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Guillermo sacrificó su casa por un negocio; quebró por pandemia
Veracruz, Ver.- Guillermo tuvo que hipotecar su casa para poder cumplir uno de sus más grandes sueños: poner un club nocturno donde las personas pudieran pasar unos instantes de diversión y de esta manera tener una fuente de ingresos, pero la pandemia por el covid-19 vino a dañar los ocho años de trabajo que llevaba invertidos en ese proyecto.
Desde mediados de marzo los dueños de antros y bares fueron los primeros en cerrar sus puertas debido a la emergencia sanitaria por el covid-19 y ahora, tal parece que serán los últimos en poder reanudar actividades.
Así es como lo expresa Guillermo, dueño de Cabaret Night Club uno de los muchos establecimientos que tuvo que cerrar y que ahora permanecen en la incertidumbre, pues aún no tienen fecha para volver a dar servicio.
"La estamos pasando muy mal, hay mucha incertidumbre no hay una fecha en la que podamos regresar, habían manejado septiembre, pero así como van las cosas no creo que sea", dijo Guillermo.
Debido al cierre a principios de la cuarenta tuvo que despedir a más de la mitad de su plantilla laboral que era de 30 personas, y ahora solo permanecen laborando tres de sus trabajadores.
Fueron 27 familias entre meseros, bartender, bailarines, personal de sonido y seguridad los que se quedaron sin su única fuente de ingresos.
"Desde el día que cerramos todo lo que es show se cortó, los otros todavía los aguantamos porque realmente no esperábamos que fuera tanto tiempo y fue hace un mes que les dije que ya no podría pagarles", dijo Guillermo.
Los ahorros que tenía para sobrellevar los días de cuarentena se acabaron entre los pagos de las nóminas de los pocos empleados que le quedaban y los recibos de agua y luz, que pese a que el lugar no está activo se tienen que seguir pagando.
Guillermo asegura que tienen que pagar de agua mensualmente de mil 500 a 2 mil pesos, mientras que la luz le llego de 9 mil pesos mensuales, sin operar durante casi tres meses.
Aunado a esto tienen que pagar la hipoteca de su casa, la cual se iba costeando con los ingresos que generaba el negocio.
Asegura que las pérdidas ascienden casi a medio millón de pesos por los más de tres meses que llevan cerrados.
ANTROS SE CONVIRTIERON A RESTAURANTES
La mayoría de los dueños de centros nocturnos optaron por convertir estos negocios en restaurantes para así seguir brindando trabajo y sobrevivir hasta que las autoridades sanitarias les den luz verde.
Guillermo considera esta opción como una alternativa necesaria para que los lugares no cierren definitivamente.
Aunque esto también represente un gasto extra ya que tienen que adquirir gel antibacterial, caretas, guantes, sanitizar el lugar y verificar que no infrinjan ninguna norma de la nueva normalidad, para que no les cierren el sitio.
"No es lo mismo, no es la misma gente, pero tenemos que arriesgarnos, ya que si no hacemos nada seguiremos sin ingresos, hay que adaptarnos ante la situación", comentó Guillermo.
Pese a que volverán a abrir bajo este nuevo concepto la cantidad de empleados que va a contratar no será la misma, esta vez solo podrá dar trabajo a cinco personas, pues los ingresos no van a ser iguales.