• Sociedad

Por maternidad, 3 de cada 10 mujeres dejan empleos en Veracruz

  • Iraís García
El 34 por ciento de las mujeres abandonó su empleo por razones familiares en el primer trimestre de 2024, en Veracruz.

Xalapa, Ver. — En Veracruz, la maternidad sigue siendo uno de los principales obstáculos para que las mujeres permanezcan en el mercado laboral. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el 34 por ciento de las mujeres que dejaron sus trabajos durante el primer trimestre de 2024 lo hicieron por razones relacionadas con el embarazo, el matrimonio o responsabilidades familiares.

Esto significa que una de cada tres mujeres que renuncian a su empleo en la entidad lo hacen porque no existen condiciones adecuadas para combinar la maternidad con el trabajo remunerado.

Durante ese mismo periodo, al menos 35 mil 324 personas dejaron voluntariamente su empleo en el estado. Dieciciete mil 614 eran mujeres y, de ellas, cinco mil 992 renunciaron específicamente por las labores de cuidado que asumieron en sus hogares.

La situación contrasta con la de los hombres. En su caso, las principales razones para dejar un empleo son muy distintas: conflictos laborales, el deseo de continuar sus estudios, el retiro por pensión o la intención de mejorar sus ingresos. Por ejemplo, de los 17 mil 710 hombres que renunciaron durante ese trimestre, seis mil 19 lo hicieron para seguir estudiando, cuatro mil 626 por conflictos laborales, mil 658 por pensión o retiro y, mil 556, por aspirar a un mejor salario o crecimiento personal.

Además, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el 72 por ciento de las mujeres que no tienen un empleo remunerado, pero desean uno, son madres. Esta cifra refleja una realidad estructural: en México no existe un sistema nacional de cuidados que funcione eficazmente, lo que convierte la maternidad en una barrera constante para el desarrollo laboral femenino.

El IMCO advierte que entre más hijos tienen las mujeres, menor es su tasa de participación laboral y también su salario promedio, lo que refuerza la necesidad urgente de políticas públicas que reconozcan y atiendan esta desigualdad.