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Convierten cenizas de quienes no superaron la pandemia en vida
Coatepec, Ver. - La mitad de las personas sepultadas en el cementerio “Bosque de vida” lucharon contra la pandemia de covid en la peor crisis sanitaria de los últimos años; ahora sus restos alimentan árboles que contribuirán al cuidado del ambiente.
Es la esencia del primer panteón ecológico en Veracruz y el primero a nivel nacional en trascendencia forestal; la idea es cambiar la forma en que se llevan a cabo los entierros en Coatepec y la región.
Además, el proyecto también ayuda a solucionar la saturación que existe en los camposantos de Xalapa y la región.
A la fecha, las autoridades han reportado en Veracruz, de manera oficial, más de 9 mil 700 personas que murieron a consecuencia del covid-19.
En Xalapa, desde el año 2020 las propias autoridades municipales pretendían ampliar los espacios en los panteones, ante la incertidumbre de los estragos. Un año más tarde, surgen nuevas opciones para el descanso de los fallecidos.
OTRA VIDA
Fernando Olivares, director general del proyecto Bosque de Vida, lo describe como la posibilidad de “dar vida mediante las cenizas de nuestros seres queridos depositadas en una urna biodegradable”.
El lugar se encuentra en La Herradura, una localidad de Coatepec a 20 minutos de Xalapa. El empresario añade que las cenizas se depositan en la tierra y a la par se siembra un árbol para generar “un bosque lleno de historias y de recuerdos”.
El proyecto busca vincular el hecho traumático de la muerte a un ambiente natural donde se trabaje el proceso de duelo.
Aunque no se concibió como una salida alterna a la crisis de fallecimientos y falta de espacios para los entierros como consecuencia de la pandemia por covid-19, coincidió en que los primeros en ser sepultados en estos espacios precisamente murieron por coronavirus.
“Aun así aquí también buscamos trabajar sobre quién se queda otorgando asistencia tanatológica, porque ellos son los que sufren la muerte, se sufre la ausencia de nuestro ser querido; al mismo tiempo aportamos para una nueva vida”, dijo Olivares.
Añade que “Bosque de Vida” tiene otro fin: se busca que en unos 80 años sea donado a una reserva ecológica a alguna organización que se encargue de su conservación.
“Son 80 años los que tenemos destinados con la idea de que podamos tener un bosque adulto y aquí se genere un ecosistema de aves, animales, plantas. La idea es conservar el ecosistema y sirva como un pulmón.
“Buscamos generar una conciencia social y creo que esta manera de ligar la muerte con esta responsabilidad ambiental ha permeado”, señaló.
El panteón ecológico tiene también una gama de árboles que pueden ser elegidos por los familiares de los ausentes.
Así, el cementerio se divide en el “bosque de las jacarandas”, donde ya varias familias han elegido esta plantación para trascender con sus seres queridos.
Igualmente, un área aparte está destinada para las hayas, y otro espacio, para la plantación de liquidámbar.
En el área de plantas también hay ciprés, encinos y robles con muchos años de existencia donde se sembrarán jardines de hortensias, lavanda y bugambilias.
MUERTE DIGNA
El manejo del duelo en tiempos de covid-19 es de suma importancia. Por ello se ha buscado que aquellos que no tuvieron la oportunidad de despedirse de sus seres queridos, por las restricciones impuestas a los fallecidos, puedan ahora tener un espacio distinto a la tristeza que podría representar un panteón convencional.
“Hubo mucho dolor y no hubo esa oportunidad de desprendernos de la manera a la que estábamos acostumbrados y aquí bosque de vida abrió ese espacio para las familias.
“Aquí se genera un ambiente de mucho amor y de mucho respeto porque vienen con los sentimientos a flor de piel y con nuestros tanatólogos sale todo eso y se retiran de este espacio un poco más en paz y liberados de esa presión que los aquejó en un momento tan difícil”, cuenta Olivares.
Precisamente es lo que lo hace distinto de otros sitios, pues en este lugar no solo se realiza la ceremonia funeraria, sino que se otorga acompañamiento psicológico y tanatológico durante todo un año.
“Nosotros entramos antes de morir, podemos llevar al paciente a bien morir con ayuda de los cuidados paliativos, de las sesiones tanatológicas, a él y a su familia; una vez que ocurre el deceso realizar la ceremonia en compañía de un profesional.
“Una vez que se depositan las cenizas seguimos este proceso por un año para quien más lo necesite”, enfatiza.
CRISIS EN PANTEONES
Los más de 9 mil 700 muertos reportados hasta este domingo en Veracruz, saturaron los panteones a lo largo y ancho del estado.
Durante el peor momento de la crisis en 2020, ciudades como Veracruz, Coatzacoalcos y Xalapa, reportaban una saturación en los servicios crematorios y pocos espacios en los cementerios.
De hecho, en la capital del estado se reportó hacia el mes de febrero de este año que en el panteón municipal solamente quedaban alrededor de 13 espacios para sepultar a igual número de personas.
Pero la cifra oficial manejada hasta el momento ni siquiera estaría cerca de la real, proyectada por el propio gobierno federal.
De acuerdo con el documento “Exceso de Mortalidad”, presentado a finales de marzo por la autoridad sanitaria, la realidad es que casi 18 mil personas habrían muerto ya en Veracruz por alguna causa asociada al coronavirus Covid-19, en lugar de las poco más de 9 mil.
Lo anterior implica una diferencia de más de 7 mil personas más que han muerto por complicaciones del virus y no han sido registradas como tal.
El estudio indica que, sin pandemia, el número de muertos que se esperaba para Veracruz hasta 2020, era de 64 mil 48 personas, por todas las enfermedades que se han presentado en la entidad en un lapso de cinco años, a partir del 2015.
Sin embargo, el número de muertes que en realidad se presentaron, tomando en cuenta el número de certificados de defunciones que se han emitido desde el inicio de la pandemia y al momento de la elaboración del análisis, es en realidad de 81 mil 604 veracruzanos fallecidos.
En porcentaje han muerto un 27.4 por ciento más veracruzanos que en los años previos a la llegada de la pandemia.
Por ello, además de ser una alternativa a las condiciones adversas que se presentan en los panteones convencionales, el proyecto del egresado de la Universidad Veracruzana (UV) también busca impactar lo menos posible al medio ambiente.
“Lo que busca es generar un servicio funerario integral, desde la fabricación de ataúdes convencionales, reducir la tala de árboles a través de la construcción de estos ataúdes que pueden ser de mimbre o de bambú, que no impactan tanto en el ambiente”, sostiene.