- Xalapa
Magaly, la joven que amaba patinar por plazoletas de Xalapa
Xalapa, Ver. – “Lo mejor no se planea sino sucede”, solía decir Magaly Hernández Marín, una joven de sonrisa inagotable, que a todos lados cargaba consigo unos patines del número tres. La tarde del 05 de diciembre su cadáver fue hallado en una caja de agua. Alguien -prófugo de la justicia- la estranguló con una agujeta.
Hoy, Magaly es un pequeño féretro de color blanco, medía 1 metro con 53 centímetros. A ella le llamaban “Bambi”, o “Flaca”, debido a su complexión delgada y hasta por el tono agudo de su voz.
En la habitación sin revocar donde es despedida por familiares abunda la zozobra, pero también la pobreza. Escasas veladoras reguardan la fotografía de la joven. Y el café negro para los visitantes y las flores se cuentan con los dedos de las manos.
[relativa1]
Magaly -asesinada a los 19 años de edad- representa el feminicidio número nueve, cometido en Xalapa en 2017. Lo anterior, es el saldo que reporta el Observatorio de Violencias contra las Mujeres del Estado de Veracruz, entre el 01 de enero y 31 de octubre, en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares.
El crimen de Hernández Marín se registra en Veracruz, una entidad que desde el 24 de noviembre de 2016 cuenta con una Alerta de Violencia Género en 11 de sus municipios, incluida su capital, Xalapa. Pero también a 10 días del asesinato de Yendi Guadalupe Torres Castellanos, Fiscal en Pánuco, Especializada en Delitos Sexuales y contra la Familia.
Los amigos de “Maggy”, la recuerdan como una chica alegre, reservada con la gente hasta que ganaba su confianza con “una sonrisa enorme”. “Ella me daba consejos si me sentía mal, era muy comprensiva, paciente, nunca la vi enojada”, comparte Fernanda, una de sus compañeras que condena su muerte en redes sociales.
Debido a la condición socioeconómica de su familia, Magaly dejó la escuela y con ello aplazó su sueño de estudiar teatro. Hasta el día de su desaparición trabajó como despachadora en una heladería, y con el dinero que ganaba apoyaba a su padre, de oficio carpintero, y a su madre, trabajadora del hogar.
Sus conocidos, que esta tarde mitigan la pena con cervezas y tequila, recuerdan a una joven que a menudo sostenía su cabello castaño con listones de tonos pastel, para luego rodar sobre sus patines en las principales plazoletas de Xalapa.
[relativa2]
“Siempre cargaba sus patines en una mochila color negra, ese era su pasatiempo favorito”, comparte Fernanda, aun incrédula del crimen que, esta vez, embistió a ella y a los vecinos de la colonia Lomas del Seminario.
Hay indignación en el semblante de los colonos, pero también temor, aseguran, pues la muerte de Magaly se cometió a escasas siete cuadras de distancia, en un terreno baldío que es paso obligado para estudiantes de la secundaria Técnica 105, que desde poco antes de las siete de la mañana caminan hasta las nueve y media de la noche.
El último registro de Magaly fue en casa de su novio, José de Jesús Main Espinosa, quien asegura haberla escoltado el 22 de noviembre, a las 21:40 horas en la parada de autobús, pero a quien también vecinos aseguran haberlo visto en compañía de la joven en un horario similar, en las inmediaciones del lote baldío.
El padre de la víctima, Juan Hernández, asegura que las autoridades no le han informado sobre avances en la investigación. Pero sí advierte que hará hasta lo imposible para dar con el responsable que utilizó el cabete del tenis de su hija para privarle la existencia.
“Sí, sí hay sospechosos y la autoridad lo sabe. Ahorita nosotros queremos velarla y llevarla a enterrar (en Alto Lucero, Veracruz). Exigimos justicia, eso queremos”, exclama el hombre, dueño de un rostro a la imagen de Magaly, al que solo hace falta el semblante de entusiasmo.
Magaly, apasionada por el patinaje y el reggae de Bob Marley
Su pasatiempo favorito, el patinaje, Magaly lo acompañaba con melodías de reggae de Bob Marley. “Antes ella era de estilo fresa, cambió y se volvió hippie, pero aun así nunca dejó de sonreír, a pesar de estar triste”, recuerda su amiga Fernanda.
De Bob Marley, artista jamaicano, Magaly imitó las rastas en su cabello (dreadlocks), característica fundamental, para que su padre pudiera reconocerla en el interior de una caja de agua, donde fue abandonada.
Otra disciplina que la joven de 19 años alternaba con sus responsabilidades laborales era el futbol, sus amigos la recuerdan con su atuendo deportivo camino a las canchas de los 12 apóstoles, ubicada en la colonia Veracruz.
“Cuántas cosas vamos a extrañar, ella nos compartía su entusiasmo de muchas maneras, pero nos la quitaron. Hoy exigimos justicia, porque sabemos que Maggy haría lo mismo por cualquiera de nosotros”, concluye Fernanda.
[relativa3]