Veracruz, Ver.- Los padres de Diego viven todos los días con la angustia y el temor de que su hijo llegue a contraer covid-19, debido a que desde los dos años fue diagnosticado con asma, lo que lo ubica en uno de los sectores con más riesgo en caso de padecer la enfermedad.

Diego es una de las 5 mil 361 personas que viven con este padecimiento en el estado de Veracruz, según cifras de la semana 17 del Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud.

Tenía la edad de dos años cuando los médicos le diagnosticaron asma, la madre narró que los primeros síntomas que presentó su hijo fueron gripas constates por lo cual lo llevaron al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pues creían que eso no era normal.

Fue ahí cuando empezó el calvario de los padres, en el IMSS solo le recetaban anti-gripales que no lo mejoraban en nada, entonces la madre decidió consultar otra opinión médica.

El pediatra que lo atendió le dijo que su hijo padecía asma intermitente, desde entonces la preocupación a que se enfermara de gripe o cualquier otro síntoma respiratorio era alarmante para sus padres ya que los ataques de asma no lo dejaban dormir, ni realizar las actividades que implicaban un esfuerzo físico para él.

Conforme fueron pasando los años y con el debido tratamiento médico los síntomas fueron disminuyendo, pero ahora a causa del coronavirus el miedo y la angustia resurgieron con mayor intensidad.

Debido a que los síntomas de covid-19 son más agresivos para este sector de la población, ellos han tomado medidas estrictas de limpieza y desinfección en su casa y con todo lo que Diego pueda llegar a tocar.

"Le hemos dado vitamina C, tanto en pastillas como en frutas, además toma mucha agua de limón de diario (...) no sale a la tienda a ningún mandado y tratamos de cuidarlo lo más que se pueda", comentó la madre.

Debido a que el padre de Diego en su trabajo tiene constante interacción con personas y dinero, las medidas de desinfección en su casa se convirtieron en un ritual que hace cada vez que llega del trabajo.

Antes de poner un pie dentro de su casa procura sacarse los zapatos y dejarlos a fuera, al igual que ambos no salen de casa sin cubrebocas y guantes.

De la misma forma que utiliza un desinfectante preparado con alcohol y vinagre que se rocía en las manos y prácticamente todo el cuerpo, su ropa y demás artículos personales fueron aislados de tal manera que su hijo no pueda tocarlos.

Se lava las manos y después empieza a desinfectar con un trapo humedecido en alcohol los objetos y artículos que pudo haber tocado.

Las frutas, verduras y demás insumos que traen del supermercado procuran lavarlo antes de guardarlos.

Ellos saben que la enfermedad no es un juego y aunque también están conscientes que las medidas que están tomando son demasiado estrictas el temor a que su hijo llegue a contraer el virus es mucho más grande.

Ya que hace un año estuvo internado por haber enfermado de dengue hemorrágico y aseguran que no están dispuestos a volver a padecer la misma angustia e impotencia de ver a su único hijo de nueva cuenta internado.