• Xalapa

Rosita se quedó sin ahorros; cumple 1 año sin propinas como empacadora

  • Isabel Ortega
La mujer de 68 años no tiene acceso a los programas federales y aún no puede regresar como empacadora para ganarse sus propinas

Desde hace un año y dos meses, Rosa Contreras se quedó sin ingresos. Ella era “empacadora” en la sucursal de Aurrera Las Trancas, donde laboraba hasta ocho horas para ganarse 300 pesos diarios en propinas.

La pandemia por el virus SARS CoV-2 provocó que Rosa y cientos de empacadores -conocidos como cerillitos- fueran enviados a sus casas a confinarse, sin la posibilidad de ganarse monedas al final de una caja registradora. La mujer de 68 años hoy confiesa que sus ahorros se terminaron. 

La mujer, de estatura pequeña, tez blanca y voz baja, confiesa que no es beneficiaria de la Pensión de Adultos Mayores porque no tenía la edad mínima para obtener el apoyo; ahora que se enteró que se acotó el plazo para obtenerla, fue a preguntar, sin embargo, por la veda electoral, le dijeron que regresara el próximo lunes.

Según el censo de población de 2020, en Veracruz hay 810 mil 133 personas mayores de 65 años. Por rango de edad hay 79 mil 233 personas de 65 a 69 años; 203 mil 156 de 70 a 74 años; 145 mil 737 de 75 a 79 años; 95 mil 232 de 80 a 84 años y 86 mil 684 personas con más de 85 años.

En Veracruz al menos 773 mil 203 adultos mayores son beneficiarios del programa 65 y más, según datos de la Secretaría del Bienestar; por lo que otras 30 mil personas estarían en lista de espera. Después del seis de junio se reabrirán las ventanillas para realizar el trámite en el Estado.   

Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2018, señalan que siete de cada diez personas de 65 años o más recibían ingresos por pensión por jubilación o por programas sociales, sin embargo, la condición de recibirla no fue suficiente para erradicar la pobreza entre esta población.

El reporte de Coneval apunta que las transferencias monetarias, principalmente las pensiones por jubilación y los apoyos por programas sociales, fueron el principal ingreso de la población de 65 años o más en 2018.

Y son las mujeres en edad avanzada, como Rosa, las más propensas a carecer de pensión por jubilación y depender de los apoyos de pensión vía programas sociales.

En un inicio, el programa pensión universal del gobierno de Morena solo se entregaba a personas mayores de 68 años, sin embargo, se modificaron las reglas de operación en marzo del 2021. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que ahora se va a entregar desde los 65.

Debido a que los cambios en las reglas de operación se hicieron previo a la veda electoral, el tema sólo quedó como un compromiso, y será hasta el año próximo cuando se pueda pagar a los beneficiarios, pues el presupuesto 2021 se aprobó en diciembre y en ese monto se consideró a personas mayores de 68 años.

Rosa se enteró de los cambios en las reglas de operación del programa federal y consideró que era una forma de obtener un ingreso extra, ahora que no tiene trabajo, ni fecha para poder regresar como empacadora.

Hace un par de semanas que el semáforo epidemiológico estaba en verde, los trabajadores adultos mayores se empezaron a reincorporar a los centros comerciales; sin embargo, con la variación de la colorimetría a naranja, nuevamente los mandaron a resguardo.

“Mi cuñado, ya había regresado; trabaja en el Súper y lo volvieron a regresar a su casa”, comenta en charla con este medio de comunicación.

La entrevistada cumple 68 en agosto, y desde hace tres años es empacadora en los centros comerciales. Fue personal de la Quinta de las Rosas, Centro de Atención Integral para Personas Adultas Mayores, perteneciente al DIF Estatal, el que la vinculó con la tienda de autoservicio.

Debió presentar un certificado médico, comprobante de domicilio y su acta de nacimiento para que personal del DIF integrara su expediente, para luego remitirlo a la tienda de autoservicio, “me mandaron para allá”.

La empresa transnacional ocupa la mano de obra de los adultos mayores sin garantizar una sola prestación, salario o gratificación por apoyar en empacar los productos que ahí se venden, “si le dan a uno bien, si no, a veces no saca uno nada”.

Para llegar al centro comercial debe caminar poco más de un kilómetro, de la avenida Murillo Vidal a 20 de noviembre. Ahí toma un camión que la deja en las inmediaciones de la tienda ubicada en las Trancas, perteneciente a Emiliano Zapata.

“En 20 de noviembre pasa el camión que va a las Trancas y de regreso es igual, saliendo de Aurrerá sale el camión, pagamos 12 pesos porque nos cobran la mitad por la tarjeta del Insen”.

La cadena, que tiene al menos seis tiendas en la capital del Estado, no ofrece ni comida o agua a los adultos mayores, “teníamos que llevar dinero para comprar algo allá, si nos daba hambre”.

Para mandarlos a descansar les comunicaron que “les apenaba” no poder emplearlos, pero era necesario que se mantuvieran en resguardo para evitar el riesgo de contagio del virus SARS CoV-2, al ser un grupo vulnerable.

Luego de que fue vacunada en el mes de abril, pensó que pronto podría regresar a trabajar, pero ya pasó otro mes y no les han llamado para regresar a empacar a la tienda de autoservicio.

En días buenos sacaba hasta 300 pesos, lo que le generaba ingresos de hasta 7 mil pesos al mes, parte de ese dinero, cuenta, lo depositaba en el banco, lo que le permitió generar un pequeño ahorro que ya se acabó, pues desde hace un año no trabaja.

“Ya estoy desesperada porque no tengo dinero”. Antes de ser empacadora ayudaba a cuidar enfermos y en otro tiempo vendía pollo en la avenida, sin embargo, por la edad ya no le dan trabajo para cuidar a otras personas, además, es un riesgo estar en la calle por la pandemia.