El que visitaba la casa del gobernador era Héctor Yunes

  • Mussio Cárdenas Arellano

Un Yunes solía visitar Casa Veracruz. A escondidas, camuflado, acordaba y se confrontaba, próspero el jaloneo y la tirantez con Javier Duarte que dio para una Secretaría de Protección Civil, posiciones y enclaves en el aparato de poder y la candidatura a gobernador. Era Héctor.

De incógnito llegaba el de Soledad de Doblado, entonces senador, apenas sabida su presencia en la casa del gobernador de Veracruz. ¿Era pecado? En esos días no.

Ahora tira lodo Héctor Yunes sobre Cuitláhuac García Jiménez, deslizando presuntos arreglos en las sombras, tocado supuestamente el candidato de Morena por la gran capacidad corruptora de Javier Duarte.

Ahora suelta el PRI, la prensa a sueldo, los textoservidores, el mismo gobernador, que era visitante asiduo Miguel Ángel Yunes Linares, candidato de la coalición PAN-PRD, ahí supuestamente acordado el desplome de la panista Josefina Vázquez en la elección presidencial de 2012.

Golpea así Héctor Yunes, El Bueno, a sus rivales de contienda, mostrándolos proclives al arreglo bajo la mesa, a espaldas de sus fans, punzante e hiriente la embestida que replican sus súbditos mediáticos, para sembrar duda y evidenciarlos proclives a la corrupción.

Niega Cuitláhuac que haya prueba alguna en su contra. Reta a Héctor Yunes a que muestre los videos de Casa Veracruz, testimonios, algo que certifique que algún día pisó los mosaicos de la residencia del gobernador.

Hace lo mismo Yunes azul, replicando que se trata de la misma treta, la estrategia de lodo que distingue a Héctor, El Sucio, cuyos escrúpulos extinguió cuando iniciaba su aventura hacia el gobierno de Veracruz.

De quien sí hay evidencia de sus visitas a Casa Veracruz es de Héctor Yunes, sigiloso su paso por el hogar oficial de Javier Duarte, apenas visto por unos cuantos, ojos discretos, voces discretas, que pudiendo hacerlo no revelaron cómo, desde febrero de 2015, el hoy candidato acudía, dialogaba y salía, él sí, más pesado de como había llegado.

Dan cuenta de ello Raymundo Jiménez, autor de Al Pie de la Letra, y Arturo Reyes Isidoro, en su columna Prosa Aprisa, a lo largo de 2015, cuando la tirantez por la sucesión casi provoca que la candidatura del PRI cayera en manos del duartismo.

Escribió Raymundo Jiménez, el 13 de febrero de ese año:

“Y es que si no era realmente Yunes Landa el que el lunes antepasado (febrero 2) llegó a la Casa Veracruz acompañado de Enrique Ampudia Mello, ¿quién era entonces el que iba con el secretario particular del gobernador Javier Duarte de Ochoa? Según ha trascendido, Ampudia Mello habría sido quien se encargó de operar la incorporación de Yolanda Gutiérrez Carlín como secretaria de Protección Civil. La comadre de Héctor Yunes rindió protesta este lunes 9 luego de que 23 días antes, el sábado 17 de enero, en la comida de Alianza Generacional realizada en el puerto de Veracruz, el propio Yunes Landa anunció a los cientos de simpatizantes ahí reunidos que Jorge Moreno Salinas, a quien presuntamente le habrían ofrecido primero el mismo cargo, no asumiría dicha secretaría de despacho”.

Luego diría Raymundo Jiménez:

“¿Cómo le hizo Ampudia para persuadir a Yunes Landa de no ejercer un segundo veto a la pretensión de Duarte de incorporar a esta ‘aliancista’ en su gabinete? La versión más creíble refiere que el ex subsecretario de Gobierno habría recurrido a los buenos oficios políticos de un poderoso personaje priista que ejerce entre ellos un gran ascendiente por el afecto y el respeto que ambos le guardan: el actual coordinador de los diputados federales del PRI, Manlio Fabio Beltrones, compadre de Yunes Landa y del cual Ampudia fue jefe de asesores en la dirigencia nacional de la CNOP y en el Senado de la República.

“Sin embargo, el martes 10, al día siguiente de la toma de protesta de su comadre, Héctor Yunes difundió un comunicado para responder a ‘diversas versiones, especulaciones e incluso fantasías’ publicadas, algunas de las cuales, dijo, ‘me involucran, afirmando que intervine de manera directa o indirecta en su nombramiento’. Por ese motivo hizo las siguientes precisiones: ‘1) Los nombramientos de los titulares de las dependencias de la administración pública estatal corresponden al titular del Ejecutivo, no a los Senadores de la República. Soy muy claro: no tuve intervención en su nombramiento. 2) No hubo, por tanto, acuerdo alguno del que se desprendiera su nombramiento. 3) Mantengo mis convicciones, principios y posturas. Mi posición con respecto a la coyuntura actual de Veracruz ha sido clara y categórica. No se ha modificado y ratifico en todos sus términos cada una de mis declaraciones públicas. 4) El nombramiento de la Lic. Yolanda Gutiérrez Carlín ha sido una decisión de quien posee las facultades legales para nombrarle. Es mi amiga y, por ella y por Veracruz, le deseo éxito en su encargo. No tengo ningún interés adicional. 5) Con respecto a las motivaciones que llevaron a Yolanda a aceptar el cargo, habría que consultarlas con ella. 6) Mi posicionamiento con respecto a que mi querido amigo Jorge Moreno Salinas recibiera una invitación a colaborar en el gobierno estatal las dejé muy claras, previo acuerdo con él, en un discurso que pronuncié el 17 de enero pasado (…)’ Y agregaba que también guarda desde 1981 una relación política histórica con Salvador Mellado, recién nombrado subsecretario en la SIOP, cuando ambos fueron dirigentes juveniles del PRI. ‘Tampoco me fue consultado su nombramiento. Tampoco había motivo para hacerlo. Tampoco deriva de ningún acuerdo. Mi trayectoria pública me avala. Me antecede un largo historial de cumplimiento. Honro mi palabra. Preservo mi independencia. He ejercido, ejerzo y ejerceré siempre, mi libertad’ ”. Ajá.

Yolanda Gutiérrez secretaria y Salvador Mellado subsecretario. Y en dependencias que sirven para operar electoralmente, que ayudan, que construyen. Qué fantasía tan productiva.

Una visita entre las sombras y fluyeron las posiciones para los aliancistas, sus fans.

Ocurrió otra. Fue el 27 de noviembre de 2015, horas antes de la comida en el rancho San Julián, propiedad de la familia del senador José Francisco Yunes Zorrilla, en Perote.

Se reunieron Héctor Yunes y Javier Duarte en Casa Veracruz, otra vez en lo oscurito, sigilosas sus conversaciones, esa vez ríspido el diálogo, el reclamo del gobernador al tono del senador, que pretendía marcar su distancia, mostrarse ajeno a su duartismo, contestatario, advirtiendo que habría que aplicarle la ley a los que saquearon a Veracruz.

Negó Héctor Yunes ese diálogo y su enésima visita a Casa Veracruz. Negó que en la víspera del cónclave de San Julián se hubiera reunido con el gordobés. Negó que hubiera tratado algo en la residencia oficial como había publicado con certeza y previsión Arturo Reyes Isidoro.

Y resultó verdad.

Concluido el diálogo en San Julián, la línea para Yunes Landa —“Felicidades, Héctor”, le expresó Manlio Fabio Beltrones, don Beltrone, líder nacional del PRI—, Javier Duarte apresuró una reunión con periodistas. Y ahí soltó lo que Héctor Yunes negó.

“Me he reunido con Héctor —dijo Javier Duarte—. El viernes en la mañana, antes de la comida de Perote, platiqué con él. Le dije que lo respeto, que está en todo su derecho, pero que no comparto su estrategia. No lo entiendo”, escribió Reyes Isidoro.

Decía el gobernador que le reclamó a Héctor Yunes que “cómo quería ser candidato del PRI y ganar ‘madreando al gobernador priista’, pues le hizo ver que ‘al que debilitas es a tu mismo instituto político’, ya que, le adujo, ‘la gente no va a pensar que es Javier o Héctor si madreas al PRI, yo soy línea de flotación del partido, estás escupiendo para arriba’ ”. También los elefantes nadan.

Refiere Reyes Isidoro que Héctor Yunes pidió “chance” porque “no puede cambiar su discurso”. Javier Duarte repuso que “le baje dos rayitas, porque te conviene”. “Si quieres ser candidato del PRI no puedes ir con una plataforma gastada”. O sea, regañado y sometido.

Hubo una más. Fue en Casa Veracruz, el 28 de diciembre de 2015, ahí Héctor Yunes, junto al duartismo, con cara larga, a su lado Javier Duarte lanzando risotadas demenciales, exhibiéndolo sumiso, mostrando que el senador se movía a su ritmo y bailaba como le ordenara.

Pero acusa Héctor Yunes a Cuitláhuac García, el candidato de Morena, de ser visitante asiduo a Casa Veracruz. Y no lo prueba.

Dice que el que no sale de Casa Veracruz es Miguel Ángel Yunes, su primo. Y lo refrenda Javier Duarte pues saben que eso es lodo y hace perder intención de votos.

Y no hay evidencia.

Quien no sale de Casa Veracruz es Héctor Yunes.

Él y Javier Duarte ahí se arreglan.

Archivo muerto

Trae Héctor Yunes una rémora de los años 80: Ignacio Morales Lechuga. Lo que dice es de risa: “Ante la corrupción y la impunidad, Héctor Yunes tiene la experiencia profesional necesaria para gobernar nuestro Estado. Y de aplicar la ley contra los que han saqueado las arcas del gobierno federal y de gobierno del estado y hoy tienen propiedades en todo el mundo, en Nueva York, en Europa y que no podrían justificar ni con 10 vidas de servidores públicos y todavía tienen la desfachatez de presentarse como la solución para Veracruz”. ¿O sea que Héctor Yunes, si fuera gober de Veracruz, aplicaría la ley por delitos de orden federal? ¡What! Qué tuvo Tlalixcoyan, la masacre de agentes de la PGR a manos de militares, que dejó tan mal a sus protagonistas. Era procurador federal Ignacio Morales Lechuga, el procurador del salinismo, cuando uno de sus subalternos llegó a expresar que el narco en México estaba ya al más alto nivel. Y el más alto nivel eran Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl. Y hasta ahí llegó Morales Lechuga. Ahora viene con Wilfredo Robledo Madrid, policía, operador de la represión en San Salvador Atenco, cuando los campesinos se rehusaron a entregar sus tierras para el nuevo aeropuerto y aquello acabó en una golpiza fenomenal que marco al entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto… Al alza la guerra de lodo entre marcelistas y antimarcelistas. Metralla pura contra Víctor Rodríguez, el priista que quiere ser diputado por Coatzacoalcos Urbano. A toda hora fluyen los memes, los panfletos, los insultos en las redes sociales, su casa en Paraíso, su casa en Xalapa, su casa de Playa del Carmen, 45 taxis, un negocio de grúas, las transas en Sedesol federal, a todo lo que da el escarnio y el golpe artero. A su mayor adversario, Amado Cruz Malpica, le toca también. Lo describen en el último peldaño de la pirámide del Clan de la Succión, los Robles y los Hillman, súbdito de los dueños de Morena, incluido en los memes el candidato del Partido Verde, Jaime Quintanilla, el de las sentencias judiciales clonadas. Una encuesta promovida por el marcelismo sitúa a Víctor Rodríguez con 34 por ciento de intención de voto, escalando desde el 23 por ciento, rebasando a Amado Cruz. Revira el candidato de Morena y expone la de los Robles, vía Impulsos Comunicaciones. En ella Morena aventaja con 29 por ciento; PRI, 17.4; PAN-PD, 17; Verde, 11; PT, 5.6; Movimiento Ciudadano, 2.6; PES, 2.4; Panal, 2.8; Cardenista, 0.8, y AVE, 0.8. Cada quien jugando a lo suyo… Quien dejó Morena en Minatitlán fue María Elena Oloarte Ambrosio. Había sido su candidata a diputada federal en 2015, sin ganar, y era su coordinadora de estructura electoral en este proceso por la diputación local. Fue desplazada. Ella esgrime que llevaba el 80 de la estructura conformada; en Morena dicen que apenas el 10 por ciento. Erick Cisneros, enviado por los altos mandos de Morena, forzó su salida. Acusa María Elena Oloarte un conflicto la diputada federal por Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, y con la candidata July Sheridan. No tuvo respaldo económico y aún así siguió trabajando. Revela que July Sheridan obtuvo su credencial de elector apenas en 2015, pues reside o residía en Coatzacoalcos, “lo cual es moralmente incorrecto”. Hay imposición de candidatos, dice María Elena Oloarte, repitiéndose las nefastas prácticas de la izquierda. O sea, los vicios que tanto fustiga Andrés Manuel López Obrador se repiten en su Morena… Sigue la perversión de los jóvenes, los Itesco, los universitarios por los que Ricardo Orozco Alor siente un desprecio total. Obligados, sutilmente obligados, unos por la calificación de excelencia, otros por los favores de los catedráticos y directivos del Tecnológico de Coatzacoalcos, a trabajar en Minatitlán, a pintar bardas del candidato del PRI a diputado por aquel distrito, a promover el voto, de casa en casa. Agravia Ricardo Orozco, el pupilo de Flavino Ríos Alvarado, secretario de Gobierno de Veracruz, la dignidad de los jóvenes, su condición de estudiantes, convertidos ahora en repollos tricolores, títeres del candidato al que en nueve audios se le escucha decir que por él pueden quemar el Itesco y hasta les da para la gasolina; que ofrece títulos universitarios a cambio de sofocar el movimiento de inconformidad; que ahí trae, como mozo, al ex director de la institución, Arturo Martínez Vera, quien le que aguanta todo para preservar la plaza de su recomendada. Sábado 28. En Minatitlán se vea a los estudiantes del Itesco promoviendo a Ricardo Orozco, recabando datos de las credenciales para votar, indigna la labor de los jóvenes que así los hacen parte del fraude electoral…

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