Tras la muerte del papa Francisco ocurrida este lunes 21 de abril, el Vaticano activó el protocolo para convocar al cónclave donde se elegirá a su sucesor. Entre los 138 cardenales electores destaca la participación de dos representantes mexicanos: Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega, ambos con derecho a voto y elegibilidad para ocupar el trono de San Pedro.

El pontífice argentino falleció a las 7:35 horas en la residencia de la Casa Santa Marta, a los 88 años. La noticia fue confirmada por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano, a través de un videomensaje en el que también participaron Pietro Parolin y Edgar Peña Parra, figuras clave de la Curia Romana.

De acuerdo con el protocolo, la Iglesia Católica entra ahora en el periodo de sede vacante. Durante esta etapa, el Colegio de Cardenales asumirá la dirección espiritual y administrativa hasta la elección del nuevo papa. La fecha del cónclave será definida por consenso entre los cardenales, y su duración dependerá del ritmo con el que alcancen una mayoría de dos tercios.

Carlos Aguiar Retes, actual arzobispo primado de México, ha ocupado cargos relevantes en la estructura eclesiástica desde su ordenación en 1973. En tanto, Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, fue elevado al cardenalato en 2007 y cuenta con experiencia en distintas diócesis del país. Ambos tienen un historial activo dentro del Consejo Episcopal Latinoamericano.

Aunque México es una de las naciones con mayor número de católicos, especialistas consideran que las posibilidades de que un mexicano ocupe el papado son reducidas. Ana Luisa Trujillo, académica de la UNAM, señaló que los factores geopolíticos y las alianzas internas suelen tener mayor peso en la votación.

Entre los nombres que circulan como papables destacan figuras como Pietro Parolin, Luis Antonio Tagle y Peter Turkson. Todos ellos representan distintas corrientes dentro del Vaticano, lo cual influirá en la dinámica del cónclave.

La atención mundial permanecerá centrada en la Capilla Sixtina mientras se desarrollará uno de los procesos más reservados y trascendentes de la Iglesia. El humo blanco volverá a ser la señal esperada por millones de fieles.