El ataúd color caoba donde descansa el cuerpo de Marion Lizbeth está rodeado de flores. Su hermana Giovana cuenta entre lágrimas que eso es muestra de lo mucho que la querían. 

“Era una muchacha muy querida, me hubiera gustado que hubieran visto anoche cómo estaba esto lleno de gente. Todos los que la querían estaban aquí. Los vecinos que la conocían que sabían lo dedicada que era ella con sus hijos. Era una mujer buena, cariñosa y trabajadora”, explicó sin quitar la vista de encima del féretro.

No hay fotografías de Marion cerca del féretro, solo un vaso de cristal con agua que dentro flota una flor. Alrededor hay más flores y una imagen de la Virgen de Guadalupe.

Fuera de la casa, en el patio, estaban los hijos de Marion; Mayté Lizbeth de 15 años y Jesús Alfredo de 10. Ambos sentados sobre una silla de ruedas. Como si esperaran a su mamá.

Mayté -la mayor- mantiene la cabeza baja, la jovencita llora en silencio mientras entrecruza sus manos sobre su regazo. 

El niño menor solo observa a los dolientes que entran y salen de la casa de sus abuelos. Llora por ratos. Sus abuelos dicen que ninguno de los dos chicos ha querido comer. Los dos nacieron con distrofia muscular, una enfermedad congénita que va debilitando los músculos, por lo que no pueden caminar. 

Su madre los llevaba a terapias al Centro de Rehabilitación Infantil de Veracruz, A.C. (Criver) cada vez que tenían consulta. Pero como no podía llevar a ambos al mismo tiempo, se organizaba 

“Ella agarró trabajo en el muelle de limpieza. Todos los días salía a las 6 de la mañana de su casa. Ella me escribió y me dijo; mami, ya me estoy arreglando, ya no tardo en salir porque yo también salgo a trabajar un poquito antes que ella (...) Ahí ha de haber estado escondido”, expresó Martha, su madre.

Los vecinos escucharon a Marion gritar por ayuda pero cuando salieron ella ya estaba tendida en el suelo.

“La agarró por la espalda porque las dos puñaladas que le pegó están en la espalda. La agarró por la espalda y después dice una señora -que como no quiere meterse en problemas- que le metió una en el corazón y que vieron cuando ella se llevó sus manos y cayó boca abajo”, explicó entre sollozos la madre de Marion.

La casa marcada con el número 792 es amarilla. Afuera se observan las sillas para todas las personas que asistieron a darle el último adiós a la madre de 35 años. Están sus primos, tíos, algunos amigos de la infancia. Todos tienen una cosa en común, indignación sobre lo que ocurrió.

A mediados de junio del año pasado, Marion le contó a su mamá que Victor “N”, su ex pareja, la estaba amenazando. Se brincaba y se metía a su casa a la fuerza para gritarle y amenazarla.

Marion tenía tanto miedo y decidió ir a denunciarlo ante la Fiscalía General del Estado de Veracruz. Martha, su madre, la acompañó.

“Ellos ya habían terminado, ella lo terminó, él se aferró a ella, la acosaba y la acosaba, nosotros decidimos ir a poner la denuncia porque él vino y la amenazó que la iba a quemar con todo y los niños en el cuarto donde vivía”, dijo.

Sin embargo, los meses pasaron y la carpeta de investigación no avanzaba. Ella seguía siendo amenazada.

“Ella agarró y dijo; no mami, no me hacen caso, yo ya no quiero mover nada, que sea lo que Dios quiera porque a mi no me hacen caso. Nada más andamos gaste y gaste en taxi y no hacen nada”, dijo.

Ahora su familia cree que Victor al final se salió con la suya y la asesinó.

Giovana, la hermana de Marion, expresó que el sujeto casi siempre estaba bajo los efectos del alcohol y de algunas drogas. Era muy violento y no conocía límites.

Para ella, sus familiares y amigos esto pudo haberse evitado si las autoridades de la Fiscalía de Veracruz hubieran hecho su trabajo. Las pruebas las tenían todas, la denuncia estaba hecha pero no actuaron, incluso cuando había dos niños en riesgo también. Pues el sujeto amenazó con quemarlos a ellos.

“Ellos aquí sin su mamá, sufriendo. Yo ya le dije que no sufra porque yo le voy a dar amor, le voy a dar cariño y lo quiero mucho pero no se vale las cosas que ese señor hace y lo que hizo. ¿Qué le parecería que a él le hicieran lo mismo? a mí, que es mi hermana, y que me duele me dan ganas de hacerle lo mismo que él le hizo a mi hermana”, dijo Giovana.

Marion será sepultada esta tarde en el panteón municipal de Veracruz dejando una familia destrozada por su feminicidio. Y una  sensación de que la justicia, podría haber llegado demasiado tarde.