Cada 26 de julio se conmemora el Día del Esperanto, una lengua planificada que surgió como propuesta para facilitar la comunicación internacional. El médico polaco Ludwik Lejzer Zamenhof presentó este idioma en 1887 con la intención de construir un puente entre pueblos con diferentes lenguas y culturas.

El esperanto se caracteriza por su estructura gramatical sencilla y la ausencia de irregularidades verbales, lo que permite aprenderlo de manera rápida en comparación con otros idiomas naturales. Su vocabulario proviene principalmente de raíces europeas, aunque su fonética y morfología fueron diseñadas para ser neutrales y accesibles.

La comunidad esperantista celebra la fecha como un recordatorio del potencial de una lengua común para promover el entendimiento entre naciones. A lo largo de los años, el idioma ha mantenido un uso activo a través de encuentros internacionales, publicaciones y plataformas digitales que reúnen hablantes en más de 120 países.

Esta fecha no solo recuerda la publicación del primer manual de esperanto, sino también la idea central de Zamenhof: evitar que las diferencias lingüísticas se conviertan en barreras sociales o políticas. Desde su creación, el idioma ha servido como herramienta en proyectos culturales, literarios y educativos que buscan fomentar la cooperación internacional.

Aunque no ha alcanzado el estatus de lengua oficial global, el esperanto cuenta con una red de instituciones y asociaciones que mantienen su vigencia. Entre ellas, la Asociación Universal de Esperanto organiza congresos mundiales y actividades que refuerzan la identidad cultural de esta comunidad lingüística.

En la era digital, el idioma ha encontrado nuevos espacios para expandirse. Aplicaciones de aprendizaje, traducciones en línea y redes sociales han permitido que nuevas generaciones se interesen en esta lengua planificada, integrándola a contextos contemporáneos. (LV)