, y muchos otros, los que compran y compran a un precio para vender a ellos mismos, con otras máscaras, a precio cinco o seis veces mayor, como rezan los cánones del lavado de dinero… Comparece Miguel Ángel Yunes Linares ante la Fiscalía General de Veracruz, acusado de enriquecimiento ilícito, la última patraña de Javier Duarte. Le recuerdan ahí que fue él quien pidió ser citado. Les responde el gobernador electo que aún así la Fiscalía sabe que carece de atribución para llamarlo a declarar, que no es servidor público en el gobierno de Veracruz o en alcaldía alguna en más de 25 años. Les dice que simplemente están violando la ley. Le son exhibidos los bienes que se le imputan. No declara pues sostiene Yunes azul que se trata de una cortina de humo para distraer, show mediático, y que sus bienes fueron exhibidos en su cuenta en redes sociales, lo que tienen y lo que tuvieron y vendieron. Suelta metralla el gobernador electo: es la Fiscalía “un brazo de la corrupción, no de la justicia”, y su función es “encubrir a los corruptos y perseguir a quienes los denunciamos”. ¿Qué hará ahora “Culín”, alias el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras: cerrar la investigación, consignarlo y solicitar orden de aprehensión? ¿Qué juez se la va a conceder? Inédito escenario: si por Javier Duarte fuera, tendría tras las rejas a Yunes Linares el 1 de diciembre, día en que debe tomar posesión como gobernador de Veracruz, con todo lo que implica romper el orden constitucional. Y Peña Nieto en Babilonia… Embuste y patraña, la llegada de la Gendarmería a Coatzacoalcos. No será enviada por la Policía Federal porque sus elementos se hallan en diversas tareas en el territorio nacional, sofocando conflictos, conteniendo la violencia que emana de la delincuencia y enfrentando la ira social. Hace pública la negativa el alcalde Joaquín Caballero Rosiñol y el cabildo de Coatzacoalcos. Así, pues, fue cuento aquel anuncio del gobernador Javier Duarte, previo a la elección del 5 de junio, engañando y sorprendiendo, jugando con el miedo de la sociedad, con la zozobra y la intranquilidad, el dolor de muchos, la angustia por los que un día fueron levantados y nunca más se les volvió a ver. No habrá Gendarmería que cuide al ciudadano y seguirá en todo su esplendor el imperio del crimen, la violencia impune, el actuar de las bandas criminales, que operan al amparo del duartismo, su aliado, con quien lograron cogobernar Veracruz…

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