- Veracruz
Daniel encontró en el asilo la mejor terapia para dejar el alcoholismo
"Con ellos me olvido del alcoholismo", dijo Daniel Hernández, el adulto mayor con mejor salud dentro del Asilo Cogra, ubicado en la colonia Miguel Hidalgo del puerto de Veracruz, muy cerca de las vías del ferrocarril.
A sus 74 años, mantiene su mente ocupada en cuidar a sus compañeros y en apoyar en los quehaceres del asilo. Así superó su alcoholismo desde su llegada a Cogra. Es parte de las 58 personas asiladas, pero ayuda como si fuera un empleado más.
Su adicción al alcohol comenzó en diciembre de 2013, tras la muerte de su madre, quien vivió un siglo. La había cuidado por más de tres años hasta que finalmente murió. La pérdida lo tiró a la depresión.
Antes de que su madre muriera, Daniel le prometió que cuidaría de las personas vulnerables. Con su promesa y su salud en buen estado cumple el último deseo de su mamá. Incluso, afirmó que ve su rostro en cada persona a la que cuida.
"Yo cuidé a mi mamá sus últimos tres años y ella siempre me decía que me acordara de este tipo de gente", compartió.
Sin embargo, el adulto mayor pasó casi un año hundido en el alcoholismo antes de llegar al Asilo Cogra, cerca de donde tiene su domicilio, en la calle Cultura casi esquina con Mariano Arista, en la colonia Hidalgo.
Fue hasta 2014 que comenzó a visitar periódicamente el asilo, sin embargo, su adicción al alcohol continuó. Daniel tomaba para olvidar el dolor por la muerte de su madre. Inclusive, se anexó en Alcohólicos Anónimos (AA) durante cuatro meses, de agosto a diciembre de 2017.
"Me acuerdo bien que estuve del lunes 7 de agosto al lunes 11 de diciembre, cuatro meses completamente encerrado; no me funcionó", aseguró.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, el 12.3 por ciento de los hombres de 18 a 65 años del estado de Veracruz consumen alcohol de manera consuetudinaria.
El concepto de alcoholismo consuetudinario se refiere a aquellas personas que beben por lo menos una vez a la semana o grandes cantidades en una sola ocasión. La misma encuesta revela que el 6.6 por ciento de los hombres veracruzanos de 18 a 65 años toman alcohol a diario.
Casi ocho meses después de luchar sin éxito contra su enfermedad en una central de Alcohólicos Anónimos, Daniel decidió habitar en el Asilo Cogra. Allí no sabe del alcohol, pues su prioridad es ayudar a sus amigos.
EL ASILO: SU VIDA
Daniel se despierta todos los días a las seis de la mañana. Se baña y espera a que den las ocho para que lleguen los trabajadores del asilo. Junto con ellos realiza los quehaceres diarios; empieza por quitar las sábanas orinadas y limpiar las camas.
También barre las áreas comunes y ayuda a bajar los alimentos desde la cocina, que está en el segundo piso. Desayuna con sus compañeros asilados, mientras los cuida. Después apoya recogiendo los platos.
A las 11 de la mañana ya está en el bazar, en la parte exterior del inmueble. Ahí dobla el cartón, aplasta botellas de plástico y latas y desarma los colchones inservibles. Todo el material lo vende a recicladores con el fin de llevar dinero al asilo.
Cuando alguno de los adultos mayores enferma o necesita ser hospitalizado, él es quien los cuida. Esa es su vida desde julio de 2018. Para Daniel no hay mayor satisfacción que ver por ellos. Lo hace porque quiere y puede, dijo.
Aunque nunca tuvo hijos, pues es estéril, tiene un hermano y dos sobrinos que lo visitan ocasionalmente, sin embargo, prefiere vivir en el asilo, donde es el adulto mayor más apreciado por la directiva y los trabajadores.
La fortaleza que le dieron años de trabajo como infante de Marina ahora se refleja en sus colaboraciones dentro del Asilo Cogra, la medicina con que superó su alcoholismo y la familia que siempre quiso.