José Rubén ya no pudo festejar con su mamá Miriam Lucía Ruiz Silva que hace dos meses, después de cinco años de tratamiento en la Torre Pediátrica de la ciudad de Veracruz, finalmente venció la leucemia. La joven falleció en un accidente de motocicleta el pasado 18 de marzo, así que su hijo quedó bajo el cuidado de su abuela materna.

El niño de siete años sueña con ser bombero, a eso se quiere dedicar cuando sea grande.

“Me gustaría ser bombero porque quiero apagar el fuego”.

Por ahora, ya presentó examen para ingresar a la primaria, debido a que -desde los dos años y medio- la pasó en el Hospital Infantil y no tuvo la oportunidad de estudiar en una escuela; sin embargo, ahora que fue dado de alta podrá ingresar al primer grado.

Reconoció que cuando tocó la campana, hace aproximadamente dos meses, se sintió muy feliz y y más porque los médicos le dijeron que “era un campeón”.

Perdió a su mamá

Miriam Lucía, la mamá de José Rubén, tenía 33 años cuando falleció. El pasado 14 de marzo se accidentó cuando viajaba en una motocicleta. Al descender del puente Paso del Toro-Alvarado se impactó con un automóvil que hizo un corte de circulación indebido. La joven salió proyectada y resultó con un fuerte golpe en la cabeza, debido a que no llevaba casco de seguridad. 

Cuatro días después, en el Hospital de Alta Especialidad del puerto de Veracruz, falleció.

“El accidente fue el 14 de marzo y la trajeron aquí al hospital de Boca del Río, de ahí al de 20 de noviembre y ahí fue donde murió. Perdió la vida y me hice responsable yo del niño porque él está solito, su papá los abandonó, los dejó a la deriva y ella como podía lo sacaba adelante. Ahora está conmigo, yo soy responsable de él”, dijo Josefina Silva Tamariz, abuela materna del niño.

En medio del dolor de perder a su hija, la abuela recibió una buena noticia: su nieto pudo tocar la campana en el área de Oncología del Hospital Infantil de Veracruz.

“Ya había fallecido mi hija. Por un lado difícil (por la muerte de Miriam) pero por otro bueno, porque gracias a Dios mi niño ya libró eso (el cáncer) y pues ahorita está en observación”.

Una difícil noticia

José Rubén tenía dos años y medio de edad cuándo comenzó a presentar síntomas. Al principio, los médicos creyeron que se trataba de COVID-19, sin embargo, después de varios estudios se confirmó que tenía leucemia.

“Le salieron manchitas en la piel, no podía hacer del baño y entonces lo llevaron al hospital y de ahí pues le dijeron que parecía que tenía COVID y estuvo internado en la Torre Pediátrica (Hospital Infantil) como un mes solito, arriba, su mamá y nosotros afuera y ya siguieron con los estudios y resultó que era cáncer”, narró la abuela.

A partir de entonces comenzaron los tratamientos con quimioterapias en el Hospital Infantil. La abuela reconoció el trabajo del equipo de médicos que lucharon por salvar la vida de su nieto.

Durante ese tiempo, Miriam se unió a la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) donde recibió apoyo económico para su traslado desde la localidad de Paso del Toro en Medellín de Bravo al puerto de Veracruz.

La abuela mencionó que durante los próximos tres años, su nieto tendrá que acudir a observaciones mensuales en el Hospital Infantil. 

“Y va a estar cada mes en la Torre Pediátrica durante tres años, en vigilancia. Muy bien (la atención en la Torre Pediátrica), son muy amables los doctores, las enfermeras, las trabajadoras sociales, en AMANC también nos apoyan, la verdad no me han dejado sola”, dijo la ciudadana.

A la fecha, José Rubén es el único menor de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) que ha tocado la campana en lo que va del 2025. El año pasado, 2024, 12 niños vencieron al cáncer.