Xalapa, Ver.— Olga Lidia Salazar Hernández guarda una carta que su hija Marión Ivette Sampayo Salazar le regaló un 10 de mayo, Día de las Madres. Jamás la volvió a leer, porque la tristeza le invade, ver las letras le cala el alma y es imposible no soltar el llanto.

Así es como Olga recuerda a su hija desaparecida hace 14 años en el municipio de Poza Rica, ubicado en el norte del estado de Veracruz, una ciudad petrolera que actualmente es azotada por la violencia, secuestros y balaceras.

Para Olga Lidia, el 10 de mayo es pura melancolía: no hay pasteles ni flores, tampoco se escuchan las mañanitas. Es todo lo contrario, porque en esa fecha muchas veces le tocó estar en la búsqueda y en las fosas clandestinas para reconocer cuerpos, ropa y osamentas.

A cinco días del Día de las Madres, la activista recuerda la carta de su hija, pero la tiene escondida.

“No me gusta verla, no sé dónde la tengo, donde me decía todo lo que me amaba, todo lo que me querían ella y su hermana y me daban las gracias por todo lo que les he dado, por todo lo que hecho por ellas”, dice.

Los últimos 14 años de búsqueda para localizar a su hija fueron más que difíciles: depresiones, soledad, tristezas, miedos que invaden de la nada e insomnios. Se suman los señalamientos sociales y las culpabilidades.

La desaparición de Marión

Marión Ivette Sampayo Salazar desapareció el pasado 14 de enero de 2011 en Poza Rica. En ese entonces, la joven tenía 20 años; hoy tiene 34. Es buscada por doquier, en vida o muerte, pero hasta encontrarla, comenta su madre Olga.

En esa fecha, la familia vivía en el fraccionamiento Gaviotas, unidad habitacional cercano al río Cazones. Marión salió de casa aproximadamente a las 7:00 de la noche a visitar a una amiga. 

“Cuando me di cuenta ya era un poco tarde; no importando la hora la busqué en los alrededores, nunca la encontré, ese día fue fatídico. Ese día yo saldría a un mandado, pero como si presintiera, algo me dijo que no me fuera”, narra.

Para familia fue imposible creer lo que empezaban a vivir el día que la joven desapareció. Entonces llegó el rechazo, la angustia y desesperación. Su hermana fue quien menos asimiló la situación, porque ambas eran muy unidas; pasó mucho tiempo antes de que ella también se sumara a las búsquedas de Marión Ivette.

“Hasta que un día ella mismo me pidió que la llevara a las búsquedas de su hermana, empezó a ir y ahora es más activa”, menciona Olga. 

Los momentos en la vida de la familia se complicaron con el fallecimiento del padre de Marión, quien también era un buscador y que jamás se detuvo. Lo mismo recorrió terrenos, fosas clandestinas y centros penitenciarios.

A sus 56 años, Olga Lidia Salazar Hernández recuerda que, cada vez que tenía días libres en su trabajo, su esposo dedicaba todas esas horas para ir en busca de su hija.

“Él trabajaba en plataformas, entonces trabajaba 28 días y descansaba 28, entonces durante casi un mes que estaba siempre me acompañaba en las búsquedas”, relata la buscadora. 

Enfrentar al poder para buscar a su hija

Para continuar con la búsqueda de Marión Ivette hubo impedimentos institucionales, pues la anterior administración de la Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz (CEBV), que estaba a cargo de Brenda Cerón Chagoya, se ocultaron lonas porque no le permitían difundir las fichas ni los boletines, aseguró Olga.

El pasado 3 de marzo narró “me fueron entregadas alrededor de 12 lonas que tenían guardadas en la comisión. Entonces, estas lonas las guardó Brenda y Fernanda Figueroa, que eran las que antes estaban a cargo de la Comisión Estatal de Búsqueda”, denunció públicamente hace dos meses.

Otro de los episodios vividos, dijo que la misma Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz le impidió volantear y difundir información para localizar a su hija.

Debido a las trabas en el caso, el 5 de marzo de 2024 solicitó un amparo ante el Poder Judicial de la Federación (PJF) para poder buscar a Marion Ivette Salazar Hernández.
El amparo fue ganado en abril de ese mismo año, mes en que volvió a volantear y pegar las fichas de búsqueda de su hija.

Actualmente, las búsquedas a cargo de colectivos se reactivaron con el cambio de administración luego de casi 3 años a la llegada de Lutgarda Madrigal Valdez como encargada de despacho y Juan José Valdés Cano, jefe de departamento de búsqueda.

Día de las Madres en jornada de búsqueda

La fecha tan especial para muchas mamás será todo lo contrario para Olga Lidia, pues, en lugar de festejo, el próximo sábado 10 de mayo permanecerá junto con más buscadoras en una jornada para localizar a sus familiares.

El Día de las Madres recorrerán los centros penitenciarios en municipios del norte de la entidad veracruzana con la intención de hallar a sus familiares, ya que muchos casos son de larga data, es decir, las víctimas tienen más de 15 años de ausencias.

Los integrantes del colectivo “Unidos por amor a nuestros desaparecidos de Poza Rica” no tienen preparada alguna marcha para este 2025, pues en esa fecha cuando concluirá la jornada de búsqueda.

“Vamos a estar trabajando desde el día 6 y terminamos hasta el 10 de mayo y ya después empezamos otra jornada del 11 al 16 de mayo y por cuestiones de agenda no tenemos nada preparado, tal vez en el camino todos reunidos hagamos algo simbólico. La zona norte es foco rojo y no nos queremos quedar cruzados de brazos y tenemos que seguir la búsqueda de los nuestros”, expresa Olga Lidia Salazar.

Los casi 7 mil desaparecidos

Fue en noviembre de 2024 cuando integrantes de diversos colectivos de búsqueda presentaron un informe de la Red Lupa sobre la evaluación de las acciones implementadas en los diferentes estados para localizar a personas desaparecidas.

Con base en estadísticas oficiales: los cinco municipios con más desapariciones entre enero y mayo de 2024 fueron Poza Rica con 224, Xalapa con 561, Córdoba con 335, Veracruz con 834 y Coatzacoalcos con 239.

Los colectivos de búsqueda señalaron que los casos de desaparición comenzaron a aumentar en el 2010 y que 2014 fue el año con mayor concentración de casos, con 568 personas que continúan desaparecidas, esto con corte hasta mayo de 2024.

Desde 2011, con excepción de los años 2012 y 2017, se registraron más de 450 personas desaparecidas por año. El 14.32 por ciento de los casos de personas desaparecidas y no localizadas está en el rango de edad de entre 25 y 29 años.

Red Lupa, espacio digital para el seguimiento y vigilancia de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas y Desaparición Cometida por Particulares, detalla que en los últimos 24 años suman un promedio de seis mil 864 personas desaparecidas en el estado de Veracruz.