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Lucrecia O. Toríz, mujer que marcó huelga de Río Blanco
Xalapa, Veracruz,- La celebración del 117 aniversario de la huelga de Río Blanco, Veracruz, —hecho precursor de la Revolución Mexicana— ocurrida en 1907 y, a la que asistirá el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, este domingo 7 de enero con el objetivo de rememorar este evento, tiene, en la prerrevolucionaria, Lucrecia O. Toríz, a una figura trascendente.
Nacida en Orizaba en 1867, Lucrecia formó parte de un grupo de mujeres que durante la huelga derivada por las condiciones explotadoras a las que estaban sometidos cientos de trabajadores, compartió pan y tortillas a los hombres huelguistas que durante varios días y noches se quedaron cercando la fábrica en la que trabajaban.
Según diversos estudiosos del movimiento huelguista ocurrido en Río Blanco, Lucrecia no solo se encargaba de mantener alimentada a las personas que se encontraban tomando la fábrica, sino que también participó activamente en el movimiento defendiendo a sus compañeros de una posible masacre.
Uno de esos días de huelga una trabajadora fue a pedir un préstamo a una tienda de raya, que en la actualidad sería un banco comercial; sin embargo, el encargado de la tienda de origen extranjero la mató de un balazo. Este asesinato prendió los ánimos de los trabajadores que buscaban venganza a como fuera lugar.
Lucrecia sabedora de la desventaja que representaba combatir a los soldados del treceavo batallón dirigidos por el Teniente Ignacio Dorado, se presentó sin miedo frente al batallón con una bandera de México para reclamar la muerte de la trabajadora, además de advertir que no se iban a mover de la fábrica. Esta advertencia le costó ser golpeada y encarcelada durante seis meses, sin embargo, detuvo el afán de masacrar a sus compañeros de huelga.
En la cárcel recibió apoyo de los hermanos Flores Magón que le enviaron sus libros como premio por haber sido tan valiente y enfrentar al batallón porfirista. Lucrecia salió libre bajo fianza a los seis meses de presa. Ella se alejó del movimiento revolucionario para llevar una vida más pacífica. En 1936 recibió el reconocimiento del Centro de Mujeres Proletarias de México.
Es considerada una de las primeras mujeres luchadoras sociales en el país. Murió en Río Blanco, Veracruz en el año de 1962.