• Veracruz

El trabajo está muy bajo: tatuadores resisten a crisis por pandemia

  • Miguel Ángel Cortés
"Los clientes tienen dudas", dice Zaira, propietaria de un estudio de tatuajes, quien enfrenta pérdidas por el pánico por pandemia

Veracruz, Ver.- "Apenas nos veníamos levantando", dijo Zaira Arellano, tatuadora en un estudio de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. La tercera ola de la covid-19 ahuyentó nuevamente a los clientes, temerosos por contagiarse.

´Dharma Tattoo Studio´ es uno de los pocos negocios que sobreviven en la Plaza Américas, uno de los centros comerciales más concurridos de la conurbación hasta antes de la pandemia. Zaira apenas había cambiado la ubicación del estudio para reforzar las medidas contra la covid.

 

"Hay muchos locales vacíos, yo creo que por el momento muchos no se van a arriesgar a regresar o rentar en una zona muy cara.

Yo creo que ya la mayoría se está acostumbrando a ventas en línea y todo ese tipo de cosas mientras su giro lo permite", afirmó.

 

La tatuadora enfrenta pérdidas económicas que ascienden a los 25 mil pesos, el costo de la renta del local, pues desde principios de agosto el trabajo en el estudio disminuyó hasta un cincuenta por ciento.

"El trabajo ha bajado bastante, pero intentamos mantener a la mayoría de nuestra clientela dándoles la seguridad de que estamos llevando todas las medidas preventivas", comentó.

 

 

Pese a que los tatuadores estaban acostumbrados a trabajar con protocolos por el riesgo sanitario que implica su actividad, el miedo a contagiarse del SARS-CoV-2 ocasionó múltiples dudas entre los clientes.

¿Cuáles son las medidas contra la covid? ¿Cuál es el protocolo de protección? ¿Todo está estéril? ¿Cómo desinfectan los instrumentos? –  Son solo algunas de las preguntas de la clientela.

Las medidas de higiene en el estudio de Zaira están a la altura de un servicio médico: los tatuadores usan mascarillas y guantes, a los clientes se les toma la temperatura y se les da gel antibacterial. Pero basta; el contacto físico es inevitable y pone a pensar.

 

"Con covid o sin covid tenemos un protocolo de seguridad antienfermedades, que es un protocolo que seguimos de todas formas; con el covid se ha venido intensificando un poco más, pero nuestro protocolo siempre es el mismo", señaló.

 

La tatuadora reconoció que los clientes ahora "la están viendo más de cerca" pues el foco de infección de la covid se trasladó a personas menores de 40 años, según informes de la Secretaría de Salud federal.

Aunque hay tatuadores que ofrecen el servicio a domicilio, para Zaira es, en absoluto, nada recomendable. Hacerlo significa un riesgo tanto para el material como para los propios tatuadores.

 

"Ir a domicilio es sacar de nuestra zona estéril todo nuestro material, es más seguro para nosotros que ingresen a nuestro local, que está totalmente estéril, a tener que sacar el material a la calle e ir a algún domicilio donde podría estar el virus", aseguró.

 

 

Para resarcir los daños por la tercera ola, Zaira lucha contra el miedo de los clientes a través de infografías que publica en la página de Facebook de su estudio. Así, informa los procesos de desinfección del material y también como mantiene higiénico el local.

Uno de los métodos de desinfección de los instrumentos, por ejemplo, es la esterilización por autoclave, un recipiente con la forma de un tanque calentado que sirve para coagular y matar los microorganismos por medio de vapor.

"Constantemente estamos subiendo toda la información para que así el público esté más informado y sepa también qué tipo de medidas tiene que exigir a cualquier lugar que asista", expresó.

 

CONTAGIADA, ENFRENTA LA CRISIS

Además de los daños económicos que enfrenta por la tercera ola de contagios, Zaira Arellano resultó contagiada de covid-19. Realmente desconoce con exactitud el lugar donde se infectó, pero cree que pudo ser en un gimnasio.

Pese a que está aislada en su domicilio, su estudio de tatuajes continúa abierto. Solo dos de los cuatro tatuadores que colaboran con ella resultaron negativos a la prueba diagnóstica y son ellos quienes atienden el negocio.

La tatuadora presentó síntomas a partir del pasado 7 de agosto. Primero tuvo fiebre y dolor de cabeza y, cinco días después perdió el gusto y el olfato. Ahora tiene tos y, de repente, se le dificulta la respiración.

Según Zaira, en los primeros nueve días de la enfermedad gastó aproximadamente 10 mil pesos tanto en atención médico como en el cuidado y comida de sus tres hijos menores de edad, con quienes no puede tener contacto físico por el momento.

 

"Básicamente yo vivo sola con ellos, entonces sus comidas y todo tengo que mandárselas a pedir", dijo.

 

Ha escuchado tanto de la covid, que su mayor miedo es que sus hijos se contagien y puedan tener complicaciones. Ahora sabe que la enfermedad ataca emocionalmente y que evitar el pánico es imposible.

La enfermedad solo llegó a empeorar la crisis económica que enfrenta desde 2020 a causa de la pandemia. El sentimiento de los tatuadores de la zona conurbada es genera: "no hemos podido recuperarnos".