Realidad y percepción, unidad indisoluble

  • J. Enrique Olivera

De aquí hasta bien entradas las fiestas decembrinas, tiempo y tema  mediático lo ocuparán las comparecencias  ante los diputados de la LXIII Legislatura local de los titulares  de las diversas secretarías de la administración pública estatal, con motivo de la glosa del Tercer Informe del gobernador Duarte de Ochoa.

A sabiendas de que lo accesorio sigue la suerte del principal,  poco o nada de valor aportará a la sociedad lo que cada funcionario diga y lo que, a modo, cuestionen nuestros mayoritariamente improvisados diputados en una Legislatura en la que la oposición es inexistente. Luego el ruido mediático será tan insulso como anodino y estéril. Tanto como las comparecencias mismas de los señores funcionarios.

De ahí que resulta refrescante el que el acucioso periodista y articulista Sergio González Levet, ponga a consideración de sus lectores el tema de la percepción y la realidad tanto en el ejercicio periodístico formal como en lo que se expresa y refleja en el mundillo de las redes sociales.

Si el tema en cuestión prende en el ánimo de los lectores, sin duda ello contribuirá a la reflexión y a un necesario debate que eleve la calidad de la libre expresión de las ideas, en un Veracruz en el que la cantidad de emisores de mensajes, llámense medios de comunicación, articulistas u opinadores por la libre, supera en mucho al mínimo de calidad que la sociedad exige del fenómeno comunicacional.

Esto último no es circunstancial, padecemos de carencia de ciudadanía y de ello se vale el bombardeo mediático para hacer de la comunicación una caótica Torre de Babel. Cantidad y no calidad es lo que cuenta, lo que es vendible y por tanto redituable, lo mismo en términos monetarios que en protagonismos y agua de molino para los muy diversos abrevaderos en los que se satisface la necesidad de proyección de imagen de nuestra aldeana clase política.

No importa que me peguen, lo que cuenta es que mi nombre aparezca en letra impresa, me dijera en alguna ocasión Dante Delgado, en referencia a ese intercambio de favores que hace del periodismo ejercicio público rentable.

Sergio González Levet pisando los  nebulosos terrenos de la filosofía,  nos dice en lenguaje encriptado: “En muchos medios de comunicación estatales y entre la mayoría de los usuarios veracruzanos de las redes, el ejercicio del análisis político pareciera, más que una actividad regida por el intelecto, el apabullamiento de la percepción personal sobre una realidad que a menudo no es gratificante para el individuo que pretende definirla y por ello trata de moldearla a su antojo”. Respaldando su tesis en lo siguiente:

“…podemos ver tantas y tan variadas y hasta tan encontradas interpretaciones sobre un mismo hecho. Porque lo que rifa ya no es la lógica-lógica, sino la dialéctica sin fundamento de quienes han sido bajados del carro del poder y ven cómo otros disfrutan las mieles del presupuesto oficial”.

Interesante planteamiento. El autor en comento opone la lógica-lógica a la lógica dialéctica y, paradójicamente, sustenta su  afirmación no en la “lógica-lógica” del análisis del tema que propone, sino en su propia percepción de hechos con la que califica a quienes expresan sus ideas equívocas y sin fundamento, motivados por su exclusión de las mieles del presupuesto oficial.   Argumentación lógico-dialéctica y no “lógica-lógica”, en la que la percepción de Sergio se alimenta y retroalimenta de una realidad real o supuesta que desde su ventana observa y en su pensamiento incide,  para dar una valoración ética a lo que a su juicio motiva la sinrazón de los excesos de opiniones sin fundamento y lejanamente vinculadas a un ejercicio regido por el intelecto.

Y ya que hace referencia al análisis político, vale acotar en este terreno que la percepción en el seno de la sociedad para muchos destacados pensadores que conocen del paño, es una cualidad inherente a lo humano que desencadena el razonamiento en sus dimensiones individual y colectiva como reflejo de hechos trascendentes que se erigen como referentes en el imaginario social, por lo que no se puede desdeñar y mucho menos oponer a una realidad que puede ser virtual o real, en tanto ambos conceptos constituyen una unidad indisoluble en un proceso permanente de interacción y retroalimentación.

El análisis mismo de hechos concretos, no escapa a la percepción individual o colectiva;  el resultado de los mismos es la percepción objetivada en el intelecto de quien lo realiza. La política, es percepción materializada de la permanente aspiración humana a la felicidad total y de supervivencia de la especie, adoptando formas y contenidos diversos de acuerdo a épocas y circunstancias.

Luego la percepción individual o colectiva es en esencia política, entramada estrechamente con la realidad con la que interactúa, sin ésta, la política carecería de sentido. Puede ser acertada o equívoca, siempre de acuerdo a la finalidad última de la política como instrumento para el logro del bien común o para,  en contrario, cancelar anhelos y aspiraciones de progreso.

Y es en este último tramo de mi pienso, que estimo deberían contextualizarse las tan diversas y variadas y hasta encontradas interpretaciones sobre un mismo hecho, como lo expresa Sergio González Levet. Teniendo México tan profundas carencias en materia de ciudadanía y en Veracruz tan variadas formas de impedir su construcción, que vale la pena también analizar y explicarse uno mismo, el porqué de la dispersión y aparente trivialidad o incluso oscuros intereses, de una percepción individual o colectiva que alimentando  el imaginario popular,  en cantidad y calidad refleja en sentido lógico-dialéctico y no en una “lógica-lógica” lineal,  las realidades virtual o real, de una sociedad que se niega al bien común.

Mi reflexión no niega ni justifica en manera alguna el que esa realidad que percibe el estimado amigo González Levet en el terreno de la comunicación de masas en la entidad veracruzana, sea una arista refleja de lo que  padecemos en Veracruz. Sobra cantidad y falta calidad tanto en la emisión como en la recepción y reproducción del mensaje. Asignatura pendiente por resolver en la que mucho podría aportar la misma prensa veracruzana si existiera voluntad para ello. Xalapa, Ver., noviembre 20 de 2013.

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J. Enrique Olivera

Como reportero laboró en los diarios, “Tiempo” y “El Imparcial de Xalapa”, del que fuera jefe de redacción. Fundando más tarde el boletín diario de noticias “Correo de la Noche” y la revista “Análisis”, en la capital veracruzana.  

Se incorporó a la Confederación Nacional Campesina, participando como delegado del CEN en el Plan Chontalpa, Tabasco. En el sector público federal prestó sus servicios como Sub residente de promoción social y económica de la Comisión del Grijalva en el Plan Balancán-Tenosique; Subdelegado de organización de la SRA en Quintana Roo y Yucatán; Supervisor técnico en el sureste del Fideicomiso de Organización y Capacitación campesina del BANRURAL; Jefe de la Unidad de Supervisión y control de la Delegación de la Secretaría de Programación y Presupuesto en Yucatán; Director de Evaluación Regional en la Subsecretaría de Evaluación de la SPP; Gerente del Banco Nacional Pesquero y Portuario para los estados de Yucatán y Quintana Roo; Delegado federal de Pesca en Quintana Roo; Responsable de promoción de proyectos productivos pesqueros, en la Comisión Intersecretarial para la atención de La Chontalpa y Región Lagunar del Estado de Tabasco. 

También se desempeñó como Jefe de la Unidad de Supervisión del Comité Promotor de Desarrollo de Yucatán, Director de Fomento Industrial en el gobierno del estado de Yucatán, y como Secretario Estatal de Pesca en el de Quintana Roo.

Retomando el periodismo actualmente edita el Semanario en línea Pulso crítico y como articulista independiente  sus colaboraciones se publican en diversos medios digitales en el internet.