- Veracruz
El calvario por el frío que viven familias en colonia de Veracruz
Érika Peña y sus tres hijos apenas alcanzan a taparse con unas cuantas cobijas, de la corriente de aire frío que se cuela en las madrugadas desde el mar de Playa Norte hasta los huecos que hay entre las paredes de madera y el techo de lámina de su casa.
Así son la mayoría de las casas en la colonia Margarito Montes Parra, ubicada en la zona norte del puerto de Veracruz, en donde al menos 300 familias se asentaron de manera irregular hace aproximadamente tres años.
"Imagínese, cómo no va a hacer frío en una casa como esta", dice la joven, de 28 años.
El descenso de la temperatura en el puerto de Veracruz enfría las láminas y las paredes de madera haciendo menos soportable el ambiente dentro de las viviendas de la colonia, en aquel terreno ligeramente elevado, donde el frío es más intenso que en cualquier otra parte de la ciudad.
Allí cada uno soporta el frío como puede y con lo que puede, afirmó Santiago Isla, quien a sus 62 años vive solo en una casa que construyó también con tablas de manera y láminas metálicas a unos cuantos metros de la de Érika.
"Tú sabes que los veracruzanos estamos acostumbrados a los climas extremos y pues este año ha estado duro", comenta Santiago.
Las casas que se encuentran en las orillas de las colonias están cercadas con láminas de metal con las que las familias intentan reducir el aire que corre desde la Playa Norte, ubicada a aproximadamente cuatro kilómetros del lugar.
A Érika Peña el frío de la mañana le pega en el rostro mientras prepara unos frijoles de olla en un fogón de leña que habilitó en el patio frontal de su casa y que utiliza cuando cocina alimentos que tardan en prepararse con la intención de ahorrar el gas.
La joven llegó con sus tres hijos hace un par de años a la colonia Margarito Montes Parra para levantar una vivienda en la que no paga renta ni servicios de agua potable y electricidad, igual que el resto de sus vecinos.
Su llegada a esa zona del puerto de Veracruz fue el canje de una vida de penurias económicas por una en donde por temporadas sufre con sus hijos el calor intenso de la ciudad y, por otras, el frío y los montones de tierra que levantan los "nortazos".
Los 21 grados de temperatura en el puerto de Veracruz bajan poco a poco, conforme avanza el día. No es poco para una familia que, como el resto de los jarochos de la ciudad, están acostumbradas a calores intensos que superan los 31 grados la mayor parte del año.
Por las noches, cuando el frío es más intenso y llega a rondar los 16 grados, el calor humano forma una cobija para los cuatro: "arriba de la cama está bien, pues nadie se baja y está uno calientito, pero nomás uno se baja de la cama y n´hombre."
Érika narra con una actitud despreocupada que, para bañarse calientan el agua con una resistencia que conecta a la instalación de luz que se cuelga de manera irregular de las líneas cercanas... El frío, las condiciones del lugar y las carencias parecen hacerle nada.
Antes de levantar su vivienda en la colonia Margarito Montes Parra, Érika rentaba una casa en la colonia Reserva de Tarimoya Uno, en donde pagaba dos mil 800 pesos mensuales de renta y 350 pesos más por el servicio de agua potable.
Ya no podía con los gastos de la renta, la comida del diario ni los gastos escolares de sus tres hijos: Melanie, de 13 años; Jonathan, de 10; y Ángel, de seis, por lo que no dudó en mudarse a un lugar más lejano a pesar de las condiciones el terreno.
Érika recuerda que cuando llegó a la colonia Montes Parra todo era monte, por lo que entre decenas de familias pagaron a un maquinista para que con camiones arrancara la maleza que aún crece, en menores cantidades, entre las viviendas.
Con suerte reciben agua potable desde el fraccionamiento Riveras de Río Medio y tienen luz debido a que se cuelgan de los postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero ninguna de las familias paga alguno de los dos servicios.
Debido a que la colonia se formó por un asentamiento irregular de decenas de familias, carece de servicios municipales y se encuentra fuera del padrón catastral del ayuntamiento de Veracruz, por lo que sus habitantes temen que puedan ser removidos del lugar.
-¿Tus intenciones son seguir aquí?
"Pues si nos llegan a dejar aquí, porque mira, yo retirarme de aquí sería cuestión de buscar donde irme a rentar otra vez y si me salí de allá es porque pagaba yo mucho", afirma Érika.
A la joven, quien es madre soltera, apenas le alcanza lo que gana como trabajadora de un restaurante para pagar los gastos de sus hijos, sobre todo los de la escuela.
Todos los días tiene que hacer recargas de 50 pesos para que Melanie, su hija mayor, pueda tomar clases por medio de su celular. En casa tiene una antena de televisión de paga que se observa desde afuera, pero no hay Internet.
Además, gasta 240 pesos semanales en llevar a sus otros dos hijos a una escuela primaria de la colonia Reserva de Tarimoya Uno. No le alcanzaría si pagara renta y servicios, asegura.
Aquí llegamos engañados: Jesús
Al otro extremo de la vivienda de Érika, una cerca de madera vieja rodea una casa construida completamente con láminas en un terreno por el que Jesús pagó 15 mil pesos con la esperanza que la colonia sería municipalizada con prontitud.
El hombre, de 63 años, dice que su esposa y él llegaron engañados por el líder de la colonia, aunque nadie sabe con exactitud quién es. Héctor, Félix, este, aquel o el otro. Lo que sí saben es que el dichoso líder ni siquiera vive en la Montes Parra.
Además de aguantar las bajas temperaturas que se sienten en el lugar, Jesús y su esposa soportan toda la tierra y el "pica pica" que se filtran por cada rincón de la casa cuando hay nortes en la ciudad, que en lo que va del año han superado las rachas de los 110 km/h en tres ocasiones.
La casa, menciona, la hicieron de láminas, debido a que el líder de la colonia les dijo que no podían construir ninguna viviendo de concreto, ya que en algún momento los terrenos iban a recorrerse cuando personal del ayuntamiento los midiera.
"Aquí construimos así, porque nos habían dicho que no, pero desde un principio hubiéramos construido de material porque gastamos más en madera y todo que lo que se consume en material ¿Cuánto vale una lámina de esas? Te vale casi 500 y cacho", menciona.
Su deseo es por lo menos construir un cuadro de concreto, pues, aunque las láminas resisten a los nortes, la tierra invade la vivienda poniendo en riesgo la producción del pan que hornea en la parte trasera de su domicilio.
"Tapamos así para que no se mete la tierra, por el pan", expresa mientras señala los retazos de nailon que cubren la casa.
A los habitantes de la colonia Montes Parra aún les queda trecho por recorrer, pues según el meteorólogo Federico Acevedo Rosas, todavía falta que se registren 32 de los 56 frentes fríos pronosticados para la temporada 2021-2022.
Qué se le va a hacer, dicen los vecinos como si el viento frío repitiera el dicho soplándolo de casa en casa. "Qué se le va a hacer", dice Jesús, resignado.