Una pared llena de caricaturas enmarcadas que datan de 1976 dan la bienvenida al edén de las tortas en Coatzacoalcos. 

A escasos 100 metros del malecón costero, en la esquina que forman las calles Quevedo y Carranza, se observa un antiguo edificio color amarillo y rojo que recibe a todo aquel que guste de un gran “tortón” y una cerveza bien fría. 

En esta mítica esquina que concentra recuerdos de antaño, bien se escucha a Mon Laferte o a las bandas de regional mexicano de moda. 

Mientras Angélica Sánchez, de 68 años, empleada del lugar desde que hace 17 años, prepara las tortas de cochinita pibil o las lenguas de res, al interior del bar, las sonrisas no faltan y el ambiente se mantiene cálido.

Según los comensales, la experiencia completa se obtiene si se pide una de las tradicionales tortas al comal. Las hay de cochinita pibil, Chinameca, queso con chile y milanesa, los tradicionales olvidados o la lengua de res. 

Angélica es la encargada de cocinarlas, la mujer dijo sentirse cansada, pero el ritmo de trabajo la mantiene activa y aseguró, le encanta ver las sonrisas de los clientes al comer una de sus recetas. 

Durante la pandemia tuvieron que cerrar durante dos meses, sin embargo, desde que en Coatzacoalcos se permitió la apertura de comercios, en Lucas se abre desde las dos de la tarde hasta media noche. 

En las 10 horas Angélica contó que nunca falta el “cotorreo”. La mesera del lugar se acerca a las mesas para ofrecer bebidas o comida y siempre regresa. 

- ¿Algo más? - pregunta la mesera con una sonrisa. 

- Otras dos de chuleta, están muy ricas - dice un comensal de Ciudad de México. 

Si los visitantes quieren degustar los platillos completos, Angélica recomienda comer los olvidados, unas tortillas con guisado al estilo quesadillas y la lengua de res al chile. 

Cual refrán, si alguien como una torta de Lucas, no dejará pasar la oportunidad de comer dos.