- Veracruz
Las Hormigas Acuáticas, mujeres que rescataron laguna para subsistir
Veracruz, Ver.- Eva Castillo Lara no sabe leer, pero si distingue de una planta medicinal y una venenosa, no estudió medicina, pero sus ancestros le enseñaron a realizar brebajes a base de plantas medicinales, no sabe de tratamientos de belleza, pero hace shampoo y jabones naturales con los productos que ella misma extrae de la tierra.
Hace 23 años Eva, una mujer menudita, de tés morena, cabello corto y conversación afable, salió de su pueblo Paso Moral solo con los conocimientos que sus abuelos le dieron, lo demás lo fue aprendiendo con el paso del tiempo y los golpes de la vida, asegura.
Fue pescadora, comerciante, campesina y ahora es una de las fundadoras de la cooperativa Hormigas Acuáticas, conformada en su mayoría por mujeres; madres solteras y amas de casa.
Las "Hormigas" se dedican a la producción y venta de plantas de ornatos y medicinales; se dedican también a la cría de peces, la producción de composta y también fabrican jabones y shampoo sustentables que venden en bazares solidarios.
Salvar la Laguna La Espuma
Su fuente de trabajo es la rivera de la Laguna la Espuma, ubicada en la colonia Las Bajadas, zona popular en el puerto de Veracruz, en el que por muchos años vivieron en marginación por la falta de ingresos.
Ahora esa misma zona es la que les permitió tener un trabajo fijo en el que son sus propias patronas.
"A principio fue un grupo así sencillo, porque teníamos la anomalía que nos inundábamos año con año y al ver que los niños se llenaban de lodo, empezamos a limpiar (la laguna) ver la forma de sacar esa agua y había noción de que era un humedal perdido", cuenta.
La Laguna la Espuma es parte de la superficie denominada Archipiélago de Lagunas Interdunarias de la zona conurbada de los municipios de Veracruz y La Antigua, las cuales conforman 33 lagunas, 30 se localizan geográficamente en el municipio de Veracruz, dos en La Antigua y una en ambos municipios.
Estás lagunas fueron declaradas Área Natural Protegida, pues albergan flora, fauna y, además, son considerados como vasos reguladores de la ciudad en tiempos de lluvia.
Eva y las Hormigas Acuáticas reconocen la importancia de preservar estos ecosistemas, por lo que todos los días se esmeran en salvarla.
Escasez de trabajo hizo que mujeres buscaran otros oficios
Hace nueve años, lo que comenzó como un proyecto vecinal para que no se inundaran y rescatar la Laguna la Espuma, se convirtió en una cooperativa que daba trabajo fijo alrededor de 11 mujeres y empleo temporal a otras 19 personas.
Lo que antes eran terrenos lodosos, con maleza en los alrededores y dentro de la laguna, se convirtió en un lugar donde los vecinos de la colonia Las Bajadas pueden pescar, pasar sus tardes y disfrutar de la vegetación y árboles frutales que ellas sembraron.
"Todo eso ha sido sembrado por nosotras, porque aquí no había nada eso, todo eso ha sido sembrado por las hormiguitas y pues ya mira tenemos cosecha, nos gusta hacer la fruta en almíbar, también se vende, pero ya no mucho porque antes nos daban lugares para vender", dice.
Con el paso del tiempo, el poco apoyo de algunas autoridades para difundir sus productos y la pandemia ocasionó escasez de trabajo, la falta de espacios dónde vender y la poca solvencia económica para que se sostuvieran hizo que las mujeres que trabajaban en la cooperativa se salieran.
De ser 11 quienes conformaban la agrupación, ahora solo quedan cuatro, la mayoría son adultas mayores quienes por su edad no encuentran fácilmente trabajo, por lo que prefieren seguir ayudándose mutuamente vendiendo las pocas ornamentas y productos que saquen de lo que cosechan.
"No queremos que nos regalen dinero, queremos que nos compren lo que producimos, que es la planta, la composta, planta de ornato, planta medicinal, árboles. Nos gustaría que alguien se acercara a comprarnos, porque con eso nos ayudamos".
La resistencia por mantener la cooperativa en pie
Tras la caída de las ventas de plantas de ornato, Eva y sus compañeras optaron en realizar productos orgánicos como shampoo, aceites, gel antibacterial y jabones hechos de plantas que ellas cultivan, para venderlos en plazas; no obstante, no logran obtener los mismos ingresos que antes.
Eva y sus compañeras aprendieron a realizar estos productos gracias a la capacitación de especialistas y biólogos de diferentes escuelas del puerto, con quienes mantienen una relación estrecha, muchos estudiantes llegan a la cooperativa para aprender de plantas medicinales, realizar su servicio social y ayudarlas en el rescate de la laguna.
Gracias a este impulso Eva tuvo la oportunidad de compartir sus conocimientos de herbolaria, incluso en otros estados y países. Su casa está llena de reconocimientos que respaldan sus años de experiencia en este oficio.
"Nosotras hemos aportado nuestro conocimiento como ellos nos han puesto maestros, con la maestra Teresita aprendí a dosificar, a medir, a ver cómo se iban a hacer las cosas, entonces, todo eso es lo que me ha venido ayudando para lo que estoy haciendo", comenta.
Eva y sus demás compañeras trabajan de 9.00 de la mañana a las 17.00 horas, pese a que solo son tres mujeres y un hombre, aseguran que mantendrán la cooperativa hasta donde sus capacidades se lo permitan.
"Seguimos aquí porque la verdad ya somos muy necias y ya nos gusto cuando menos estar en lo fresco, salir de nuestras casas, que estamos encerradas y aquí nos la pasamos, pero la verdad ya no genera".
FP