Tierra Blanca, Ver.- A Marco Antonio Moreno Hernández, de oficio electricista y quien se desempeñó durante décadas como árbitro de fútbol llanero, la vida le cambió hace tres años con cuatro meses cuando fue brutalmente golpeado durante un partido de soccer en el municipio de Tierra Blanca.

Hoy, sin poder trabajar y con dificultades para caminar, se gana la vida abriendo y cerrando puertas en un Oxxo del puerto de Veracruz.

El futbol soccer ha estado con él desde que tiene uso de razón. Gran parte de su vida la dedicó al deporte como juez central, prefirió pitar que patear la bola.

Cuenta que pitaba los fines de semana en distintas ligas de futbol llanero.

Pero su historia en el soccer quedó lapidada tras un incidente que casi lo deja en silla de ruedas.

Corría el año 2020 y Marco Antonio, vecino del fraccionamiento Colinas de Santa Fe del puerto de Veracruz, fue invitado a silbar una final en el municipio de Tierra Blanca. El partido se fue a penales y al finalizar el juego, el equipo perdedor arremetió contra él.

“Fui a una final a pitar a Tierra Blanca pero hubo problemas entre jugadores y grada, gente drogada, entonces comenzaron a golpearse en la grada. Cuando me percaté de eso corrí y antes de llegar a los vestidores me pegaron con un puño en la mandíbula, dos patadas en la nuca y me patearon en la espalda”.

Sus dos asistentes de línea también fueron golpeados aquel día.

La brutal golpiza lo dejó inmóvil, dejó de sentir sus piernas, el daño estaba hecho. Las patadas que recibió en la espalda le dejaron secuelas en la columna y daño neurológico, lo que le provocó que poco a poco pierda la visión.

Fue a dar al hospital pero jamás recibió indemnización por la agresión, tampoco hubo personas detenidas. Su vida cambió en ese momento.

“A veces duermo sentado de tanto dolor y yo necesito trabajar. Estoy en un Oxxo abriendo y cerrando puertas porque he pedido trabajo de seguridad y no me dan, de cerillito tampoco, por eso pido ayuda al gobierno”.

En la actualidad, con 63 años, se gana la vida abriendo y cerrando puertas en una tienda de conveniencia. Con una muleta apenas logra sostenerse mientras que con un bastón se equilibra para no caerse al suelo.

Dentro de las secuelas están los fuertes dolores de espalda, por ello utiliza una faja ortopédica. Las piernas le tiemblan a cada momento porque no logra sostenerse muy bien.

A pesar de todo, el exárbitro no pierde la esperanza de volver a caminar para regresar a las canchas y hacer lo que más le apasiona: vestirse de negro y pitar un partido de fútbol.

“Quiero luchar más, salir adelante y tengo mucha fe que voy a volver a pisar un campo de fútbol, no importa la edad, esa es mi fe, yo quiero volver al campo. A veces me invitan a ver los juegos y se siente bonito”.

Para ello tendrá que reunir una cantidad importante de dinero. Deberá pagar estudios, medicamentos y una operación que le ayudaría a cambiar de nueva cuenta.