- Economía
¿Puedes creerlo? Estos son los impuestos más raros
De acuerdo con investigaciones, la idea de que un estado o gobernante les cobre dinero a sus ciudadanos surgió en el Antiguo Egipto, hace unos 5 mil años. Desde ese momento el concepto fue adoptado y modificado por todas las civilizaciones.
En las épocas medievales, abundaban los impuestos absurdos e ineficientes.
1. Impuesto por tener barba
En Inglaterra se instauró un impuesto a la barba en 1535. Por supuesto que este impuesto, cobrado a todos los hombres que preferían mantener su vello facial por más de dos semanas, era casi imposible de evadir.
Bastaba con ver las características físicas del hombre para deducir si debía dinero al estado.
En Rusia, donde también se proclamó un impuesto contra la barba, los contribuyentes tenían que portar una medalla con la inscripción "la barba es una carga superflua".
Además de recaudar dinero, se cree que estos impuestos se cobraban para afectar a grupos específicos que eran perseguidos de manera oficial.
En el caso de la barba, las personas religiosas debían portar una por sus creencias, por lo que les salía más caro ser practicantes de su fe que a otros ciudadanos.
2. Impuesto a ventanas y perros
Así como actualmente se suele contabilizar los focos u otro tipo de objetos para identificar el nivel socioeconómico de un lugar, en aquella época fue algo parecido con estos objetos. Y el 9 de enero de 1854 Santa Anna decretó esta medida de contribución a puertas y ventanas como un intento desesperado. Pero, algo sumamente curioso es que el impuesto fue llamado "contribución de luces exteriores", ya que se cobraba por el derecho a la luz del sol y artificial que entraba a las viviendas.
El impuesto de los perros fue un poco antes, ya que el 3 de octubre de 1853 Santa Anna dio el mandato a través del Ayuntamiento de la Ciudad de México.
En esta contribución estaban incluidos todos los perros que fueran mascotas o acompañantes de caza, sólo se eximió a los perros guía. Y el monto a pagar era un peso mensual por mascota sin importar su raza o tamaño.
3. Eructos de vaca
Las vacas son grandes contaminantes: para producir un cuarto de litro de leche, una vaca eructa siete litros y medio de metano, que pesan unos cinco gramos, el equivalente a cien gramos de dióxido de carbono. Según unn informe de la FAO, el ganado emite un porcentaje muy superior de gases nocivos del que emiten los coches.
Por ello, en países como Irlanda y Dinamarca las autoridades discutieron la posibilidad de establecer impuestos a los eructos emitidos por el ganado vacuno.
4. Impuesto a las personas guapas
Aquí se da el primer impuesto raro del mundo, que se propuso en Japón. Se trataba de un impuesto absurdo, dado que debían pagarlo todos los hombres solteros que sean física y visualmente agradables.
Asimismo, buscaba reducir el gravamen para los que no son tan agraciados físicamente.
5. Impuesto a los inodoros
En Maryland durante el año 2005, los ciudadanos deberían pagar este impuesto por bajarle a la palanca del inodoro, el monto era de 30 dólares y se estaba pensando incrementar la tarifa, pero no se pudo porque la mayoría de las personas la consideraban injusta al tratarse de una necesidad fisiológica.