Zontecomatlán, Ver.- “Ya no podemos ir, si vienen las lluvias otra vez,y la tierra que está acumulada ahí, todo va a bajar, a todas las casas se las va a llevar”, narra Dominga Cortés Bautista, habitante de la localidad de Tziltzapoyo, ubicada en el municipio de Zontecomatlán.

Se trata de una región indígena enclavada en la huasteca, en el norte del estado de Veracruz, donde más de 50 familias desalojaron sus viviendas por temor de que una gran parte del cerro sepulte las casas con todo y sus habitantes.

Aproximadamente 250 personas corren peligro en esta localidad de la huasteca veracruzana, en el norte de la entidad, donde los vecinos recuerdan que el deslave se registró desde el pasado viernes 10 de octubre a las 5:00 de la mañana.

Desde ese momento salieron de sus viviendas y, hasta este lunes 20 de octubre, llevan 10 días refugiados en la Escuela Primaria Bilingüe “Rafael Ramírez”, lugar que fue habilitado como albergue.

La ladera se reblandeció por tanta lluvia y cientos de toneladas de lodo cayeron como avalancha entre los sembradíos, llevándose a su paso milpas, naranjales, cedros y otros árboles de gran dimensión.

“Ahora es un pueblo fantasma”, narran los habitantes, quienes observan a lo lejos sus propiedades cerradas.

Las familias tienen miedo de que en un segundo deslave el cerro caiga y tape sus casas, con lo cual perderían todo su patrimonio. Urgieron la atención del Gobierno del Estado de Veracruz para que se haga una inspección a los suelos, ya que en las partes más altas de la montaña hay grietas y grandes montículos de piedras.

“Nos acomodamos como se puede con tal de que no nos enterremos allá”, dicen las familias.

Esta comunidad quedó completamente aislada, pues en promedio 12 deslaves taparon la carretera. La ayuda gubernamental es nula, pero el apoyo de municipios aledaños a Zontecomatlán llega paulatinamente a más de una semana de las afectaciones.

“Ya no tenemos qué comer, están cerrados los caminos ¿a dónde vamos a ir? Necesitamos cobijas, colchonetas, aguas, eso le pedimos a la gobernadora. La gente nos ha traído con lo que pueden apoyarnos”.

Marcela Pérez Pérez relata que llovió durante más de tres días, lo que ocasionó se partiera la tierra y el deslave se llevara los árboles,

“Salimos de rápido porque ya no podemos estar en nuestras casas, nos espantamos, todos salieron del barrio Tziltzapoyo”.

Algunas personas pidieron asilo en casas de familiares, muchas más permanecen en la primaria, donde las mujeres se organizan para cocinar con lo poco que tienen, ya que los insumos se agotan.

El agente municipal de El Cuayo La Esperanza, en Zontecomatlán, Rogelio Pérez Martínez, explicó que carecen de energía eléctrica a causa de las afectaciones desde el pasado viernes 10 de octubre. Habitan en la cocina escolar de la primaria Rafael Ramírez.

Los manantiales que surtían agua a la comunidad quedaron tapados y por lo tanto tampoco tienen agua. 

Ante la urgencia de luz, también arribaron ciudadanos procedentes del municipio de Chicontepec para llevar una planta generadora de energía eléctrica para los pobladores recarguen sus celulares.