Sucesión, “Mataviejitos” en los gobiernos
- Rafael Arias Hernández
A 7 quincenas para nuevo Congreso del Estado que debe exigir cuentas y perseguir delincuentes. Menos de 139 días del final legal, si no termina antes. Más escándalos en aumento, hasta el PRI y la PGR rechazan “la legalización de la corrupción” y “el paquete impunidad”.
Crece el tamaño del daño y siguen costosas arbitrariedades, ocurrencias y caprichos de último momento. Más destrucción y debilitamiento institucional. Fiscalizadores simuladores, cómplices y malhechores no deben quedar impunes. Miles de millones de pesos desaparecidos. Más evidencias de responsables y culpables. Más pobres, hambrientos, marginados e inseguros. Más inconformes, que protestan.
PRI en caída libre. PAN y MORENA en ascenso. Gobernador electo presente y persistente.
Ni pensión, ni compasión
Dicho pero no hecho, padecido y repetido. La deshumanización crece, sociedades de consumo enajenadas y dominadas por el egoísmo extremo y sin fronteras; y lo más grave, crecen mano a mano, junto a gobiernos irresponsables cada vez más especializados en afectar al más débil, desprotegido o en desventaja, incluso hasta el sacrificio.
Gobiernos de hoy, que notoria y decididamente pierden el sentido de la vida.
Nada raro que se caractericen por abandonar enfermos a su suerte; por manipular y auto promoverse, al dizque cumplir con sus ineludibles obligaciones de atender a los niños; por condicionar la orientación y atención incompleta a jóvenes; por ignorar debilidades y desventajas de minusválidos; y, desde luego, probados “mataviejitos” por desatender y hasta adelantar el sacrificio de ancianos.
Eso si en todos los casos, dispuestos a sacar provecho político y ventaja de cualquier tipo para asegurar que se les rescata, atiende o respeta en sus derechos, urgencias y padecimientos.
Dicen una cosa y hacen otra. Simular es el verbo.
Perdido el futuro, no hay presente
Lo sabemos desde siempre: si no se prevé lo previsible ocurre lo inevitable.
La historia de la humanidad, la recurrente experiencia individual y colectiva, todo indica que hay que pensar y planear lo que se hace, y hacer lo que se piensa y planea.
Muchas otras especies animales lo han aprendido y lo practican. El futuro esta hoy y, bien o mal, todo lo que se haga o deje de hacer tiene consecuencias.
En las cuestiones públicas ésta es lección que no se aprende. Repetimos y repetimos los errores hasta el cansancio o hasta el suicidio.
Innumerables aspectos públicos del gobierno, del bien común o del interés social se encarecen, complican o simplemente se vuelven irresolubles, por falta de visión, previsión o simplemente anticipación. Ya no digamos por irresponsabilidad, ineficiencia, ineptitud y hasta por corrupción y delincuencia.
En muchos sentidos de la política pública, somos todavía primates, con todo respeto a los parientes de la otra especie. Se comete el error lo demás son consecuencias.
Pérdida gubernamental del sentido de la vida
Llaman poderosamente a la reflexión y a la acción, oportunos y fundados señalamientos y comentarios recientes, consignados en leída columna, del Maestro José Pablo Robles Martínez.
“No quieren a viejitos en el IMSS El problema más grave del Instituto Mexicano del Seguro Social son las personas de la tercera edad, reconocido por el propio director general, Mikel Arriola Peñaloza…. Son los pacientes que ocupan camas y servicios durante meses o semanas. A esos adultos mayores no los quieren. Son los que generan mayor presión a las finanzas que implican el 80 por ciento del gasto total y que se incrementa un cinco por ciento cada año. La gente de más de 60 años son la pesadilla para los dirigentes del IMSS…”
El problema es muy serio y demuestra que no ha habido ni hay buena administración y tampoco consistente y efectiva previsión.
Se viven las consecuencias de improvisación, arbitrariedad e irresponsabilidad que, en verdad, tienen ya a muchas instituciones gubernamentales en monumentales y complejos problemas que de no atenderse y resolverse ponen en riesgo lo poco que funciona y los derechos de millones de trabajadores y sus familias. Y lo más importante muestra un cambio en la idea del sentido de vida que debe caracterizar a estas instituciones, a los gobiernos y a la sociedad misma.
“Mikel Arriola afirma: “No podemos seguir así, porque no va a haber unidades médicas que nos aguante una población enferma a los 50 años y que siga con padecimientos hasta los 80 y 85 años que es la edad de esperanza de vida que se espera en el 2050”. No son bien vistos los enfermos con diabetes, hipertensión, cáncer y daños cardiovasculares. En 1943, la gente se moría a los 48 años. Las personas se morían jóvenes. Ahora es diferente con el aumento del promedio de vida. “Las presiones del Instituto incrementan el gasto a ritmos superiores al ingreso”... El IMSS cuenta con 430 mil personas trabajando en diversas áreas para esa dependencia y de las 500 mil consultas que se brindan al día, 370 mil es para los individuos de la tercera edad”. (Imagen del Golfo.04,07.16)
En el fondo, el tema subyacente y dominante es la forma y actitud burocrática e institucional, convertidas en abierto descaro y práctica oficial, al considerar a los seres humanos desechables; menospreciarlos, mal atenderlos o de plano rechazarlos en lo que es, sin duda, tanto su derecho a ser atendidos, como a la vez, su ineludible obligación gubernamental, ya que la estructura y funciones de esas dependencias son producto de cuotas originadas por y para el trabajador y asegurados.
Olvidan, que lo que primero importa es el ser humano, las personas. Preciso, antes que todo, mantener y defender el sentido de la vida. O qué, ¿van a negar servicio, ignorar padecimientos y condenar a muerte?
Después de vejez…
Hay que vernos hasta donde estamos llegando. Acostumbrados a no prever, hacemos lo fácil aunque no sea lo correcto.
Asediadas y afectadas por toda clase de parásitos, de pérdidas y errores previstos e imprevistos, las instituciones siguen debilitándose.
Urge encontrar respuestas y para ello hay que regresar a su esencia, a lo que son o deben ser las cosas. Al prioritario sentido de la vida
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Actualmente es Investigador del IIESES y maestro de la Facultad de Economía de la UV.
Cuenta con Licenciatura en Economía, por la Universidad Veracruzana. Obtuvo mención honorífica Cum Laude. Maestría en Economía con especialización en Desarrollo Regional y sub especialización en Historia del Pensamiento Económico. Salt Lake City, Utah. USA. Diplomado por la U.V. en “Habilidades del Pensamiento”. Alta Dirección AD2 Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas. (IPADE). Becario en los programas Lincon-Juárez y LASPAU. Asesor académico y maestro de Enseñanza Media, Esc. De Bachilleres Noc. “Art. 3º Constitucional”, Xalapa, Ver. Maestro en la Facultad de Economía, y de la Maestría en Desarrollo Regional. Historia Económica, Desarrollo Económico, Desarrollo Regional, Taller de Investigación, Metodología, Habilidades del Pensamiento y otras cátedras. Maestro en “Técnicas de Debate” de la maestría en Acción Política y Administración Pública, de la Universidad Anáhuac. Xalapa, Ver.
Director General Técnico y Secretario General de la Universidad Veracruzana.
En el Gobierno Federal, fue Delegado Estatal de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en Veracruz, y Director de Desarrollo Regional en SPP. En el Gobierno del Estado de Veracruz ha sido Asesor Económico, Jefe de Prensa y Comunicación Social, Director General del Instituto Veracruzano de Cultura, Director General de Industria, Comercio y Estadística, Coordinador de Participación Ciudadana, Coordinador Ejecutivo del Comité de Planeación para el Desarrollo (COPLADEVER). SEFIPLAN, (2010)
Miembro de diversas Asociaciones Civiles y ciudadanas, como el Colegio de Urbanistas y Planificadores, el Colegio de Economistas; la Fundación Cambio XXI A. C.; y de la Fundación Colosio A.C. Colaborador de diversas revistas y publicaciones académicas. Articulista de diversos periódicos, y de otros medios de comunicaciones nacionales, estatales y municipales.