Para la maestra de primaria, Jessie Adhara Hernández, no hay duda de que su padre el doctor Samuel Hernández es su héroe, ya que fue quien -hace 12 años- la salvó al donarle uno de sus riñones cuando ella estaba al borde de la muerte. Actualmente, la joven lleva una vida normal. 

En el marco del Día Mundial del Paciente Trasplantado, que se conmemora cada 6 de junio, la profesora accedió a contar su testimonio.

En la actualidad se desempeña como maestra de primero y segundo grado, además de que es la directora en la escuela primaria "Ricardo Flores Magón", ubicada en la colonia Artículo 123 del puerto de Veracruz.

Nació con un problema renal que se agravó con el paso de los años. La enfermedad afectó sus huesos al grado de que se le fracturaban continuamente por falta de calcio.

“Yo me vi en una situación muy complicada, dejé de caminar por cuestiones renales, a mí la enfermedad me afectó sobre todo en el sistema óseo y yo tenía fracturas espontáneas en el cuerpo, dejé de caminar, usaba muletas, la hemoglobina me bajó hasta cuatro, realmente estaba ya a punto de partir de este mundo”.

Hace 12 años, su función renal comenzó a deteriorarse todavía más. Los doctores le dijeron que necesita urgentemente un nuevo riñón o de lo contrario moriría.

Con el temor de que su hija fuera sometida a diálisis y enviada a la larga lista de espera (16 mil pacientes en México, según el Instituto Mexicano del Seguro Social), el doctor Samuel Hernández alzó la mano y puso uno de sus riñones a disposición de su hija, con tal de salvarle la vida. 

La maestra Jessie Adhara tenía 28 años cuando fue sometida a operación para recibir el órgano de su padre.

“Yo soy paciente trasplantada desde hace ya 12 años, soy paciente trasplantada con donador vivo, mi papá fue quien me donó mi riñón y básicamente ese fue un gran regalo gracias a él, a los doctores, a las enfermeras”.

La operación se llevó a cabo con éxito en las instalaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Así que, desde hace 12 años, la maestra de primaria vive con el riñón que le donó su papá y su vida es como la de cualquier otra mujer profesionista.

“Yo creo que la primera motivación es el amor porque obviamente él como médico sabía a lo que se enfrentaba, sabía que no era una cirugía fácil que tiene sus complicaciones, pero a él hasta el día de hoy lo que le mueve es verme bien, verme saludable, verme viva y él sabía que sin este trasplante yo podía perder la vida. Más que nada, lo que lo movió es el amor de padre y es algo que agradezco, yo siempre le digo que es mi superhéroe, yo siempre le digo que además de mi papá es como mi mamá porque me dio la vida por segunda vez”.

Comentó que su papá también lleva una vida como la de cualquier otra persona saludable. En 12 años, el doctor Samuel Hernández no ha presentado ningún síntoma relacionado a la donación. 

“Es muy importante saber que a un donador nunca le van a quitar un órgano cuando no está listo, siempre se hace un protocolo donde se llevan a cabo muchos estudios para constatar que el donador esté completamente sano. Él (su padre) lleva una vida normal, saludable, come lo que quiere, no tiene que tomar ningún medicamento, no por donar un riñón te vuelves paciente renal, obviamente la recomendación de todo médico es que sea una persona saludable”.

Finalmente, la maestra Jessie invitó a más personas a informarse sobre la importancia de donar órganos y así salvarle la vida a miles de personas que lo necesitan.

“Hay mucha gente que piensa que el trasplante es muy complicado pero la medicina ha avanzado mucho, es una cirugía larga pero incluso su recuperación no están agravante es una recuperación rápida, yo diría que se animen a donar”.