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Dulce Queque: emprendimiento durante pandemia
Alejandra Sosa Schmidt emprendió un negocio de repostería en plena pandemia de la covid-19 para pagar los últimos semestres de la licenciatura en Gastronomía.
Motivada por su hermano Marino Gustavo, la joven comenzó primero con la venta de galletas de mantequilla tipo pastisetas y, posteriormente, de brownies de chocolate.
"La idea surgió desde que mi hermano y yo queríamos poner algo aprovechando que yo tenía el conocimiento para poder hacer platillos salados como dulces", platicó.
El negocio – bautizado como "Dulce Queque" – inició en agosto de 2020 a través de Internet, sin embargo, pronto se volvió un proyecto ambulante gracias a su padre.
Su padre vende los brownies en un conocido supermercado de Boca del Río y en el boulevard Manuel Ávila Camacho, desde el Hotel Lois hasta Plaza Sol desde el pasado mes de febrero.
El éxito inesperado para Alejandra y su familia colocó a Dulce Queque en el gusto de los jarochos y volvió al negocio una oportunidad para reducir los gastos en casa durante la pandemia.
BROWNIES HECHOS CON AMOR
Las galletas de mantequilla tipo pastisetas fueron el primer postre que Alejandra preparó para "Dulce Queque", sin embargo, los brownies se convirtieron en el producto más solicitado.
"Creíamos que iba muy bien, porque nos encantaba cómo sabían (las galletas), se veían muy bonitas, porque podía darles formas para que se vieran más atractivas"
Pero no se vendían tanto como creíamos, así que implementamos nuevos productos para Dulce Queque", platicó Alejandra.
Antes de crear "Dulce Queque", la joven de 23 años era inexperta en la preparación de brownies, que afirmó jamás le quedaban como esperaba.
Una y otra intentó prepararlos hasta que encontró la clave para unos brownies suaves y esponjosos, "hechos con amor", como el eslogan de su negocio.
Los meses de aislamiento social por la pandemia le dieron la oportunidad de aprender su preparación a prueba y error, pero la contingencia sanitaria también fue un obstáculo.
Inicialmente, la venta de los postres fue complicada, pues la joven comentó que la gente no quería comer en la calle por temor a contagiarse.
Sin embargo, conforme la gente fue probando sus brownies el negocio despuntó hasta permitirle apoyar a su familia con los gastos.
"La pandemia arrasó con todo, sinceramente, y a mí siempre me ha gustado aportar en algo, entonces así es como empezó para evitar más gastos", dijo.
SU PADRE, DEDICADO DE TIEMPO COMPLETO A APOYARLA
En febrero de 2021, el padre de Alejandra le pidió que llenara con brownies una hielera. A partir de entonces, acude todas las tardes y noches a venderlos en el boulevard Manuel Ávila Camacho.
De acuerdo con la estudiante de gastronomía, su papá se dedica de tiempo completo a apoyarla con la venta.
"Con la pandemia se ha dedicado por el momento a nosotros, a la familia, a andar vendiendo, y se le agradece bastante que haya decidido a dedicar de tiempo completo a que se pueda seguir creciendo", compartió.
El hombre se postra todos los días de dos a cinco de la tarde en Soriana Boca del Río y en el boulevard de siete a 10 de la noche para vender los brownies.
Alejandra está agradecida con su familia por haber creído en ella y formar un equipo.
ESTUDIANTE BECADA
Alejandra Sosa Schmidt es estudiante del noveno semestre de la licenciatura en Gastronomía en el Instituto Culinario de México (ICUM) en Puebla.
Desde el inicio de su carrera fue becada, sin embargo, pagaba una colegiatura mensual superior a los 13 mil pesos.
Cuando inició la pandemia de la covid-19, el ICUM le redujo la colegiatura a 10 mil 500 pesos mensuales, cantidad que paga gracias a la venta de sus postres.
"Se ha podido pagar mi colegiatura con eso y estoy muy feliz, de que este negocio que empezamos es el que ha podido pagar mis estudios", indicó.
La joven se graduará de la carrera el próximo diciembre, con la esperanza de ser una chef reconocida en Veracruz y de su negocio se expanda.