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Ríos del Pico de Orizaba pierden fuerza. Esto sabemos

  • Miguel Ángel Contreras Mauss
Los ríos que descienden del Pico de Orizaba, entre ellos el Jamapa, están perdiendo fuerza y caudal debido al retroceso de su glaciar.

Córdoba, Ver.– Los ríos que descienden del Pico de Orizaba, entre ellos el Jamapa, están perdiendo fuerza y caudal debido al retroceso del glaciar que les da origen y a la presión humana sobre sus márgenes, un fenómeno que está transformando ecosistemas que alguna vez abastecieron a comunidades enteras.

Así lo advirtió la investigadora Beatriz Torres Beristain, del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), quien alertó sobre los efectos combinados del cambio climático y la falta de preservación en las zonas ribereñas.

El río Jamapa, que nace del deshielo del glaciar del Citlaltépetl y desemboca en el Golfo de México, abastece de agua a cerca de 20 municipios del centro de Veracruz, entre ellos Córdoba, Fortín, Orizaba, Veracruz, Boca del Río y Medellín.

“Los ríos están disminuyendo sus caudales por el uso que se hace de ellos. En temporada de lluvias tienen exceso de agua, pero en tiempo de secas se reducen al mínimo, y sus orillas se ocupan como si fueran terrenos ganados, cuando en realidad se están poniendo en riesgo”, explicó Torres Beristain.

La especialista detalló que sus estudios forman parte del proyecto Aguas y Cuencas de México, impulsado por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) —antes Conahcyt—, donde la UV colabora para integrar información sobre las cuencas y promover su manejo sustentable.

El glaciar Jamapa, en retroceso acelerado

El glaciar Jamapa, ubicado en la cara sur del Pico de Orizaba, ha sufrido una reducción acelerada en las últimas décadas.

Su pérdida de masa afecta directamente la recarga hídrica de manantiales y ríos que alimentan al río Blanco, Metlac y Jamapa, tres de los sistemas fluviales más importantes del centro del estado.

“Todos queremos ríos limpios y podemos hacer mucho para que así sea. Los ríos son nobles; si dejamos de contaminarlos, tienen una enorme capacidad de recuperación. Se van a depurar y cambiarán rápidamente”, insistió.

Torres Beristain destacó que, con voluntad social y ambiental, en apenas cinco años podrían volver peces y renacuajos a cauces hoy degradados.

“Su potencial de recuperación es gigante en los ecosistemas”, subrayó.

Contaminación y pérdida de agua subterránea

La investigadora advirtió que la contaminación de los mantos acuíferos agrava aún más el panorama.

“Nuestra agua superficial siempre está conectada con el agua subterránea. Si arrojamos agua sucia sin tratar, parte de esos contaminantes se infiltra y regresa por los manantiales. Es un ciclo que termina afectándonos”, explicó.

Aunque el diagnóstico es crítico, Torres Beristain se mostró confiada en la resiliencia natural de los ríos y en la posibilidad de revertir el deterioro si se aplican acciones de conservación y manejo integral de cuencas.