Acayucan, Veracruz.- “Le llaman resguardo, pero es una detención, porque el guardia no te deja hacer nada, ni llamar a ningún lado. Te tratan mal, con palabras soeces y  a mi hermano le robaron su celular y dinero”, narra Fernando.

Deportado en cuatro ocasiones al sur de México, Fernando, migrante originario de Ecuador, relata a e-consulta Veracruz la experiencia vivida junto con su familia en la Estación Migratoria del municipio de Acayucan, Veracruz.

Fernando y su familia se dedican a la música. Ellos ingresaron de manera irregular a México por Tapachula, el 20 de enero de 2023. Llegaron hasta el norte del país, pero ya fueron trasladados en cuatro ocasiones al sur por el Instituto Nacional de Migración (INM).

La última vez fue hace una semana cuando terminaron en la Estación Migratoria de Acayucan, en donde, según Fernando,  sus familiares recibieron malos tratos, fueron incomunicados y hasta les robaron su dinero y un celular.

“Le robaron a mi hermano, no era gran cantidad, eran seis  mil pesos, pero cómo es posible eso, a una señora que era mi paisana le robaron un celular también. Nosotros fuimos detenidos hace una semana y después nos vinieron a dejar a un albergue de la Casa del Migrante Santa Faustina Kowalska en Coatzacoalcos”, expresa el migrante ecuatoriano.

Calificada como una prisión por los migrantes que pasan por el sur de Veracruz, la Estación Migratoria es un espacio que a menudo se satura de extranjeros. Cuando eso sucede, los agentes del INM desalojan a algunos indocumentados con un permiso que solo les permite quedarse entre Coatzacoalcos y Acayucan mientras se resuelve su situación migratoria.

De acuerdo al testimonio de migrantes que estuvieron en la Estación Migratoria de Acayucan, en la mayoría de los casos los mantienen encerrados por varios días y, posteriormente, son repatriados a sus países,  un caso similar a lo que vivieron 39 migrantes de centro y sudamérica que, en contraste, ya no volvieron a sus lugares de origen debido a que murieron en un incendio en la Estación Migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua el pasado 27 de marzo.

“Ahí a dentro no te dan ninguna clase de información, es prohibido comunicarse y nos tienen ahí esperando un papel que al final no te sirve para nada, ese papel simplemente te dejar estar en un cierto lugar, sabiendo que nosotros tenemos la necesidad de trabajar”, añadió. 

TRAGEDIA EN CIUDAD JUÁREZ ENCIENDE ALARMAS

El incendio en las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez, Chihuahua, registrado el pasado 27 de marzo, despertó nuevamente la preocupación de activistas sobre los procedimientos que se realizan en  la Estación Migratoria de  Acayucan, en el sur del estado de Veracruz.

A lo largo de los últimos años, las instalaciones de Migración en Acayucan  se convirtieron en el centro de manifestaciones,  motines, señalamientos de hacinamiento y enfrentamientos entre migrantes y custodios del INM.

De acuerdo con José Luis Reyes Farías, defensor de derechos de migrantes en el sur de Veracruz. Las estaciones migratorias representan un riesgo para extranjeros indocumentados. La mayoría de los migrantes que abandonan su país prefieren morir antes que regresar a vivir en medio de la violencia y la pobreza, expone.

El defensor de migrantes señaló que los extranjeros saben que serán deportados cuando los agentes del INM los encierran en las estaciones migratorias del país, por lo que hacen cualquier cosa para salir, como en el caso de los migrantes de la Estación Migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde 39 de ellos murieron en un incendio.

 “La realidad que vivimos hoy en México en las instalaciones migratorias y cualquier centro de retención temporal de migrantes es de alta vulnerabilidad, hoy tenemos una migración de gente que sale de su país, principalmente salvadoreños que vienen dispuestos a dar la vida para no regresar a su país, para no ser deportados", comenta.

Según Luis Reyes Farías, las autoridades federales deben poner mayor atención a los procedimientos que se realizan en las estaciones migratorias debido a los presuntos actos de corrupción contra migrantes.

El activista asegura que, junto con sus colabores, atendió en muchas ocasiones casos de migrantes que, pese a que cuentan con documentos que les permiten el tránsito legal en México, son encerrados por el INM.

Además, expone que en la Estación Migratoria de Acayucan los administradores extorsionan a migrantes para dejarlos en libertad a cambio de noches.

ESTACIÓN MIGRATORIA DE ACAYUCAN, LA SEGUNDA MÁS GRANDE DEL PAÍS

De acuerdo con el gobiermo del presidente Andrés Manuel López Obrador, la Estación Migratoria de Acayucan es la segunda más grande del país, solo por debajo de la Estación de Tapachula, Chiapas, Siglo 21. 

Tras el anuncio realizado en marzo de 2019 sobre la conclusión de la primera etapa de remodelación de la Estación Migratoria de Acayucan, para la qu e se invirtieron 38.9 millones de pesos,  autoridades federales dieron a conocer que las instalaciones comenzaron sus funciones en 2007 y tiene capacidad para 836 personas.

Aunque  en un principio, la estación resguardaba a migrantes hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, cubanos, de Nicaragua, la India, Camerún, Bangladesh, Sri Lanka, Haití, Nepal, y  Pakistán, ahora  con la migración variada también se asegura  a venezolanos, pobladores del  Congo, China y hasta de Japón. 

Durante la obra de remodelación las autoridades contemplaron el mantenimiento de la infraestructura general, la supervisión de los sistemas sanitario y de iluminación, así como la captación de la planta de tratamiento de aguas residuales,  el funcionamiento adecuado de la planta de luz de emergencia y del transformador eléctrico principal, el mantenimiento al sistema de agua potable, los trabajos de fumigación, control de plagas y fauna nociva.

Para defensores de migrantes en el sur de Veracruz, las mejoras anunciadas son invisibles debido a que la Estación Migratoria de Acayucan está rodeada por una enorme barda perimetral. De la entrada principal al lugar donde se  resguarda a los migrantes hay varios metros de separación que no dejan apreciar a simple vista las condiciones que guarda el lugar.