Xalapa, Ver. - Trabajadores del volante y vendedores ambulantes, están en la incertidumbre por la instrucción del gobierno de iniciar un periodo de cuarentena a partir del 20 de marzo y hasta el 20 de abril, como medida preventiva para evitar el contagio del coronavirus covid-19. Ellos viven al día, si no trabajan no llevan comida a su casa.

Se preguntan si el gobierno federal brindará algún apoyo que permita garantizar el pago de los servicios básicos y la comida para su familia; están conscientes que, si se paraliza el trabajo en las instituciones de gobierno o el propio congreso local, será difícil que puedan cubrir los gastos del hogar.

Don Juan, con ocho años como chofer de taxi, mencionó que el hecho de que la Universidad Veracruzana (UV) suspendiera clases desde este 17 de marzo, como medida sanitaria, ya generó un efecto negativo para sus ingresos.

Este miércoles 18 bajó hasta en un 20 por ciento los usuarios, a lo que se suma el autoaislamiento de algunas familias que optaron por no llevar a la escuela a niños de nivel básico. El horario de entrada y salida de escolares una buena opción para completar la cuenta.

“Dijeron que era a partir del veinte (el aislamiento) pero ya se está notando. Sí he tenido pasaje, pero muy esporádico, no tan constante como en otros días, igual si saco la cuenta, pero también esta la gasolina. Si no hay estudiantes: qué vamos a hacer”.

El ruletero expone que la actividad económica de Xalapa depende del trabajo de la burocracia y de los estudiantes, “muchos ya se están regresando a su casa. De cuenta se pagan 250 al día, más otros 300 de gasolina”.

En días buenos, quincena y fines de semana, un taxista obtiene 400 pesos libres de la cuenta, para eso tiene que trabajar desde las seis de la mañana a las 10 de la noche.

En días de puente o a media quincena su ganancia por manejar 15 horas diarias es de apenas 200 pesos. Su ventaja, dice, es que su esposa también trabaja y aporta a la economía del hogar, “entre los dos es más fácil”.

Ya le comentó al dueño de la unidad, de quien se dice amigo, que sí se paraliza el trabajo de oficinas por el aislamiento sanitario será prácticamente imposible pagar la cuenta todos los días, “ya le hice el comentario, él también trae un taxi y se va a dar cuenta de la situación”.

En la plática confesó que bajó la aplicación de InDriver, hay servicios que le dejan muy buena ganancia y le permiten completar la cuenta, pero si la gente se aísla, será difícil que pidan alguna carrera.

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Cierre de Congreso afectará al comercio informal

El Palacio Legislativo es fuente de empleo informal, alrededor del inmueble decenas de familias obtienen sus ingresos diarios con la venta de comida, dulces, helados, y el lavado de los coches de los trabajadores, por lo que la posibilidad de que el Congreso se sume a la cuarentena les preocupa.

Don Enrique vende helados afuera de la Sede Legislativa, menciona que la venta diaria de le deja como ganancia desde 150 hasta 200 pesos diarios, y ese dinero le permite pagar la comida y los servicios de su hogar.

Tiene casa propia, pero hay que cubrir las facturas de agua, luz, gas y Megacable. Convive con cinco personas, entre ellas tres nietas que todos los días piden pan y leche. A la más pequeña, cuenta, le gusta comer pollito.

Está preocupado pues reconoce que aun y cuando salga a la calle, el aislamiento de los capitalinos le impediría vender sus productos. No descarta que la delincuencia o el robo de tiendas de conveniencias se pueda disparar ante la necesidad de comida.

El poco ingreso diario le impide tener un ahorro para hacer compras de pánico y tener una reserva de alimentos para la cuarentena. Además, dice, desde hace una semana se han ido incrementando los precios de los insumos para la venta, lo asocia a la pandemia por el coronavirus.

Isaac, vende dulces al interior del Congreso. A diario recorre el edificio al menos unas 5 o seis veces para ofrecer “la botana”, oferta chicles, gomitas, semillas y hasta nueces, el costo varía de 5 a los 10 pesos.

Comenta que tiene tres empleos adicionales a la venta de dulce, pero todos depende de la operación diaria del Congreso, pues además de la venta de golosinas, apoya en algunas oficinas al hacer mandados, trámites y el cobro de cheques de diputados.

“También trabajo con una maestra; lo que hago aquí representa el 50 por ciento de mis ingresos al mes. Si la gente no sale, la venta va a bajar”.

Mes con mes tiene que pagar los servicios de su casa y la colegiatura de sus estudios, por lo que le inquieta que durante 40 días dejará de tener un ingreso seguro.

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