Veracruz, Ver.— No es necesario que un ciclón tropical impacte la región para que se produzca una gran catástrofe por lluvias, afirmó José Martín Cortés Aguilar, meteorólogo operativo, durante la conferencia “Inundaciones catastróficas en la Huasteca. ¿Qué ocurrió del 7 al 10 de octubre?”, organizada por Meteored.

“Una simple baja presión, un sistema inestable, fue suficiente para generarlas”, aseguró el experto.

Según Cortés Aguilar, la alerta sobre lluvias atípicas y potencialmente peligrosas se emitió en tiempo y forma. Los modelos hidrológicos previstos para el pasado 8 de octubre, desde la cuenca del Pánuco hasta el Papaloapan, anticipaban lluvias torrenciales.

“Los alertamientos estuvieron presentes y constantes. Los modelos estimaban entre 150 y 300 milímetros de lluvia, y en algunos puntos altos de la Huasteca se superaron los 400 milímetros; ya se esperaba”, insistió, en respuesta a comentarios en redes sociales que señalaban la ausencia de alertas previas.

El especialista explicó que el sistema evolucionó sobre aguas cálidas, con inestabilidad atmosférica y la presencia de montañas, lo que generó grandes formaciones nubosas y lluvias torrenciales al cruzar la perturbación 90E. Posteriormente, se formó una vaguada o canal de baja presión que intensificó las precipitaciones, configurando lo que el meteorólogo calificó como una situación extrema.

La mayor cantidad de lluvia se registró en Oaxaca el 8 de octubre. En Cuetzalan del Progreso, Puebla, se acumularon 286 mm en 24 horas, equivalentes a 286 litros por metro cuadrado. Le siguió El Moralillo, Veracruz, con 280 mm en el mismo lapso. 

“Para que se den una idea, en la Ciudad de México con 30 mm ya se registran inundaciones”, señaló.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) Golfo Centro informó que del 7 al 9 de octubre se acumularon más de 500 mm de lluvia, cerca de lo pronosticado por un modelo europeo días antes.

 “El pronóstico se hizo con tiempo para prevenir y se cumplió tal como se había previsto”, afirmó Cortés Aguilar.

¿Volverá a ocurrir?

Estos fenómenos sí pueden repetirse, ya que tienen un tiempo de retorno. “Trabajé en la Secretaría de Protección Civil y coincido con mis jefes en que ya se había tardado un evento extremo en ocurrir. Es lamentable, pero estas grandes inundaciones son fenómenos normales”, explicó.

Históricamente, el huracán Janet de 1955 es uno de los más devastadores en la región. Otro antecedente ocurrió del 4 al 6 de octubre de 1999, con la interacción de un frente frío y la depresión tropical número 11, afectando desde Tuxpan hasta Colipa. En ese caso, llovió casi el doble que este año, acumulando cerca de mil mm en tres días.

A pesar de la menor cantidad de lluvia en 2025, la catástrofe fue mayor, debido a factores como la mayor concentración de población en la Riviera de los Ríos y la reducción de cauces de los ríos, lo que aumenta la vulnerabilidad.

Daños agrícolas

Eduardo Corella, ingeniero agrónomo de Meteored, informó que los cultivos más afectados se encuentran en Hidalgo, Puebla y Veracruz, incluyendo maíz, frijol, caña de azúcar, vainilla, café y cítricos.

“Según información de las Secretarías de Agricultura de Hidalgo y Puebla, más de 10 mil hectáreas resultaron afectadas, con pérdidas de material vegetal que impactan directamente a los agricultores. En Veracruz, alrededor de 60 municipios reportan daños en sus parcelas; aún se evalúa el impacto total”, explicó.

Estos daños afectarán los mercados locales y nacionales, tanto en la disponibilidad como en el precio de alimentos. Corella enfatizó la importancia de incluir este tipo de fenómenos en los planes agrícolas para acceder a seguros y consideró fundamental mantener una adecuada gestión del suelo, no solo en agricultura, sino también en ganadería, que sufrió pérdidas de ganado y aves de corral. Todo ello afectará el ciclo de producción.