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Paola: universitaria de Xalapa denuncia “broma” que paró en privación de libertad

  • Isabel Ortega
Paola narra cómo habría sido privada de la libertas y golpeada por un compañero de la universidad; autoridades escolares no hicieron nada

Xalapa, Ver.-  Un “aventón” para recoger su coche en el estacionamiento de la Universidad Euro Hispanoamericana, terminó en la presunta privación ilegal de la libertad de Paola, estudiante de séptimo semestre de la licenciatura de Educación Física y Nutrición Deportiva de dicha institución.

El sábado 10 de agosto, la joven junto con algunos de sus compañeros salieron temprano de clases y organizaron un convivio en una casa ubicada a solo dos cuadras de la universidad que tiene su campus en La Pradera, en el municipio de Emiliano Zapata

La lluvia y la necesidad de ir a recoger su coche, que dejó en el estacionamiento de la escuela, llevó a Paola a pedir un aventón a Vladimir y Karen, compañeros de clase con los que había convivido por más de tres años, quienes, denuncia la joven, la retuvieron en contra de su voluntad.

Paola pidió auxilio al 911 y logró bajarse de la camioneta en Lázaro Cárdenas, a la altura de la Secretaria de Comunicaciones y Transporte (SCT) a cinco kilómetros de donde estaba su vehículo. En el trayecto, Vladimir la golpeó, mientras Karen manejaba la unidad.

A cuatro meses del incidente, los directivos de la universidad Euro Hispanoamericana se negaron a tomar acciones para resguardar la integridad de Paola, a pesar de que fue una petición de la Fiscalía General del Estado (FGE), y solo permitieron que se diera de baja por un año, mientras sus agresores se gradúan. Así ya no debe convivir con ellos. 

La preocupación de Paola y su madre, Rocío, es que los directivos de la Euro la orillaron a hacer una pausa en su formación profesional, al no tomar acciones contra los agresores de la joven, con el argumento que los hechos no pasaron dentro de sus instalaciones, ni en horario escolar.

Rocío pidió el apoyo de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), a donde presentó una queja por el actuar de directivos al mando de la rectora Ruth María Rodríguez Pérez, pues considera que existen diversas irregularidades en la operación del plantel educativo, donde fue maestra.

Este medio de comunicación buscó a directivos de la Euro Hispanoamericana para conocer su versión de los hechos, pero el director académico Emilio Faibre dijo que no estaba autorizado para dar entrevistas.

 

LA HISTORIA 

Paola denunció que el sábado 10 de agosto les avisaron que no tendrían la última clase. Pasaban las 12 del día, cuando sus compañeros se organizaron y fueron a casa de uno de ellos para distraerse un rato.  La casa estaba a solo dos cuadras de la universidad, así que se fueron caminando.

Cuando decidieron retirarse del convivio estaba lloviendo, por lo que pidió un “aventón” a Vladimir y Karen. Debía ir a recoger su carro que había dejado en el estacionamiento de la Euro.

“Nos avisaron que de la última clase no iba a llegar el maestro. Y nos empezamos a retirar y un compañero nos invitó a su casa para convivir. Karen y Vladimir dijeron que no iban a ir, que se iban a su casa. Yo dejé mi carro estacionado en la escuela, porque estaba a dos cuadras”, platica con E-Consulta Veracruz. 

Relata que cuando ya todos estaban en la reunión, Karen y Vladimir avisaron que sí llegarían al domicilio. Después de dos horas de estar en la fiesta todos decidieron irse a su casa, pero, en ese momento, empezó a llover.

“Eran como las cinco, y me dijeron, si quieres te damos el raid a la escuela, acepté. Nos subimos a la camioneta y del lado donde yo iba la puerta no abría, es corrediza, también le dieron el raid a otro compañero, Luis David, que íbamos en la parte de atrás, Karen era la copiloto”.

Al pasar frente a las instalaciones de la Euro, Paola les recordó que ahí se bajaba, que necesitaba recoger su coche. Sin embargo, Vladimir se negó a detener el vehículo, diciendo que él no tenía por qué obedecerla. 

Al principio pensó que se trataba de una broma y le siguió el juego. Karen respaldó a su pareja alegando que él era quien estaba manejando y que ella no podía hacer nada, “no es mi camioneta”.

Paola se espantó ante la actitud de sus compañeros y empezó a llorar, en respuesta le dijeron que estaba loca. Llamó al 911 para alertar que estaba siendo privada de su libertad, los jóvenes pensaron que era broma, y siguieron avanzando sobre la avenida Lázaro Cárdenas.

Mientras ellos seguían su ruta, ella -por el celular- daba detalles de dónde circulaba la camioneta. La persona que estaba con ella en la línea le pidió preguntarle nuevamente al conductor si podía detener la unidad. Él se negó. 

Paola dice que en ese momento su compañero pidió bajarse a mitad de la calle, con la idea de no “participar” más en lo que parecía una broma. Luego de que Luis David se bajó de la camioneta, ellos arrancaron de manera inmediata, sin que Paola pudiera reaccionar e intentar bajarse.

“Al principio pensé que era broma, pero cuando ví que se empezó a molestar me puse a llorar. Me decía, no soy tu chofer, no te voy a dejar dónde tú quieras. Te voy a dejar tirada por Banderilla”, le decían. 

Explica que, a la altura de Plaza Américas, Karen se cambia de lugar y empieza a conducir la camioneta, mientras Vladimir -quien presuntamente estaba drogado- se pasó a la parte de atrás y la empezó a golpear.

Fue ahí donde se le cayó el teléfono y se cortó la llamada con el 911, “me pegó y yo empecé a manotear y le jalé el cabello a Karen que iba conduciendo; cuando se paran, porque había tráfico, empieza a sonar el celular”.

Metros adelante había una patrulla de la SSP, y los dos jóvenes decidieron “entregarla” a la autoridad a quien le dijeron que estaba ebria y que no se quería bajar de la camioneta, cuando ellos, asegura, habían decidido privarla de su libertad.

Al bajarse, los policías no creyeron la versión de Paola, incluso, le cuestionaban porqué lloraba si no le habían hecho nada sus compañeros. Le insinuaron que podría estar drogada. Cuando Paola denuncia que el que estaba alterado era Vladimir, razón por la que Karen optó por manejar.

Minutos después llegaron dos policías en moto, que habían sido alertados por personal del 911, quienes se portaron más amables y le pidieron llamar a su familia.

Mientras su mamá llegaba, los jóvenes fueron interrogados por los policías. Ellos negaron cualquier relación de amistad, y mantuvieron la versión que como la chica estaba alcoholizada no se quería bajar de la camioneta.

Paola consideraba su amiga a Karen, frecuentemente la invitaba a su casa, pasaba por ella antes de ir a la escuela, y asistía a fiestas familiares, pero ante los policías negó el lazo de amistad.  

Los elementos de la SSP afirmaron que no podrían proceder contra la pareja, pues no había cometido ningún ilícito, a pesar de haber retenido a Paola por varias cuadras en contra de su voluntad. Y les recomendaron proceder legalmente contra los jóvenes.

Ese mismo día, Paola y su mamá fueron a recoger su coche que estaba en el estacionamiento de la escuela. Después de 10 días presentaron la denuncia penal que fue radicada a la Fiscalía Décima de la Unidad Integral de Procuración de Justicia del Distrito de Xalapa. Los delitos que se podrían configurar son privación ilegal de la libertad y lesiones, entre otros.

El siguiente fin de semana no había clases, sin embargo, Paola y su mamá acudieron a la escuela en donde se reunieron con Emilio Faibre, director académico de la Euro Hispanoamericana, que en un primer momento lamentó los hechos y les pidió tiempo para tomar alguna decisión.

Una semana después, la respuesta del académico fue distinta, aseguró que como no había queja de parte de los otros jóvenes, no podía hacer nada; solo le dio como opción el cumplir con sus tareas y enviarlas por correo, para no asistir a la escuela. La medida fue solo por tres fines de semana.

Después de eso, insistieron, que debía regresar a clases. A través de la FGE se les pidió entregar el reglamento escolar para saber qué sanciones se podrían aplicar a los jóvenes, pero los maestros se negaron a recibir el escrito.

También les pidieron tomar medidas de prevención para resguardar la integridad física de Paola, pero no aceptaron a pesar de que si recibieron una copia de la denuncia penal, “solo ofrecieron cambiarla de salón, porque dijeron que los otros jóvenes no se quejaron”. 

El trato a la joven, que es becaria de la Euro, fue de indiferencia y como última opción le recomendaron darse de baja, con la idea de que Karen y Vladimir puedan concluir la carrera y ya no tengan contacto con ella.

Vladimir, dicen, tiene antecedentes de que consume drogas, luego de que le fue amputado un brazo, lo utiliza para reducir el dolor.

Ya en el pasado, dice la mamá de Paola, se presentó el caso de un grupo de estudiantes que fueron expulsados por vender marihuana en las inmediaciones del plantel educativo, cuando estaban en Américas.

 

ch