Percibir la ciudad con otros ojos

  • Mujeres Que Saben Latín
¿Existen horarios y lugares para cada género?

Harmida Rubio Gutiérrez /

¿Tiene que ver el género con la forma en la que percibimos la ciudad? ¿Las ciudades actuales están diseñadas con la visión de los dos géneros? ¿Existen horarios y lugares para cada género?

Hay muchas maneras de ver el mundo, una por cada uno de nosotros, o tal vez más…Pero dentro de todas esas perspectivas que se entrecruzan todos los días en las calles, existen dos miradas que tienen sus particularidades: la masculina y la femenina.

Es evidente que hombres y mujeres experimentamos, construimos, pensamos e imaginamos la ciudad de maneras muy distintas. Muchas veces percibimos un mismo lugar de manera verdaderamente diferente.

Sin embargo, estas diferencias de percepción o de habitabiliadad de los lugares no necesariamente son antagónicas. No quiere decir que nos guste lo contrario que le gusta al otro, simplemente preferimos y necesitamos algo diferente. Entonces, para determinar la calidad y la forma de los espacios de la ciudad (o la ciudad misma en su totalidad) que sean las más adecuadas para las mujeres, no debemos simplemente definir esto por oposición con los espacios masculinos, porque esa no sería la respuesta. Además, las diferencias entre hombres y mujeres no son confrontaciones, son complementos, que en suma conforman una complejidad rica y atractiva que es la ciudad, la cual debe ser placentera, equitativa, pero sobretodo, diversa.

Pero ¿Qué tiene que ver el género con la ciudad?

Desde el antiguo oriente, se planteaba la existencia de la dualidad, de las dos caras en un mismo ser, de la existencia de dos partes distintas que convivían  entre sí en una misma persona: el ying y el yang. Decían los chinos, que no somos una única masa de características propias de un género, sino que somos la suma de ambos, aunque tal vez en nuestra personalidad domina más uno que otro.

Así entonces, el ser mujer y el ser hombre dependen de muchas variables correspondientes al contexto: historia, cultura, sociedad. Adaptables a las condiciones de los tiempos y del entorno. Sin embargo, definidas estas características de género, correspondientes nuestras ciudades del siglo XXI, podemos establecer ciertos elementos asignados a cada género, para de esta forma, empezar a desentrañar qué tiene que ver el género con la forma, la percepción, el uso y la creación de nuestras ciudades.

Hablemos de la temporalidad: hay un “chiste popular” que dice: Hay dos cosas que no se respetan después de las 12 de la noche en la calle, los semáforos y las mujeres.  

La concepción tradicional social de la mujer, está fuertemente impactada por el juicio que se tiene de su comportamiento sexual: mujeres virginales o mujeres “fáciles”, mujeres buenas o malas. Pocas veces un punto medio, aunque sabemos que entre una imagen y otra existen millones de matices, millones de mujeres distintas que no se identifican por su comportamiento sexual, sino por otras muchas cosas. Sin embargo, esta forma tradicional de ver a las mujeres, tiene su traducción en la forma de usar la ciudad.

Hay ciertos lugares a los que asisten unas, y otros a los que asisten las otras, según el juicio tradicional que aún afecta a muchas mujeres contemporáneas; pero sobre todo, hay horarios. El uso de la ciudad para las mujeres, en nuestras ciudades mexicanas, está condicionado a una cuestión temporal. Así, por la carga de este juicio y todo lo que conlleva, la ciudad nocturna aún no ha sido plenamente disfrutada por las mujeres. A las mujeres se les asigna la ciudad de día, la del mercado, la casa, tal vez la del trabajo, la escuela, los centros comerciales, el cine, el teatro, el parque, algunos bares, pero no mucho más.

La ciudad de la aventura, la de la incertidumbre, la de la oscuridad, la clandestina, la de los excesos, la de la bohemia, la de “hasta amanecer”, aún sigue siendo territorio masculino. O en todo caso, esta ciudad nocturna es usada por aquellas mujeres que no aceptan que al gozo de la ciudad se le asignen horarios, o por las que, simplemente, salen a la ciudad de noche por necesidad. Así pues, hemos tenido que adaptarnos a esa ciudad nocturna que funciona y fluye a ritmos masculinos principalmente.

Por otro lado, nuestra historia como mujeres está conectada con la noche de una manera muy especial. En varias culturas antiguas: (la celta, las prehispánicas) se le atribuye una relación a lo nocturno y lo femenino. Sin embargo, hemos dejado de lado esa comunicación con la noche en nuestras ciudades contemporáneas, hemos dejado de salir a la calle porque ya no es segura, hemos dejado de disfrutar las estrellas porque ya no se ven, pero también nos hemos privado de ese placer que es vivir la ciudad por la noche, sus sonidos, sus luces, sus colores, sus personajes…

El planteamiento y la crítica es entonces, que en nuestras ciudades es difícil que las mujeres vivamos la ciudad a todas horas y en todo lugar. Reflexionar sobre esta situación y las causas que la siguen soportando.

No se trata de condenar como nociva esta ciudad que ha sido diseñada, configurada y transformada principalmente por los hombres, ni tampoco decir que las ciudades contemporáneas deberían de volverse a hacer completas con una visión femenina, no, mi intención es poner las cartas sobre la mesa, crear discusión y llegar poco a poco a entender qué tipo de ciudad queremos todas y todos, y descubrir otras formas de vivir y crear la ciudad.