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Las historias tras el viacrucis de Iztapalapa

  • La Silla Rota
María tiene grandes sueños por interpretar a la virgen, y Jesús obtuvo mes y medio de permiso en su empleo en el banco para prepararse

SHARENNI GUZMÁN

Zaira Virgina Vargas Zamora tiene 19 años y es la primera vez que participa en la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa. Personificará a la Virgen María, un anhelo que tenía desde que era pequeña ya que hace 25 años su mamá obtuvo el papel.

“Es un sueño que tuve desde pequeña, porque mi mamá hizo ese papel en la representación 150. Yo siempre decía que algún día iba a salir en la Pasión de Cristo como mi mamá. Es mi primera vez que participaba en el proceso de selección, por eso también es muy importante para mí".

Señala que la convocatoria la abrieron en diciembre y cumplió con todos los requisitos: ser mayor de edad, originaria de los ocho barrios, medir más de 1.60 metros para el papel de María, pertenecer a la religión católica y tener la primera comunión, "ser de buenas costumbres" y sin hijos.

Zaira Virginia pasó todos los filtros de selección. Al final quedaron las dos mujeres con más votos, a quienes les hicieron una entrevista. Preguntaron a qué se dedicaban y cuánto tiempo disponible tenían.

Relata que la tradición de participar en la representación del Viacrucis viene de generaciones en su familia. En total son 10 los parientes que han tenido un rol principal.

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“Cinco de la generación de su mamá y cinco de mi generación, que somos los hijos de ellos. Un año antes de mi mamá también salió mi tía de María. Sería la tercera integrante en representar ese papel", narró con gusto Zaira Virgina.

La joven que vive en el barrio de Santa Ana, en el centro de Iztapalapa, estudia el primer año de la licenciatura de Enfermería en la FES Zaragoza de la UNAM. Escogió esa carrera porque le gusta ayudar a las personas.

“La enfermería ve al humano en todos sus aspectos, desde lo social, psicológico y religioso. Acompañamos al paciente en su proceso de enfermedad. Eso es lo que me movió a estudiar esta carrera".

Para Zaira Virgina ser la Virgen María en el número 175 de la Pasión de Cristo es una bendición, también una gran responsabilidad "porque representas a la madre de Dios, pero al mismo tiempo representas a la mujer en todas sus etapas, desde ser hija hasta ser madre, con ello, las emociones que van implícitas como la alegría al ver a su hijo entrar a Jerusalén hasta el dolor de perderlo".

La joven practica la natación desde los nueve meses de edad, deporte que la ha ayudado para prepararse de manera física para el papel de la Virgen María. Desde que quedó seleccionada va a correr al Cerro de la Estrella de la Estrellade 7 a 9 de la mañana.

Este año, la Pasión de Cristo cumple su representación número 175 en la delegación Iztapalapa, donde durante jueves y viernes, los ocho barrios y el Cerro de la Estrella de la Estrellaserán el escenario de esta tradición.

Es un orgullo representar a Jesús

Iván Pedro Estrella Mosco trabaja como promotor bancario. Hace un mes y medio le dieron un permiso especial para ausentarse en su área laboral y poder prepararse física, emocional y mentalmente para representar a Jesús en el Viacrucis de Iztapalapa. En su caso ser de los personajes principales es una herencia que viene desde sus tatarabuelos.

“Voy a interpretar de los papeles más importantes y tengo una gran responsabilidad. Me dieron este permiso para poder enfocarme al 100 por ciento. Conforme se va acercando la Semana Santa la preparación es más ardua y me consume casi todo el tiempo".

El joven tiene 24 años y ésta fue su sexta postulación al papel de Jesús de Nazaret. Lo logró después de seis años de espera. En 2013 participó como el apóstol San Judas Tadeo. "Desde los nueve años he participado como soldado romano y después como nazareno".

Comenta que esta participación de la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús es una tradición familiar.

“Ha sido por generaciones a partir de mi tatarabuelo. Mis abuelos y mi mamá participaron en su momento. De 1984 al 1986 mi mamá fue María Salomé. Por lo que desde chico veía la procesión y eso me dan ganas de participar".

Para Iván Pedro la preparación no ha sido fácil. Ha tenido que conjugar lo psicológico, físico y espiritual. Desde hace dos meses practica un entrenamiento muy intenso.

A las 7:00 horas empieza. Primero hace calentamiento durante 40 minutos; luego corre a trote por cuatro kilómetros; seguido hace un arrastre de dos kilómetros con una cruz de tronco con un peso similar al que va a cargar el Viernes Santo, que es de 90 kilos.

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“Al final llevo otro tronco que es de menor peso, cerca de 50 kilos, y esto para fortalecer hombro. Eso lo hacemos en un sendero que está a la punta del Cerro (de la Estrella) para poner mucha resistencia y fuerza en las piernas".

Para la preparación espiritual asiste a misa cada ocho días. La retroalimenta con una sesión de espiritismo que enfoca a conocer su personaje, la tradición e identidad de los ocho barrios de Iztapalapa.

Para la parte psicológica se adentró en un proceso de reflexión y conocimiento, tanto de su interior como la conexión con el personaje.

He sido tres veces Poncio Pilatos

Roberto Guillén Flores es la tercera ocasión consecutiva que representa a Poncio Pilatos, la autoridad romana, en la representación del Viacrucis en Iztapalapa.

“Llevo más de 25 años participando directamente. He hecho desde el personaje de apóstol hasta Judas y Poncio. También he sido presidente del Comité Organizador de la Semana Santa. Ahora soy encargado del diseño de escenografía".

Como su papá formó parte del comité, Roberto desde los seis años está involucrado por convicción, "lo traía en la sangre". Y a partir de los 21 entró de lleno. Primero en la actuación y después en la organización.

Al igual que los actores de Jesús y María, participar en la representación de la Pasión de Cristo es una tradición familiar.

“Mi padre representó el papel principal en el 70 y durante fue parte del comité de organización. También fue diseñador de la escenografía y de alguna forma en mi familia se ha heredado ésta tradición de generación tras generación. En los años 30 mi abuelo fue romano. En el 2003 mi hermana fue Virgen María".

Roberto es artista plástico. Se dedica al dibujo, pintura y escultura. Con el Museo de Arte Popular participa en el proyecto de alebrijes monumentales. También hace escenografías y carros alegóricos.

Con información de La Silla Rota