Las predicciones atribuidas a Nostradamus volvieron a ganar atención internacional luego de la muerte del Papa Francisco. Entre las teorías más comentadas destacan las que anticipan la llegada de un “papa Negro” y el posible colapso de la Iglesia Católica. La coincidencia temporal con la vacante en el Vaticano ha reactivado el debate en redes y medios.

Nostradamus escribió su libro Las profecías en 1555. En él redactó cuartetas enigmáticas que han sido interpretadas como anticipaciones de eventos históricos. Una de ellas hace referencia a una serie de papas que conducirían al final de una era religiosa: “Primero un papa extranjero, luego uno viejo, y finalmente un papa negro, y con él, el fin del mundo”.

Algunas interpretaciones vinculan al papa Juan Pablo II como el “extranjero”, a Benedicto XVI como el “viejo” y a Francisco como el “papa Negro”, por su pertenencia a la Compañía de Jesús. Este apelativo proviene del color negro de las sotanas jesuitas y del poder simbólico que ostenta el Superior General de la orden, conocido con ese título.

Otras corrientes sugieren que el “Papa Negro” aún no ha llegado y que podría ser el próximo pontífice, lo que ha provocado especulación sobre los posibles candidatos. Entre los nombres mencionados se encuentran el ghanés Peter Turkson y el guineano Robert Sarah, ambos con influencia en el ala conservadora de la Iglesia.

La teoría también menciona la destrucción de la “Ciudad de las siete colinas”, una posible alusión al Vaticano. Aunque no hay evidencia directa que relacione estos textos con hechos actuales, su contenido en tiempos de crisis suele alimentar la inquietud colectiva.

Fuentes especializadas recuerdan que las profecías de Nostradamus han sido interpretadas de múltiples maneras. Investigadores y teólogos advierten que su estilo críptico impide una lectura literal, y llaman a evitar alarmismos frente a textos redactados en un contexto histórico distinto al actual.

El proceso para elegir al nuevo papa inició tras el fallecimiento de Francisco. Hasta el cierre del cónclave, solo el Colegio de Cardenales podrá confirmar al próximo líder espiritual, mientras el interés por las predicciones de Nostradamus se mantiene como fenómeno mediático.