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Pandemia lo obligó a empeñar su silla de bolero, ahora pide limosna

  • Fluvio Cesar Martínez
Ante la falta de trabajo Marco Antonio tuvo que salir a las calles a pedir trabajo y ayuda de las personas para alimentar a su familia.

Coatzacoalcos Ver. - Mezclado entre menores limpiaparabrisas, vendedores de cubrebocas y juegos de mesa está Don Marco Antonio Ríos, un bolero desde hace 25 años, a quien la crisis derivada de la contingencia sanitaria lo obligo a salir a las calles para pedir ayuda de las personas y así llevar el sustento a su familia.

Acostumbrado a recorrer las calles de Minatitlán y Coatzacoalcos lustrando zapatos para mantener a su familia, en este mes se vio en la necesidad de empeñar en mil 200 pesos su silla y herramientas ante la falta de zapatos que bolear.

“Yo recorría todas las casas, pero esta dura la situación y tengo una niña de 8 años que mantener por eso me vi obligado a empeñar mi silla porque tenía que llevar comida a mi familia, no puedo hacer otra cosa más que pedir, pero no robaré”, expresó el bolero.

 

 

"Requiero de su ayuda monetaria o víveres o tiene un trabajo para mí, deme la oportunidad de realizarlo, mil gracias por su comprensión. Dios nos bendiga a todos. Recuerda, quédate en casa", se lee en una lona que carga el hombre de casi 50 años.

Se instaló en el crucero que forman la avenida Universidad y Palmas en el poniente de Coatzacoalcos, como pueden observar no solo pide ayuda también trabajo pues asegura que es buen pintor y además impermeabiliza techos.

Sin embargo, por más que le ha buscado no encuentra empleo, y la situación se complica porque tres personas dependen de él:

“Mi madre, mi esposa y mi hija los tres dependen de mi por eso pido que si alguien tiene un trabajo me voy a hacerlo, pero todos me dicen que será después de la contingencia”, expresó mientras se seca el sudor. 

Explica que en 25 años no se había enfrentado a algo similar, pues que debido a la emergencia sanitaria en la que nos encontramos, las personas que acudían a lustrarse el calzado no salen más, por temor al contagio del coronavirus. 

 

 

"La verdad me da pena, pero ni modo que salga a robar, tengo que pedir de esta manera para poder mantener a mi mamá, a mi esposa y a mi hija", manifestó.

El betunero estará colocado hasta el fin de semana en este crucero y la siguiente semana irá a Minatitlán a colocarse con su lona con la esperanza de encontrar trabajo o ayuda de personas altruistas.

"Espero que mejoren las cosas, porque la verdad a veces sí me desespero", finalizó.