Javier Duarte: basificación y quiebra financiera
- Mussio Cárdenas Arellano
Desquiciado, Javier Duarte quiere a Veracruz hundido. Le debe a bancos y al gobierno federal, a pensionados y UV, a proveedores y empresarios, 170 mil millones de pesos por pagar, y ahora consuma la quiebra financiera, con el aval del Congreso, basificando a su burocracia cuando no hay un peso en las arcas.
No basifica con sentido social. No basifica por otorgar seguridad laboral. No lo mueve hacerle justicia al trabajador, al que por años vive en la zozobra del cambio sexenal, a riesgo de acostarse con empleo y levantarse sin nada.
Lo sacude el miedo y la revancha, el temor a ir a prisión, el afán de provocar la parálisis financiera del gobierno de Veracruz, atando de manos a su sucesor, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, cuya promesa de cárcel acelera la descomposición mental de Javier Duarte.
Le ayuda la pandilla cómplice que mora en el Congreso, bien pagados los priistas, los verdes, las rémoras de Nueva Alianza, AVE. Su voto a favor, el de todos ellos, menos tres que se abstuvieron y uno en contra, tiene el signo de la infamia.
Basifica a su ejército sátrapa, subdirectores de mala fama, subalternos que bucean en el pantano de corrupción que fue el duartismo, los que trabajan y los que roban, los “aviadores” que no dan golpe y cobran, las barbies de palacio, privilegiadas que van del reventón a la cama y de la cama al reventón, reinitas que disponen de aviones y helicópteros del gobierno, que conviven, beben, bailan, juegan al amor y espían al adversario. Para eso da la nómina oficial.
Día crucial, el jueves 14. Día histórico, convertida la Legislatura en circo, maroma y teatro, animales y payasos, la burocracia duartista acarreada en horas de trabajo para hacer funciones de porra y “porros”, golpeadores algunos que retan e insultan, denigrando la sede que pisan, que evidencia que Javier Duarte, además de gris y mediocre, tramposo y rata, agravia la casa del Poder Legislativo de Veracruz.
Arranca el show con dos diputadas panistas encadenadas en la tribuna del Congreso local. Son María del Carmen Pontón Villa y Ana María Ledezma, que así intentan impedir la sesión, evocando a Fox en sus días de diputado con las boletas electorales pegadas a las orejas, o a Maquío encabezando la resistencia civil.
Ahí explican el atraco, la violación al proceso legislativo, el descomunal daño que causará la basificación pues no hay estudio de factibilidad financiera que revele que hay Recursos para pagar más nómina, rodeadas de periodistas, cámaras fotográficas, cámaras de video, denostadas desde galerías por los “porros” de Javier Duarte, tildadas de “perras” y de “putas” por esa burocracia cortesana, la runfla que pretende dejar incrustada en la nómina y en la estructura de gobierno el orate de palacio.
¿Quién le pide a Miguel Ángel Yunes que respete y honre a los diputados? Ah, sí, Mónica Robles, súbdita de Javier Duarte hasta que su gallo, Héctor Yunes, el que la designó coordinadora del fracaso electoral priista en el distrito 30, perdió la elección de gobernador. Nada replica la señora Hillman. Brinca porque al vetusto Juan Nicolás Callejas Arroyo le imputa Yunes azul ser una rémora del desgobernador, y deja que a sus compañeras de curul les griten los duartistas “perras” y “putas”.
Es un circo la Legislatura ese día. Javier Duarte lo atestó de sátrapas sin educación, pastoreados por “La Pulga”, un malandro golpeador tan podrido como el que lo envió.
Siguen ahí las diputadas encadenadas, al estilo perredista, y a su espalda, sus compañeros de bancada con una manta que expresa una sentencia: Diputado, Veracruz es tu jefe, no Duarte”.
Improvisa la pandilla duartista un nuevo escenario. Bajan una mesa y sillas. Las colocan en medio del pleno. Ahí sesionan, sin la secretaria de la mesa directiva, que es la encadenada Ana Ledezma. Su lugar lo toma Marcela Aguilera, fallida operadora de la Fiscalía y Sala Anticorrupción con los que Javier Duarte pretendía armar el blindaje que la cárcel, burlar la ley, no pagar por todas sus pilladas.
Hay gritos y protestas —resume el portal Plumas Libres— “y en medio de un conato de enfrentamiento entre diputadas de oposición y burócratas, que colmaron la sala de sesiones del Congreso, este mañana diputados del PRI aprobaron basificar a 7 mil burócratas, entre los que destacan directores de área, empleados de la oficina del gobernador, policías ministeriales y de la Fiscalía General y asesores de la actual administración de Javier Duarte de Ochoa.
“Con 29 votos a favor de los diputados priistas, tres abstenciones de Mónica Robles (PRI-Verde), Francisco Garduza (PRI-Verde) y Ricardo Ahued (PRI) y uno en contra de Jesús Vázquez González (Verde), aprobaron la basificación de burócratas que a decir de la oposición incrementará a mil 500 millones de pesos mensuales el pago de nómina a trabajadores de gobierno”.
Se reforma y deroga la Ley Estatal del Servicio Civil y de la Ley del Servicio Público de Carrera en la Administración Centralizada.
Dicho en cristiano, serán basificados los integrantes de la Oficina de Gobernador del Estado, así como los funcionarios que requieran de la aprobación de los titulares de los poderes de Veracruz, entre el director y el cargo o empleo de mayor jerarquía.
Serán empleados de base quienes realicen función de dirección, inspección, vigilancia, fiscalización, manejo de fondos o valores, auditorías, planeación, supervisión, responsables de los almacenes e inventarios, investigación, investigación científica, asesoría o consultoría, desde el nivel de director o equivalente hasta el cargo o empleo de mayor jerarquía.
O sea, serán empleados de base los espías de Javier Duarte, en cargos directivos, con mejor salario que ahora, los que impedirán que el yunismo azul y sus aliados perredistas tengan espacios.
Alcanza la basificación a los agentes y secretarios de la Fiscalía General, o sea la runfla de “Culín”, alias Luis Ángel Bravo Contreras. También beneficia a altos mandos de la Policía Ministerial y a miembros de la Policía Estatal. Son las mafias de “Culín” y del “general” de cero estrellas, Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública, cuyos elementos levantan inocentes y los entregan al crimen organizado.
Yunes Linares responde con una andanada y ofrece, una vez más, que a Javier Duarte le espera la cárcel, y con él a su pandilla, los 40 duartistas.
“Hoy se basificó la corrupción en Veracruz”, lanza Yunes azul, fingiendo que le duele el golpe pues sabe que la obra pública con recursos de origen federal no se detendrá. Usa, sin embargo, la pifia duartista para acrecentar el repudio social a Javier Duarte. Si ya es villano, la basificación de su burocracia lo hará más villano. Y si el PRI lo secundó, muy por encima de lo que pregone su nuevo líder nacional, Enrique Ochoa Reza, que cargue con el voto de castigo en la elección municipal de 2017 en Veracruz.
Su conferencia es el recuento de los daños, la lectura del impacto en las frágiles finanzas del gobierno de Veracruz.
Hay un dato apenas sabido. Y lo expresa el gobernador electo: de los 24 mil empleados que serán basificados, 15 mil son “aviadores”, amigos de quienes detentan el poder, que cobran sin trabajar, que son carga para el erario y que legalmente es peculado porque lesiona los recursos públicos.
Advierte Yunes Linares que hará efectivo el juicio político a los diputados que avalaron la basificación propuesta por el desgobernador y los llevará también por la vía penal.
Recuerda que mientras los pensionados y jubilados marchan por las calles en demanda de la mensualidad a la que tienen derecho, “Duarte decide no pagarles y en cambio determina junto con su cómplices del PRI y del Partido Verde subir un 37 por ciento las percepciones de funcionarios de su gobierno y adicionalmente intentar dejarlos para siempre en el cargo que actualmente tienen”.
Y se va a las cifras:
“Como consecuencia de las reformas aprobadas hoy, el salario y prestaciones de 257 subdirectores subirá de 34 mil 575 pesos a 47 mil 367 pesos, y en la misma proporción las percepciones de casi 25 mil personas que cobran en la nómina del gobierno, 15 mil sin prestar servicio alguno, es decir, son aviadores”, subraya.
Va por los diputados cómplices el próximo gobernador. Les hará juicio político. Los llevará a los tribunales por incurrir en incumplimiento de un deber legal. Pretende su inhabilitación por 10 años.
Javier Duarte es perverso. Primero quebró las finanzas y ahora basificó a su burocracia. Los basifica cuando se va, sabiendo que no hay dinero para pagar más nómina.
Es un contrasentido Javier Duarte. Cuando asumió la gubernatura aplicó un plan de retiro voluntario, ajustó el cinturón, recortó gastos. Después retuvo el 10 por ciento del salario del empleado. Menos trabajadores en el gobierno, más eficiencia.
A medio sexenio, cuando estaba en la “plenitud del pinche poder”, derrochando en festivales y fiestones, pudo atender la voz de los empleados de confianza. No lo hizo.
Basifica cuando el poder se le va de las manos, acorralado por la sentencia de cárcel yunista, olvidado por Los Pinos, balconeado por el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa, como uno de los gobernadores corruptos que provocaron la derrota del 5 de junio.
Basifica por rencor, reventando las finanzas del gobierno estatal, consumando la quiebra de Veracruz que tanto negó.
Nada peor que estar loco y tener poder.
Archivo muerto
Verbo y choro, cantinfleo puro el de Mónica Robles de Hillman. Toma el micrófono en el Congreso. Justifica su abstención en el tema de la basificación de la burocracia duartista. “No tuve —dice— la información para poder valorar los alcances de esta medida”. Y agrega: “No se puede aplicar una ley que se desconoce, bajo qué criterios se va a basificar que de verdad tenga la capacidad y el tiempo para que así sea”. Si el Congreso tiene un diamante, es Mónica Robles. Si el firmamento tiene una estrella, es Mónica. Si la fiesta tiene una #LadyCruditas, es Mónica. Su voto, según ella, es crucial, y el sentido que le dé lo debe saber todo Veracruz. No es extraterrestre pero vive en la luna, imaginando que su vinculación al duartismo se puede olvidar. “Todos los votos que he reflejado desde que inicié mi período como legisladora han sido siempre anteponiendo el bien de Veracruz”, pontifica. Verbo y rollo de la diputada por Coatzacoalcos pues el tema de la basificación de los burócratas duartistas no es laboral, es político. ¿Qué requería saber para votar? ¿Es tan difícil comprender que la basificación no se realiza para hacerle justicia a los trabajadores de confianza sino para reventar las finanzas del próximo gobierno, venganza pura, temor a que pueda accionar y Javier Duarte termine en prisión? ¿O será que no comprende que es letal basificar a 24 mil empleados cuando el gobierno de Veracruz está en virtual quiebra, debiéndole a empresarios y UV, pensionados y jubilados, Poder Judicial del Estado y OPLE? Cargar mil 500 millones de pesos a la nómina cuando hay un caos financiero, debiéndole a medio Veracruz y no poder ni querer pagar, no requería mayor reflexión. Votó en abstención Mónica Robles —o se abstuvo de votar— para no quedar mal que el gobernador que se va ni con el que está por llegar. Otra vez la succión… Con crisis o sin crisis, a Guillermo Ibarra le va de lujo. Asigna obras, controla contratos, en su mano los millones, quizá no muchos pero con los que hay le basta al director de Infraestructura del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Es el número dos, luego de Joaquín Caballero. Es el responsable de que la alcaldía produzca el botín. Sin las partidas presupuestales que retiene la Secretaría de Finanzas y Planeación, si acaso lo que llega por otros canales y por el presupuesto municipal, realiza Guillermo Ibarra las obras que generan “sobras”, diezmo, dinero líquido que no deja huella. Ahí sus compañías consentidas, como en sus tiempos lo hacía Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”—, quien hasta a sus empleados les asignó obra. Uno de ellos fue Bryan Carlos López Mendoza y otro Daniel Aguilar Avendaño, director de Adquisiciones y secretario de Obras Públicas, respectivamente…