• Xalapa

Ante ventas bajas, estudiantes UV promueven a 'Don Volo'

  • Isabel Ortega
Por más de 35 años vendió volovanes en instalaciones universitarias; la pandemia por el virus Sars CoV-2 le arrebató su punto de venta

Sin estar matriculado en la Universidad Veracruzana (UV), don Augurio González tiene un lugar entrañable entre alumnos de la facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS). Todos lo conocen como “Don Volo” y hoy tratan de ayudarlo ante la falta de empleo que genera la pandemia por covid-19. 

Augurio calcula que tiene más de 60 años, porque perdió su acta de nacimiento. Es originario de Coatepec y desde 1985 viaja a la capital del estado para ofrecer volovanes de pollo, jamón, chorizo, queso philadelphia y zarzamora en las inmediaciones de la FCAS. 

Sin embargo, su clientela cumple nueve meses ausente. Los universitarios y personal de esa facultad permanecen confinados para no contraer el virus SARS COV-2. A pesar de ello, los mismos alumnos han iniciado una campaña en redes sociales para promover su nuevo punto de venta, ubicado en la calle Gutiérrez Zamora. 

Amigos de Xalapa y Coatepec...
"Don Volo", famoso en Xalapa y sobre todo en la facultad de FCAS, es un señor mayor que por la pandemia se quedó sin trabajo... Ahora se encuentra todos los días vendiendo sus volovanes en la mañana en correos...
¡Ojalá todos podamos apoyarlo y comprarle volovanes! 

Si bien la venta no es la misma en comparación a un día de clases, explica Augurio, algunos estudiantes y egresados que radican en Xalapa han acudido a comprarle volovanes, por los que gana una comisión de tres pesos por unidad. 

Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI revela que, hasta julio de este año, creció el número de personas que trabajan en la informalidad, de cada 100 empleos, el 54 laboran en la calle.

Don Volo, la historia detrás de la venta diaria 

Para llegar a Xalapa, Augurio despierta a las 4 y media de la mañana. Debe recoger el producto que más tarde revende.  

“Como vendedor de volovanes ya tengo casi 35 años. Estuve vendiendo 25 años en Administración, donde estudian Sistemas y Contaduría, ahí vendía en las tardes. De ahí me fui a la facultad de Ciencias Administrativas y Sociales”, comentó en entrevista con E-Consulta.

Viaja de Coatepec en el transporte público y si la canasta le pesa mucho debe tomar un taxi al centro de la ciudad. La pandemia flexibilizó su horario, antes llegaba a las 8 a FCAS, ahora su arribó es a las 9, y se queda hasta las tres y media o cuatro con la intención de vender la mayor cantidad de producto.

El temor al contagio del virus Sars CoV-2 hace que los transeúntes no compren su producto, a pesar de que usa cubrebocas y tiene un gel desinfectante a la mano que usa de manera constante durante la entrevista.

“El gobierno dice quédate en casa, pero si uno se queda en casa no come, por eso estoy agradecidísimo con el director y los estudiantes y los que ya salieron, porque ahorita no me han dejado morir y me han venido a comprar volovanes”.

El adulto confiesa que en ocasiones no come, y debe estar de pie por varias horas. Su edad y condición física limitan que pueda caminar por las calles, por lo que desde el 14 de diciembre decidió instalarse frente a las oficinas de Palacio Federal, en la calle Zamora, en el centro de la ciudad. 


Pide un permiso temporal para vender en el centro 

Don Volo refiere que la ha pasado mal en los últimos nueve meses; no tiene ningún programa social o beneficio del gobierno, por lo que su sustento diario depende de su canasta de volovanes.

El lunes 14 de diciembre intentó instalarse en las inmediaciones de palacio de gobierno, pero los inspectores del Ayuntamiento de Morena, que encabeza Hipólito Rodríguez Herrero, se lo impidieron; intentaron quitarle su producto, y hasta lo “siguieron” por la avenida Enríquez y sus alrededores para limitar su venta.

El vendedor confía que la UV regresará a clases presenciales en enero del año próximo, para así regresar a su antiguo punto de ventas, “yo quisiera que los inspectores no me molesten que me dejen trabajar, va a ser provisional para ir sobreviviendo, porque nos las estamos viendo negras”.

Las redes sociales y sus antiguos compradores le han apoyado para sacar un poco de dinero, lo que agradeció con lágrimas, “no se tentaron el alma los inspectores, venía caminando desde los Sauces, y ahí vengo con la canasta”.

Don Volo se gana solo el 20 por ciento del costo del hojaldre, y en ocasiones cuando se encuentra a alguien que no ha comido le comparte su ganancia, pues le da el volován sin cobrarle.

No aclara cuánto gana en un día, pero calcula que con 300 pesos puede comer una semana, “un huevito y frijolitos” y darse el lujo de comer un pedazo de carne los sábados.