Amable Lector: tal vez sea esta la última vez que nos leamos. Hoy desperté con un nuevo anuncio apocalíptico que me hizo saber que el 29 de julio tendrá lugar el Fin del Mundo (otra vez). No hay forma optimista de ver este asunto. Sacando cuentas, nos quedan cuatro días de mundo y algo habrá que hacer con eso.
Como en este espacio siempre nos apegamos a verdades científicas, no diremos que fue Mhoni Vidente quien presagió el desastre. (Aunque hay que decirlo, ante la contundente evidencia científica, Mhoni Vidente también respaldó esa teoría). End Times Prophecies (claramente una publicación científica seria) divulga por medio de un video en Youtube que el 29 de julio los polos de la Tierra se invertirán, las estrellas “correrán” por el cielo (como siempre) y el vacío creado por las oscilaciones de la Tierra tirará de la atmósfera alterando las temperaturas. Será como si el mundo entero viviera un día en Xalapa. Además de eso, las montañas caerán y las islas desaparecerán.
La verdad es que ya hemos sobrevivido a varios fines del mundo. Los que realmente recuerdo son el del Y2K, en el 2000 y el que “predijeron” los mayas en 2012. Al único que le veía cierto nivel de lógica era al del 2000, porque soy de la generación que creció viendo Terminator y de alguna manera a todos nos aterraba un poco que colapsaran todos los sistemas computarizados del mundo y se rebelaran las máquinas y eso. Lo de los mayas era interesante por folclórico, y porque hasta una película (malísima) hicieron sobre el tema. Mi error: no comprar las playeras alusivas a los fines del mundo. Uno debería sentirse un sobreviviente cada vez que un profeta se equivoca. Ya tendría en mi colección que sobreviví al Rapto, al Y2K, al Fin del Mundo de los Mayas, y, si lo logramos, al de End Times Prophecies.
Usted disculpará, amable lector. No soy supersticioso ni místico ni nada que lo parezca, pero de pronto es interesante jugar con la idea de que a uno le quedan cuatro días en el mundo. No porque vaya a morir, sino porque al mundo le quedan cuatro días. ¿Qué hay que hacer? ¿Emborracharnos cuatro días? ¿Abandonar todas nuestras posesiones materiales, arrepentirnos de nuestros pecados y congraciarnos con Dios (si creemos)? ¿Empezar a creer en Dios (si no creemos)? ¿Empezar a diseñar playeras (f*ck End Times)?
La verdad si supiera que efectivamente la vida en el planeta se acaba en cuatro días, pues la primera idea, la de emborracharse no suena nada mal. Si va a pasar eso de que Jesucristo baje del cielo en un caballo volador y se haga realidad la profecía del vidente paranormal Ricardo Arjona y el Norte se vuelva Sur y todo termine patas arriba, mejor estar borracho. Luego vemos cómo arreglamos el tiradero. Lo de abandonar las posesiones materiales no es tan bueno como suena. Mire, hubo una de esas profecías apocalípticas que terminó llamándose “El gran chasco” porque no pasó y la gente sí regaló sus posesiones materiales y luego andaban todos fregados (de ahí se volvieron Adventistas del Séptimo Día, y pues ahí están). Lo de empezar a creer en Dios (si actualmente no cree) tal vez le ayude si se acaba el mundo, pero se va a ver muy ridículo si no se acaba. Mejor no ande haciendo desfiguros. La idea millonaria es la de las playeras. Si lo hace, regáleme una, al menos por haberle dado la idea. No sea así (talla grande, negra, de ser posible. Gracias)
Sin duda las profecías son algo que nos encanta a todos. El morbo, la atmósfera que se crea cuando se lanza una nueva predicción, las ganas de que el profeta se equivoque y el juego con la posibilidad de que esté en lo correcto hacen al juego del futuro uno de los más interesantes. Y eso pasa a todos los niveles. Aquí en Veracruz, nuestras profecías preferidas últimamente tienen que ver con si veremos o no a nuestro (increíblemente aún) Gobernador tras las rejas. Y las bolas de cristal están con todo metiéndolo o sacándolo del bote. Aunque siendo realistas, con todas las cosas absurdas que el mismo Duarte ha hecho, más el espectáculo circense que han dado los diputados, Veracruz (con todo y Gobernador) está a un paso de que se cumpla cualquier profecía. Cualquiera.
Lo bueno de: el fin del mundo
Antes de empezar a hablar de cosas buenas, hagamos un paréntesis. Desde este espacio lamentamos profundamente el asesinato de otro reportero, Pedro Tamayo, que tuvo lugar en Tierra Blanca el miércoles pasado. No podemos cansarnos de exigir justicia, de exigir que en nuestro Estado se nos devuelva el derecho elemental de vivir en paz.
Si algo bueno ha dado nuestra fascinación por que el mundo se acabe, que ha generado un buen número de canciones. Todos hemos escuchado decenas de canciones apocalípticas o post apocalípticas, que, en su gran mayoría, tratan el tema de lo mucho que hemos maltratado a nuestro planeta, logrando su destrucción. Yo sinceramente quiero que el mundo no se le acabe a usted, querido lector, y pueda disfrutar de una gran rola de una institución del Son Jarocho, Mono Blanco, en su maravilloso disco con Stone Lips. Disfrute, que el mundo se va a acabar:
Viene el fin del mundo y usted sin seguirme en Tuiter: @albantro